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Llamamiento a la fiesta en blanco y rojo
30 caras y dos voces representaron a las sociedades gastronómicas para ofrecer el Saludo de Fiestas. Reclamaron «ayuda moral» a los irundarras para que este modelo social tan especial no se extinga.
24.06.12 - 03:11 -
IÑIGO MORONDO | IRUN.
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«Esta semana», recordaba en la apertura del acto el alcalde, José Antonio Santano, «es la que divide el calendario en Irun». Y para abrirla, cada año, alguien recibe su llamada para encomendarle el saludo oficial. «Hace 15 días el alcalde nos llamó a todas las sociedades para convocarnos a una reunión. Y pensamos, alguna embajada para las fiestas, seguro... Pero no. Nos propuso hacer este saludo. Y nos pusimos muy contentos, la verdad». Así empezó Juanjo Aldako, presidente de Kurpil Kirolak, este saludo festivo de 2012, a cargo de las sociedades gastronómicas. La parte en castellano la asumió Luis Etxebeste, su homólogo de Irungo Atsegiña.
Hablaron de muchas cosas, demasiadas para una única crónica. Pero los mensajes, claros y concisos, sí se pueden poner negro sobre blanco. Las palabras concretas habría que atribuirlas a Aldako y Etxebeste, pero como ellos mismos reconocían, estaban poniendo voz a un texto que todas las sociedades suscribían.
Así que cabe decir que eran estas 30 entidades las que ayer aprovechaban el saludo de fiestas para reivindicar lo que son, «no sólo un sitio al que ir a comer y beber. Trabajamos todo el año». Ya había dicho antes Santano que «desde el 5 de enero, hasta el 31 de diciembre, el calendario irunés está lleno de actos que las sociedades hacen posibles». Ayer, las propias entidades pedían a los irundarras «cinco minutos para analizar el programa de fiestas de este año y ver todo lo que organizan las sociedades irundarras». Y no sólo fiestas, sino multitud de actividades culturales, deportivas, sociales, y tantísimas más de cooperación y solidarias, actualización contemporánea de la beneficiencia que recogen los estatutos de muchas de ellas. «Una ciudad sin sociedades es una ciudad triste, pero Irun goza de buena salud en eso», decían.
Para que «el fuego no se apague» pidieron ayuda exterior. «Algo como decir 'qué bien ha salido eso que habéis hecho'. No hace falta más. el trabajo lo seguiremos poniendo nosotros encantados».
Hablaron también de ese modelo social que es una sociedad. «La gente de fuera viene y siempre nos dice que esto, allá, en su tierra, no funcionaría». Resumieron ese modelo en tres palabras: «igualdad, confianza y respeto. Igualdad, porque aquí el médico y el electricista cocinan para el abogado y el arrantzale. Porque todos los socios son iguales. Confianza porque todos tienen llave, porque es como un hogar que todos respetamos y en el que todos cumplimos. Y respeto. Porque entorno a la mesa se sientan ideas diferentes, seguidores de distintos equipos o pelotaris. Y respeto hacia al exterior, tanto que muchos son socios de varias sociedades».
Y con todo «entre socios y familia directa, seguro que alcanzamos el 50% de la población». Y además, «no sé si habrá algún irundarra, si los hay serán pocos, que nunca haya comido o cenado en una sociedad»
A la fiesta
Pero no sólo estaban para reivindicarse. Las sociedades llamaron a los irundarras a la fiesta sanmarcialera. «Un compañero catalán, la primera vez que vino nos dijo 'qué sentimiento hay en esta ciudad con sus fiestas'. Sentimiento. ¿Qué tiene este pueblo que celebrar las fiestas desde 15 días antes? Se echa a la calle muchos de esos días y sin embargo, el 29, se pone serio para estallar el día 30. Sentimiento. Lloramos desde la Alborada hasta el paso vespertino por la calle Mayor».
Terminaron invitando a Irun «a disfrutar durante todas las fiestas, a compartir mesa y mantel con amigos y familia, a saltar con el paso de las compañías, a emocionarnos con el Alarde y a pasar la resaca el día 1 empapándonos de nuestra cultura en la plaza Urdanibia para ver si, como dijo aquel ilustre cronista local 'paseando entre las vacas vemos al señor alcalde'».
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