La memoria emocional del Bidasoa en formato de bolsillo

El proyecto de María José Noain y Bitamine, dirigido a crear de forma participativa un mapa muy especial, es uno de los ganadores de las becas Ribera
Las becas Ribera han sido concedidas este año a los proyectos 'Cartografía de la cultura oral y de la memoria de Irun', de Rubén Mejuto y Andrea Giraldo; y a 'Cartografía emocional del Bidasoa', de María José Noain y Bitamine Faktoria. Este último, explican sus impulsoras, tiene como objetivo culminar en la creación de un mapa emocional de la zona, que se dibujará teniendo en cuenta las aportaciones de la ciudadanía bidasotarra.
Como es característico de las becas Ribera, el proyecto combina un perfil antropológico con otro artístico. María Jose Noain, licenciada en Geografía e Historia y en Antropología Social y Cultural, representa ese primer perfil y la parte «más teórica» del proyecto, en la que se unen «dos aspectos». «Por un lado, el concepto de la cartografía como un método gráfico de representar la realidad. Es una inquietud que los seres humanos han tenido desde la época antigua», asegura.
El arte llega a los mapas
Dentro de ese apasionante mundo de la cartografía, a partir de la Edad Media pero sobre todo desde «la época de los grandes descubrimientos, aparece el concepto de la cartografía artística», el segundo aspecto que aborda el proyecto. María José Noain enumera algunos ejemplos: «los típicos mapas con monstruos marinos que avisan dónde acaba el océano conocido; u otros mapas realizados en Europa que incorporan ciertos aspectos antropológicos o etnográficos» al representar «territorios exóticos como África o Asia». Otros ejemplos de cartografía artística son los «mapas que identifican los accidentes geográficos o el perfil de los territorios con formas concretas». María José Noain cita «uno muy famoso que visualiza en Europa la forma de una mujer» y otro llamado 'Leo Belgicus', «que representa el contorno geográfico de Bélgica como si fuera un león».
¿Y en la comarca del Bidasoa? «Ha sido un territorio histórica y políticamente muy activo, en el que el río Bidasoa ha sido un eje de frontera pero también de comunicación», y ligado a «acontecimientos históricos fundamentales como la famosa Paz de los Pirineos en la Isla de los Faisanes». Esta zona ha tenido también «su propia proyección cartográfica. Hay un repertorio bastante interesante de mapas del Bidasoa y del entorno», apunta Noain.
El proyecto que van a desarrollar la antropóloga y Bitamine Faktoria quiere «intentar crear nuestra propia cartografía» del Bidasoa, «realizada por todos los iruneses, irunesas y también bidasotarras». ¿Cómo? «Recogiendo a través de la metodología clásica de la antropología, mediante entrevistas y grupos de trabajo o la percepción emocional que los habitantes tienen de este espacio físico», plantea.
Algunas de las cuestiones que se van a plantear a quienes participen en el proceso pueden ser «qué forma darían al Bidasoa desde lo subjetivo, con qué aspectos de sus recuerdos identifican la zona, si la asocian con algún oficio tradicional... ¿Entienden el Bidasoa como una vía de comunicación, o como un paso de frontera? ¿Dónde situarían el corazón, el cerebro o la mirada del Bidasoa?». Los impulsores del proyecto quieren «recabar toda esa información, darle forma y ver cuál es esa cartografía emocional que tienen del Bidasoa los actuales habitantes de la zona».
Un proceso abierto
Ahí tendrán mucho que decir los integrantes de Bitamine Faktoria, Patricia Gómez, Carlos Sánchez, Alejandra Novillo, Patricia Taberna, Andrea Villamor y Helga Massetani. Esta última explica que «muchas de las acciones que hacemos tienen que ver con el espacio público, con la participación ciudadana y la gráfica». Cuando María José Noain les habló de este proyecto, «nos pareció que la idea encajaba muy bien en esas tres líneas en las que nos solemos mover».
Los integrantes de Bitamine recogerán mediante procesos de participación toda esa información necesaria para crear el mapa emocional del Bidasoa. Prevén utilizar «metodologías dinámicas» llegando a «diferentes grupos de edad. Queremos que sea un proceso lo más abierto posible», que culminará en «un mapa al uso». Su «estética» dependerá de la investigación y de la fase participativa del proyecto. Eso sí, señala Helga Massetani, «intentaremos hacer la mayor cantidad de copias posible para que puedan distribuirse y ser una herramienta más. Que quien venga a Irun pueda tener el típico mapa turístico, pero también ese otro que le aporte una visión diferente» del territorio.
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