La gestión política, marcada por las elecciones municipales de mayo
Los comicios dibujaron un escenario nuevo en el que se ha gestado un gobierno de coalición entre socialistas y jeltzales
- I.M. | IRUN.
La gestión de las ciudades tiene un punto y aparte cada cuatro años. Para analizar desde la política lo ocurrido en 2015 en Irun, conviene subrayar, antes que nada, las elecciones municipales del mes de mayo.
La visita de los irundarras a las urnas configuró una nueva Corporación municipal en la que PP y Bildu perdieron representación, PSE la aumentó ligeramente y EAJ-PNV se mantuvo. El mayor cambio se produjo por la extinción de Ezker Batua y la irrupción, con muchísima fuerza, de Sí se Puede Irun, una plataforma avalada por el círculo de Podemos en la ciudad.
En este nuevo escenario, el gobierno en minoría que en los cuatro años anteriores obligaba a los socialistas a buscar apoyos para cada dictamen, se ha transformado en una coalición con los jeltzales para gobernar en mayoría absoluta, un acuerdo para dar «estabilidad» a la ciudad. Pese a las discrepancias, a veces incluso subidas de tono, que exhibieron PSE y PNV en el mandato anterior, pese a que el proceso de negociación para sellar la coalición no estuvo exento de vaivenes, lo cierto es que la entente ha echado andar con comodidad, sin mostrar hacia el exterior ni fisuras ni disputas. Habrá que esperar a ver su nivel de resistencia cuando se presenten circunstancias más complicadas que las que se han manifestado en estos primeros meses.
Es éste, por tanto, un terreno de juego distinto para la oposición, a la que ya no le es suficiente ponerse de acuerdo para obligar al gobierno a ceder. El PP, que supo negociar mucho el pasado mandato, ha empezado el actual en la misma clave. Aunque sus votos ya no sean imprescindibles para el nuevo gobierno, el interés del alcalde por ampliar el consenso y un modelo de ciudad compartido en gran medida por los tres partidos hacen posible cierto grado de entendimiento. Muy distinta es la situación de Euskal Herria Bildu, que se presentó a las elecciones con un modelo alternativo y desde el minuto uno del mandato actual ha dejado claro que lo defenderá sin ceder un milímetro. Ha encontrado en Sí se Puede un aliado. El sentido de su voto en los plenos suele coincidir y abanderan juntos las reclamaciones de transparencia y diálogo al gobierno, a las que en ocasiones se ha sumado el PP. Queda por ver hasta dónde SPI comparte el modelo que propone Bildu. El tiempo lo dirá y no habrá que esperar demasiado. El pleno de presupuestos, este mes, aclarará mucho sobre dónde está cada uno.
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