Los CSI de las termitas
Rehabite y Tecnalia han hallado restos en algunos inmuebles, pero está por determinar si son de focos activos
Durante tres días dos equipos han inspeccionado 110 casas de la Parte Vieja
- JOSEBA ZUBIALDE
- IRUN
Plaza Urdanibia, 9.00 horas. Josu Laguardia y Aritz Berastegui, de Rehabite, y Maider Arana y José Miguel Abascal, de Tecnalia, observan un plano con las viviendas y zonas verdes de la Parte Vieja. «¿Revisasteis los pisos de la calle Papinea y Pelegrín de Uranzu?», pregunta Laguardia. Arana le responde afirmativamente y el técnico tacha dos casas. Acto seguido organizan la mañana de trabajo y se reparten los inmuebles a visitar. Durante tres días maratonianos y divididos en dos equipos han inspeccionado visualmente bajos y sótanos de cerca de 110 edificios con estructura de madera de la Parte Vieja en busca de signos de la acción de termitas.
Mientras los investigadores de CSI usan luminol, láseres o polvos para extraer huellas para 'procesar' la escena del crimen, estos dos equipos se valen de «una linterna, piquetas, un punzón corto, una cámara de fotos y una caja con celulosa -para atrapar termitas-», explica Abascal. Además, cuentan con un plano con la zona a investigar y fichas por cada uno de los inmuebles.
La aparición de termitas en el número 9 de la calle Korrokoitz hace unos meses ha llevado al Ayuntamiento a realizar esta investigación de campo. Estos insectos construyen sus «autopistas» comiendo la madera, van en fila y como «no les gusta ni la luz ni el aire, tapan sus caminitos con 'churritos', que es la madera digerida», comenta Abascal. Pero a estos vecinos indeseables no hay que confundirlos con la carcoma, que «solo come la madera más blanda, que suele ser la zona exterior de las vigas y pilares, mientras que la interior, la más dura, no la tocan». Algo que sí hacen las termitas.
Mientras Laguardia y Abascal se dirigen a un solar sin edificar, la primera parada de Berastegui y Arana es la sociedad Aldabe. «¿Han visto salir hormigas voladoras?», pregunta la técnico. Si salen de una zona cercana a la madera «puede ser una pista». El socio que les recibe responde que no y les muestra el lugar, diciéndoles qué vigas y pilares son de madera y cuáles de «poliespan». Primero, Arana tantea el marco de la ventana pegando pequeños golpecitos con los nudillos, para acto seguido comenzar a 'pinchar' con el punzón esa zona y continúa por otros elementos de madera: zócalos, jambas, pilares, vigas... Si se hunde, mala señal. Mientras ella revisa la planta baja y el sótano, Aritz la sigue y, además de anotar sus observaciones en la correspondiente ficha, chequea por encima el local. «No hacemos una revisión de la estructura, pero si vemos grietas en el interior o en la fachada o vigas deformadas lo apuntamos», explica.
Láminas de libro
En la visita a Aldabe no hay indicios de termitas, y el equipo camina hacia su próximo destino en un bajo, donde les espera el dueño, «preocupado por si encuentran algo». El antiguo almacén está vacío y su propietario explica que lleva unos años cerrado. La luz exterior no llega a iluminar toda la estancia y Arana saca la linterna. En uno de los pilares el punzón se hunde un poco y al sacarlo se desprende un trozo de madera. La técnico lo observa detenidamente. «Es carcoma», asegura. Su compañero lo anota y ella continúa.
A punto de finalizar la inspección, una bajante muy pegada a uno de los pilares llama la atención de Berastegui: «Es problemático porque si gotea se empieza a pudrir». Arana sube a un taburete e hinca el punzón en lo alto del pilar. «Está duro», dice, al tiempo que hace lo mismo en la viga y la punta se hunde. Coge unos pequeños trozos de madera del interior de la viga, baja y busca la luz. «¡Qué puñeteras son!», exclama. Sostiene en la palma de su mano unas «láminas de libro» que no dejan lugar a dudas: «Son restos de termita». Berastegui lo apunta.
Concluidos los tres días, ahora toca realizar un mapa de la Parte Vieja basado en los datos recopilados, donde los puntos rojos señalarán zonas donde se han encontrado restos de termita. Al mapa lo acompañarán las fichas de todas las casas visitadas, con lo observado y algunas recomendaciones. Los resultados se demorarán «más o menos un mes», explica Laguardia, y hace hincapié en «no sembrar la alarma» porque «hallar restos no significa que exista una plaga, pueden ser restos viejos».
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