Mujeres inmigrantes se forman para cuidar a nuestros mayores
La asociación Adiskidetuak ha completado la tercera edición de los cursos impartidos en el local de Cáritas de Pío XII
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
Llegaron a Irun y a Hondarribia desde de Nicaragua, Honduras, República Dominicana, Colombia y Rumanía, entre otros países. Muchas dejaron a sus hijos en sus ciudades y pueblos de origen para procurarles, desde aquí, una vida mejor. Ése es un duelo con el que cargan todos los días y muchas noches. Trabajan, la mayoría como internas, cuidando a personas mayores. Conocen desde hace años la práctica de su empleo, pero carecían de conocimientos teóricos y decidieron adquirirlos.
Son las 23 mujeres inmigrantes que han participado en el curso de Cuidados a Personas Mayores, organizado por la Asociación Intercultural Adiskidetuak. «Es la tercera vez que organizamos este curso y cada año tiene mayor acogida», dice Rocío Calderón, presidenta de Adiskidetuak. «Hay instituciones que organizan cursos sobre el cuidado de ancianos, pero el colectivo al que nosotros nos dirigimos no tiene acceso a esos talleres. La mayoría de las personas que acuden a nuestra asociación son mujeres inmigrantes, que trabajan de internas y, además, algunas se encuentran en situación irregular. Para ellas, es difícil apuntarse a un curso oficial. Tendrían que hacer prácticas y eso requiere tener papeles: permiso de residencia y de trabajo. Además, muchas libran sólo los sábados por la tarde y los domingos por la mañana. Por eso, hemos impartido el curso en las tardes de los sábados».
El taller de Adiskidetuak, de carácter gratuito, tiene por objetivo «dotar a estas mujeres de herramientas para que puedan lograr emplearse y empoderarse. Hay algunas que vienen de sus países muy machacadas, con historias muy duras de violencia de género».
Distintos perfiles
Adac Mendoza, médico de familia, es quien se ha encargado de impartir el curso. «La mayoría de las mujeres que se apuntan a estos talleres conocen la práctica de su trabajo, pero no tienen conocimientos teóricos. Llegan aquí sin estudios o con estudios mínimos, habiendo trabajado siempre en sus casas. También hay algunas alumnas formadas: profesoras, psicólogas, abogadas, pero carecen de conocimientos de salud», explica el doctor.
En su mayoría, las mujeres que acuden al taller de Adiskidetuak «tienen experiencia en el cuidado de adultos mayores. Lo que aprenden en el curso son temas como las puestas de insulina, las tomas de glucosa y de tensión arterial, las técnicas de primeros auxilios... También resuelven dudas sobre cambios posturales, úlceras de presión o enfermedades crónicas como hipertensión o diabetes. La verdad es que aprenden con mucho entusiasmo y lo hacen en las pocas horas libres de las que disponen».
Además de los conocimientos de cuidados sanitarios, las alumnas reciben unas nociones de nutrición. «La mayoría de estas mujeres, además de cuidar del adulto mayor cocinan y hacen otras tareas en la casa. Ellas vienen con el prototipo de nutrición de sus respectivos países, que es muy distinto al europeo y se les hace un esquema de nutrición semanal con todo lo que pueden encontrar aquí. Cuando acaba el curso, les facilitamos un manual, que agradecen mucho».
Las clases se han impartido en el local de Cáritas de Pío XII. «Queremos dar las gracias al párroco de la Sagrada Familia, Jokin Mitxelena, porque sin su apoyo no podríamos realizar esta labor», dice Rocío Calderón. La presidenta de Adiskidetuak también quiso dar las gracias «a la Cruz Roja de Irun, que nos ha prestado sus maniquíes de primeros auxilios, necesarios para impartir el curso».
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