Noticia publicada en Diario Noticias de Gipuzkoa,el jueves día 20 de Abril de 2023
La Ertzaintza investiga las muertes por tiros de escopeta de Josu Recalde, de 53 años, e Ignacio Ábrego, de 47, en el caserío Aranburu del barrio de Olaberria
El lance se habría producido tras una discusión por la gestión de un negocio en común en una zona rural del barrio de Olaberria
El tranquilo barrio de Olaberria de Irun ha roto este jueves su paz tras conocerse el fatal desenlace de dos de sus vecinos. Los cuerpos sin vida de Josu Recalde, de 53 años, y de Ignacio Ábrego, de 47, han sido hallados a media mañana cerca del caserío Aranburu, propiedad de la familia Rekalde, con signos de violencia como consecuencia de disparos de escopeta. Al parecer, ambos gestionaban parte de los terrenos de los antiguos cebaderos de Matadero Montero, cercanos al mencionado caserío Aranburu, y una discusión sobre esa gestión podría estar detrás del grave suceso, que ha acabado con la muerte de ambos. La principal hipótesis es que el autor del crimen ha disparado mortalmente a su vecino antes de dispararse a él mismo y acabar con su vida.
El trágico suceso ha ocurrido sobre las 11.30 horas, cuando los dos hombres se habrían reunido en el caserío Aranburu, a tan solo unos metros del caserío Zamora, propiedad de la familia Ábrego, para hablar sobre el negocio compartido. Según ha podido saber NOTICIAS DE GIPUZKOA, en los últimos días las discrepancias sobre la forma de gestionar este negocio habrían ido en aumento, con graves amenazas.
Los terrenos cercanos al caserío servían desde hace un tiempo como parking de autocaravanas y, aunque todo parecía ser el origen de las desavenencias, algunos testigos señalan como causa de la disputa a los pabellones en desuso del antiguo Matadero Montero que ahora se alquilan como almacén y en los que, incluso, habría un taller mecánico. Según ha podido saber este diario de fuentes municipales, en estos terrenos, en ocasiones se han celebrado fiestas que atraían a decenas de personas con sus vehículos. La policía municipal de Irun se había visto obligada intervenir en más de una ocasión.
La pugna ha desembocado este jueves en el peor de los escenarios posibles cuando uno de los dos, cuya identidad no ha transcendido, ha disparado con una escopeta de caza al otro para, posteriormente, suicidarse con la misma arma. Los dos hombres habrían muerto en el acto, por lo que, minutos después, cuando los cuerpos han sido hallados por un familiar, estos ya se encontraban sin vida.
La noticias ha causado una gran conmoción en Irun, no solo por la gravedad de la tragedia. Ambas familias son conocidas en la localidad.
El alcalde de Irun, José Antonio Santano ha expresado a través de las redes sociales su consternación por la muerte violenta de los dos vecinos y ha asegurado que sus pensamientos están con las “dos familias destrozadas”. “A la espera de la investigación policial sólo pienso en dos familias destrozadas. ¡Muy triste!”, ha indicado.
Investigación abierta
Los servicios de emergencia desplazados al lugar –entre los que había agentes de Protección Ciudadana y de reacción inmediata, Bizkor– no han podido hacer nada por salvar la vida de los dos hombres. Los efectivos de la Ertzaintza, por su parte, han acordonado la zona cortando la vía de acceso al caserío –únicamente se ha permitido el paso a los vecinos residentes en las viviendas posteriores al lugar del suceso– y han procedido a recabar toda la información posible en el marco de la investigación.
El vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, no ha querido precisar las causas de lo ocurrido y ha afirmado, en declaraciones a los medios de comunicación en el Parlamento Vasco, que todas las hipótesis están abiertas. “No se puede asegurar al 100% que sean muertes cruzadas. La procedencia del disparo en ambos casos está por confirmar. Podría ser cruzada o podríamos encontrarnos ante un asesinato y un suicidio”, ha apuntado.
Los dos cuerpos han sido finalmente trasladados del lugar de los hechos a las 17.35 horas tras ordenar el juez su levantamiento. La Ertzaintza, por su parte, ha levantado el cordón policial que mantenía el acceso al caserío Aranburu, aunque la investigación continúa todavía abierta.
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