Las opilas más hogareñas
San Marcos. Aunque con bendiciones a distancia y degustación en casa, Irun celebró ayer una de sus tradiciones más entrañables
Los abrazos de las madrinas se dieron desde la distancia, pero, de un modo u otro, las opilas llegaron a sus destinatarios. Irun vivió ayer un día de San Marcos muy diferente en el que no hubo que debatir si la opilla se comía en Ibarla, en San Marcial o en algún parque. La única opción posible era en casa, pero igualmente, la tradición se mantuvo y se disfrutó.
- Más de 20
- opilas elaboró la pastelería torrevejense Mudopan para familias de Irun, Hondarribia y Errenteria que se encuentran en dicha localidad.
Tampoco se celebró la habitual y multitundinaria bendición de opillas en la plazoleta del Juncal, sino una muy diferente: a puerta cerrada, en el interior de la iglesia y con la presencia sólo de los medios de comunicación que cubrieron el evento. «En estos días tan diferentes que estamos viviendo, y que se nos están haciendo tan largos, no queremos dejar de celebrar la fiesta de San Marcos y bendecir las opilas», dijo el párroco del Juncal, Fernando Jiménez. «Vuestras madrinas han querido regalaros estas opilas, aunque problablemente no hayan podido ir a entregároslas personalmente. Desde la parroquia, también queremos acercarnos a vuestros hogares», aunque fuera de forma telemática.
Fernando Jiménez abogó por dar a ese regalo de las madrinas «un sentido especial este año». Además, el párroco tuvo un recuerdo hacia «todas las personas que han fallecido por el coronavirus, quienes están enfermos y el personal sanitario».
En la iglesia de Pasionistas también hubo bendición: primero, a puerta cerrada y retransmitida en directo a través de las redes sociales de la AMPA San Vicente de Paúl, y después, desde la terraza de la parroquia, para que la bendición llegase a toda la ciudad. Vecinos de la calle Estación aprovecharon ese momento para salir a sus balcones con sus opilas.
Hechas en Torrevieja
El confinamiento ha provocado que la elaboración de opilas traspase las fronteras de la comarca: Iñaki y Rafael Isidro, hermanos irundarras que viven en Torrevieja desde hace años, reciben cada 25 de abril las opilas que les envía desde Irun su otro hermano José Antonio. Este año, dadas las circunstancias, Iñaki le dijo que no se las mandara. A cambio, buscó una receta de opila, se la pasó a Juanfran Gómez, de la pastelería torrevejense Mudopan, y le propuso que le hiciera un par, para él y para su hermano.
Rafael contó la anécdota en redes sociales y tuvo tanto eco que al final Mudopan ha elaborado más de 20 opilas para gente de Irun, Hondarribia o Errenteria que están en Torrevieja y han encargado una. Para el año que viene Juanfran Gómez, con más tiempo, aumentará la producción, porque este año no ha tenido margen para responder a todas las peticiones. También se ha comprometido a que sus opilas de 2021 tengan pollito y los huevos pintados.
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