Rodando con lobos
Volk, un perro-lobo checo, coprotagoniza una de las escenas más tensas del filme sobre el gigante de Altzo
Tres canes adiestrados por Álvaro Moreno participan en la película 'Aundiya'
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
Por la escuela de adiestramiento que Álvaro Moreno tiene en Ibarla han pasado ya varias estrellas caninas del celuloide, como Sultán ('La casa de mi padre' y 'Rabia'), Argi ('Donne-moi la main' y 'On the Blacktop') y Lyly ('15 años y 1 día'), además de otros maravillosos y peludos actores de series de TV y videoclips. Con motivo de los rodajes en los que han participado, hemos conocido y acariciado a algunos de estos canes en su lugar de entrenamiento. Pero cuando esta semana acudimos a la escuela para que el adiestrador nos hablara sobre el rodaje de 'Aundiya' y nos presentara a sus nuevos 'intérpretes' nos mantuvimos a distancia.
Impresionan e intimidan mucho, demasiado como para alargar la mano y saludarles. Tienen una mirada muy fija, muy directa y dominante. Se llaman Volk y Jara. Son, macho y hembra, dos perros-lobo checos. Él protagoniza, junto con Eneko Sagardoy, una de las escenas más tensas de la película sobre Miguel Joaquín Eleizegui, el gigante de Altzo, que el equipo de 'Loreak' rueda en varias localizaciones, entre ellas Irun y Hondarribia.
La llamada del productor
Álvaro Moreno regresaba del rodaje de un capítulo de la serie Eskamak Kentzen, de ETB, «donde salgo con dos perros, cuando recibí la llamada de Ander Sistiaga (el productor de 'Aundiya'), con el que ya había coincidido en otro rodaje», cuenta el adiestrador. «Va y me dice: 'Oye, Álvaro, necesitamos trabajar con lobos, ¿qué podemos hacer?'. Al principio le contesté: «¿Estamos locos?» Pero como no me echo atrás ni para coger impulso, enseguida pensé en un par de lobos que conozco. A Jara la estoy entrenando en este momento y a Volk lo entrené hace seis años. Ahora él tiene siete y durante un año hice todo su adiestramiento. La película era un reto tremendo y de hecho, me he enfrentado al rodaje más complejo de mi vida, pero estoy muy contento con los resultados y lo más importante es que los directores de la película también lo están».
Después de que Álvaro aceptara el reto, el equipo de 'Aundiya' se desplazó a la escuela canina de Ibarla «para hacer un casting. Yo les presenté varios candidatos. En un principio, probamos con Jara, intentamos que fuese ella la protagonista, pero era muy difícil, porque es muy joven todavía. Tiene solo un año y la capacidad de concentración es menor. Tanto el equipo, por estética y presencia del animal, como yo mismo, porque pensé que podría resolver mejor la situación, nos decidimos finalmente por Volk. Hay que tener en cuenta que detrás de la cámara puede haber 30 personas moviéndose y que todo el tiempo hay un micro sobre la cabeza del animal, que va siguiéndole a todas partes. Además, va manchado de sangre de la que utilizan los maquilladores y no se la tiene que quitar, cuando lo normal es que intente limpiársela».
Una vez elegido Volk, y con Jara como doble para determinadas secuencias, comenzaron los ensayos. Álvaro Moreno tiene una larga experiencia en rodajes, «pero manejar a un perro lobo es mucho más complejo», asegura. Volk o Jara no tienen nada que ver con Sultán, el pastor alemán, «con el que puedes hacer prácticamente lo que quieras», añade Álvaro. «El perro lobo checoslovaco es un cruce de pastor alemán y lobo. Los checos crearon esta raza, intentando mantener la estética y la morfología de un lobo, pero con el cerebro de un pastor alemán, solo que no tiene todo el cerebro de pastor alemán. Siempre queda un porcentaje de lobo que lo hace más indómito. Son más primitivos y más instintivos en todo. Se distraen mucho más fácilmente y se cansan rápido. Si la situación ambiental no les resulta natural, no hay nada que hacer. No puedes generar otro tipo de estímulos o de motivaciones como lo puedes hacer con un perro. Cuando dicen no, es que no. Volk tardó muchísimo en acostumbrarse a tener el micro encima de la cabeza. Tienes que estar utilizando trucos contínuamente».
A la dificultad de estimular y dirigir a un perro lobo se sumó la complejidad de la escena en la que Volk es protagonista. «Tiene que atacar a un rebaño de ovejas y al actor que interpreta al gigante. Hasta ahí puedo contar», desvela el adiestrador. «Tiene un aire al ataque del oso contra DiCaprio en 'El renacido' pero sin trucos digitales. Somos vascos. Todo lo que sale en la pantalla es de verdad», se ríe Álvaro.
La escena en cuestión se rodó el lunes pasado, «durante todo el día. Fue terriblemente duro, largo y cansadísimo, brutal. Ha sido el rodaje más complejo de todos los que he hecho, primero, por el lobo en sí, que ya representa una complicación muy alta y después, por la tensión acumulada durante un montón de días con los ensayos, que no siempre salían bien. Hay momentos en los que el lobo tiene que morder y otros en los que parece que va a atacar, pero no ataca. Son todo trucos para que muestre esa agresividad».
Ponerse en la piel del adiestrador durante los ensayos y el rodaje resulta realmente duro, pero no es nada comparado con el pánico al que habrá tenido que sobreponerse el actor. «La verdad es que Eneko ha tenido mucho valor», dice Álvaro. «Hubo que entrenarle y prepararle para saber qué tendría que hacer, en caso de que las cosas se complicaran. Llevaba protecciones especiales debajo de la ropa, pero tuvo que ver a Volk con los dientes fuera a un metro de su cara y eso debe de ser tremendo. Mantuvo el tipo y estuvo fenomenal».
Un gran perro
El resultado ha sido satisfactorio tanto para Álvaro Moreno como para todo el equipo de la película, en parte «porque Volk es un gran perro, con un carácter maravilloso, dominante con los machos adultos, pero muy controlable. Hicimos con él una socialización muy específica y muy metódica del entorno donde vive y sus alrededores, porque de lo contrario, se estropea el carácter. Su propietario se ocupa mucho de él, hace muchísimo ejercicio físico diario. Volk es muy alto y fuerte y ese potencial hay que canalizarlo a través del ejercicio, porque si no se canaliza bien puede dar problemas de agresividad con otros perros y con la gente». El adiestrador advierte de que este tipo de perros «se están poniendo de moda y no debería. Tienen su encanto, pero no son para cualquier persona».
Álvaro Moreno abraza a Volk, a Jara y a Boby, un pastor vasco que también ha trabajado en la película, para retenerlos en el posado de la foto y agradece al equipo del rodaje «toda la ayuda que me han prestado para superar este tremendo reto».
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