"Antes de rechazar a esa persona, escúchala": el consejo de Alassane, migrante senegalés que encontró su lugar en Irun
Tras 20 años residiendo en la ciudad, agradece la oportunidad recibida y comparte su mensaje con la sociedad vasca

Irun
Alassane llegó a España hace ya 20 años. Tenía apenas 17 cuando emprendió el viaje desde Senegal junto a sus padres, dejando atrás su tierra natal con la esperanza de encontrar un futuro mejor. Hoy, con la serenidad de quien ha recorrido un largo camino, recuerda su historia en SER Euskadi como si hablara de otra vida: “Yo tuve suerte, porque entré directamente a una casa. Y tener una casa donde dormir y comida para comer cuando llegas, es muchísimo para un migrante. En ese momento, ya puedes pensar y empezar a buscarte la vida”.
Su primer destino fue Murcia, en el sur de España. Durante los primeros meses, vivió en La Manga del Mar Menor, y más tarde logró alquilar un pequeño piso en la ciudad, costeándolo por sí mismo gracias a sus primeros trabajos. Poco a poco, con esfuerzo y disciplina, fue ahorrando, con la convicción de construir algo más allá de la mera supervivencia.
Su llegada a Euskadi
Un día tomó una decisión que cambiaría su vida: probar suerte en San Juan de Luz, en Francia. Pero al cruzar la frontera, se detuvo en Irun, Gipuzkoa. Allí, algo le hizo quedarse. “Me gustó la ciudad. Busqué un sitio donde quedarme y me acogieron. Fue un paso muy importante”, cuenta con emoción.
En Irun encontró más que un techo: halló una comunidad. Aunque reconoce que “lo más difícil fue que la gente me aceptara”, su espíritu abierto y su capacidad de adaptación fueron claves. Aprendió español en tan solo seis meses. “Todo lo demás vino de forma muy fácil después de eso”, asegura. Se formó, trabajó y construyó una vida estable. Hoy, sigue residiendo en Euskadi y lleva 20 años de trabajo continuo.
“Escuchar a la persona que tienes delante es el primer paso”
A Alassane no le gusta hablar de sí mismo como un ejemplo, pero lo cierto es que su historia lo es. En un contexto de nuevas oleadas migratorias, alza la voz con humildad, pero con firmeza: “Uno de los grandes problemas es que no se les da una oportunidad a los menores que vienen. No tienen una puerta abierta. Se frustran, no ven el camino, y algunos terminan haciendo cosas que no están bien”.
Alassane insiste en que la clave está en escuchar y entender al otro, sin prejuicios: “Tú no sabes de dónde ha venido esa persona, el sufrimiento que ha tenido que pasar para llegar aquí, no sabes quién es. Pero primero, antes de rechazar a esta persona, escúchala. Tienes que conocer primero al africano". A la sociedad vasca le pide empatía y oportunidades reales, sobre todo para los menores migrantes que llegan sin red ni recursos. Pero también lanza un mensaje directo a quienes están empezando ese camino: “Esfuérzate, aprende el idioma, busca formarte… Nadie te lo va a regalar, pero con trabajo, todo llega."
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