Irun prende la mecha de los sanmarciales
Ayer se celebró la XXI edición del Alardealdia, la jornada festiva del Alarde tradicional. La Junta de Mandos homenajeó a la Cofradía de Hondarribia, cuyos representantes cortaron la cinta inaugural del paseo matutino
En Irun suele decirse, cuando se acercan los sanmarciales, que «ya huele a pólvora». Desde luego, la mecha que estallará en la gran fiesta del 30 de junio ya está prendida: el Alardealdia, la jornada que organiza la Junta de Mandos del Alarde tradicional, se celebró ayer sin que la llovizna calara en las ganas de fiesta de muchísimos irundarras.
La lluvia respetó, al menos, el inicio de la jornada, con el corte de cinta que inaugura la primera actividad del día: un recorrido por zonas rurales de Irun que empieza y termina en la parte vieja de la ciudad. Allí, en la calle Santa Elena, cientos de personas asistieron al pistoletazo de salida en el que cada año se homenajea a una persona o entidad, que es la responsable de cortar la cinta. Ayer fueron representantes de la Cofradía de Hondarribia, encargados, durante las veintiuna ediciones que ya suma el Alardealdia, de abastecer de hielo a todas las zonas del recorrido: su colaboración «es de agradecer», subrayaba el general del Alarde, Paco Carrillo. «Siempre se han portado de cine con nosotros y nos suministran todo el hielo necesario sin pedir nada a cambio. Hacerles este guiño de cariño y amistad era obligado».
El general se mostraba satisfecho por la gran afluencia de público que registró el Alardealdia a pesar del tiempo: «La gente se anima, coge el paraguas, se pone las botas de monte y echa a andar. Esto es una locura, una bonita locura», afirmaba Carrillo. También estuvo concurrida la zona de Larreaundi, donde se instalaron talleres y juegos para el público infantil; y la plaza Urdanibia, donde finalizaba el recorrido con una degustación de pintxos.
Récord de comensales
La jornada continuó con una comida popular en Ficoba que reunió a más de 900 comensales. «Hemos batido el récord de participación», comentaba Paco Carrillo. Más gente acudió al ferial por la tarde para disfrutar de un ambiente «familiar» con actividades para todos los públicos: castillos hinchables, talleres, paseos en pony y juegos para los txikis, diskofesta para jóvenes y no tan jóvenes... Tras esta gran fiesta, «entramos en el mes de junio, nuestro mes. Como les decía a las cantineras, esto es como una escalera cuyos peldaños van aumentando en intensidad... Hasta llegar al día de San Marcial, la gran explosión», señalaba el general.
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