Se buscan camioneros
Ante la gran demanda de conductores, el CIFP Plaiaundi de Irun es uno de los pocos centros del Estado en impartir un ciclo dirigido a profesionalizar y dotar de prestigio al oficio de conductor de transporte
El sector del transporte vive en una notable crisis de falta de profesionales con plantillas cada vez más envejecidas. Las empresas no dan con un relevo generacional y los jóvenes no ven con buenos ojos ponerse al frente de un camión al tratarse de una profesión “sacrificada”, con muchas horas fuera de casa y con, además, un cada vez mayor intrusismo. Para cambiar esa percepción, el CIFP Plaiaundi de Irun imparte este curso por primera vez el ciclo de PF de Conducción de Vehículos de Transporte por Carretera, lo que lo convierte en el primer centro de Euskadi y uno de los pocos a nivel estatal en ofertarlo.
El CIFP Plaiaundi solicitó hace varios años poder impartir este curso ante la necesidad y la demanda de las empresas en el sector en Gipuzkoa, pero no fue hasta el final del último curso cuando recibió el visto bueno para poder hacerlo. “Es una pasada la necesidad que hay. El curso busca ayudar a que la gente tenga una formación de base buena y pueda funcionar. Se trata, en definitiva, de dar prestigio y hacer una formación más profesional”, explica Izaskun Etxeberria, profesora y coordinadora del ciclo.
“Los jóvenes no buscan trabajos como este y los camioneros no tienen sustitutos”
La primera promoción del curso está compuesta por tres alumnos, quienes durante un periodo de dos años adquirirán conocimientos teóricos y prácticos sobre la normativa del transporte y la conducción, de primeros auxilios y de mecánica básica. Además, tienen la oportunidad de obtener los carnés de conducir B, C y D, lo que les abre las puertas a un mercado laboral que no sospechaban.
“Los tres nos hemos hecho a la idea del trabajo que hay y que en un futuro vamos a tener la posibilidad de trabajar de ello. Quizás luego no nos guste, pero, en principio, es una posibilidad”, revela Arnold Leandro, uno de los tres jóvenes que reciben el curso.
Sus otros dos compañeros son de la misma opinión, tal y como agrega Julen Acosta, quien decidió apuntarse al ciclo al ser un apasionado de la conducción. “Tengo el carné de conducir desde hace cuatro años y, cuando me enteré de la existencia de este grado decidí apuntarme”, explica este joven, consciente de que las nuevas generaciones “no buscan trabajos como este y los camioneros que se van a jubilar no tienen sustitutos”.
“El ciclo busca dar prestigio y hacer una formación más profesional”
Michael, el tercero y último de estos alumnos, es el único con experiencia anterior en el sector, al ser técnico de refrigeración y haber trabajado durante años en el tráfico portuario en su país natal. “No estaba inmerso en el transporte por carretera, pero vas conociéndolo y le coges cariño”, indica, al tiempo que destaca las visitas a empresas del sector como Guitrans, Ortagui y Echemar.
Cambiar la imagen
Las propias empresas del territorio han sido pieza fundamental en la elaboración del ciclo y son parte activa del mismo. “Hay una carencia importante de conductores porque es un trabajo duro y se está mucho tiempo fuera de casa. A la gente joven no le atrae. Es un trabajo que requiere de cierta pasión, por lo que, que haya una conexión entre las empresas y las escuelas y los alumnos para formar a gente es una muy buena noticia”, cuentan Jose Manuel Echarri e Ibon Barbería, gerente y responsable de comunicación de Transportes Echemar.
Gracias a esta colaboración, los estudiantes pueden conocer de primera mano el día a día de un chofer de su empresa y acercar las formaciones a la propia sede. “Vivimos en una zona fronteriza y parece que siempre estamos de espalda al transporte porque molesta, pero hay miles de puestos de trabajo, entre logística y transporte, que aportan un montón de riqueza. El transporte es un sector de servicios, pero casi podría ser considerado un bien industrial”, asegura Echarri.
“Hay miles de puestos de trabajo entre logística y transporte que aportan riqueza”
No obstante, es consciente de que para conseguirlo es fundamental cambiar la imagen que se tiene del oficio y hacerlo más atractivo y, para ello, juega un papel muy importante la tecnología. “Se nota mucho y cada vez más. Es necesaria porque tienes que ir a la par con la sociedad. Las redes sociales, por ejemplo, nos permiten que en clase puedan ver a chóferes reales que se graban en Instagram mientras trabajan y así conocemos dónde están, los países que recorren, cómo es su día a día...”, explica Etxeberria.
Esta nueva tecnología también se aplica en la mejora de la vida de los propios conductores, ya que las empresas pueden determinar las horas y la posición de cada uno de sus trabajadores y decidir así cuál es la mejor ruta para ellos en función de sus horas de descanso. “Hay que poner en valor a las empresas que intentan formar a los conductores y que dan herramientas para evitar el intrusismo. Si hay una regulación, una buena titulación y formación y se tienen los mejores medios, habrá cada vez más demanda de conductores”, opinan desde Echemar.
De igual modo, es necesario crear referencias femeninas, ya que las mujeres en este sector siguen siendo una rara excepción. “Hay opciones, como ir con el reparto en un horario más normal, pero, al igual que ha ocurrido con las mujeres en los autobuses, hasta que no se empiecen a verles conduciéndolos, no nos daremos cuenta de que nosotras también podemos hacerlo”, apunta la coordinadora del ciclo.
Al mismo tiempo, es necesario potenciar su interés de algún modo y desde Echemar se pone como ejemplo la reciente división por géneros en edificios destinados a su descanso y aseo, lo que ha llevado consigo un aumento del número de conductoras. “Al final, a la Administración también hay que hacerla entender que necesitamos de acciones de este tipo”, concluye Etxeberria.
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