La apuesta de Unai Emery por el Real Unión es firme
El entrenador hondarribiarra está cerca de convertirse en máximo accionista del Real Unión
Todo aquel que siguiese más o menos de cerca la actualidad del Real Unión había escuchado el rumor pero la discreción con la que se estaban intentando mantener -y se mantienen- las conversaciones había conservado la operación en una especie de calma tensa. La confirmación por parte del consejo actual, en la junta celebrada el pasado 30 de diciembre en el Stadium Gal, reconociendo que se estaba negociando «con un grupo arraigado en la comarca» para ceder el testigo del club, supuso un paso más en todo el proceso. La posible venta acaparó el apartado de ruegos y preguntas pero el nombre del posible futuro propietario unionista siguió sin pronunciarse. Ni la veintena de accionistas que acudieron a la cita, ni los actuales rectores fueron capaces de revelar su identidad. No hacía falta.
Fue el vicepresidente económico, José Manuel Amantegi, el que admitió que «se estaban produciendo contactos» y que de alguna forma «iban por buen camino». No se atrevió a fijar plazos pero dejó entrever que «en breve» podría haber noticias. Las intenciones del consejo presidido por Ricardo García, que termina su mandato este año, en diciembre, serían las de facilitar el traspaso de poderes pero no es la primera vez que se oyen cantos de sirena en relación a la venta de la entidad y no llegan a concretarse.
Esta vez parece diferente. Detrás de la plataforma que está interesada en hacerse con la gestión del club está Unai Emery, cuya vinculación con el Real Unión adquiere una dimensión familiar, como publicó ayer este periódico. El abuelo del técnico hondarribitarra, campeón de Copa en dos ocasiones en los años 20 del siglo pasado, el padre y el tío han vestido la casaca txuribeltz. «Para mí el Real Unión significa de dónde vengo y dónde tengo mis raíces», declaraba Unai a la página web del club hace un año aproximadamente.
En aquellas palabras, hablaba del lugar que podía ocupar la entidad en el futuro. «Hay un sentimiento guipuzcoano en la provincia en torno a la Real Sociedad pero hay sitio para más», afirmaba. «El Real Unión tiene base para tener un fútbol reconocido». Uno en el que «la gente vibre y tenga dónde buscar un espejo». Los contactos empezaron entonces, se ralentizaron con la irrupción de la pandemia, y en las últimas semanas se han acelerado.
García, más de 20 años
Emery, al que se pudo ver en el palco de Gal en algún partido de la temporada pasada, se mostraba convencido del apego que hay por el equipo en la ciudad y en los alrededores. «Hay gente en Irun y en la comarca del Bidasoa detrás que ahora está un poco fría pero si la despertamos va a estar con el Real Unión, porque saben lo que es y lo sienten», decía por aquel entonces.
Su inicio en los banquillos estará para siempre ligado a la eliminatoria que enfrentó al Unión y al Lorca en junio del 2005. El gol imposible de Ramos en la prórroga en Irun, desde el centro del campo, supuso el ascenso a Segunda del conjunto murciano dirigido por Emery y el punto de partida a una exitosa carrera que después continuó en Almería, Valencia, Sevilla, PSG o Arsenal.
El compromiso del actual entrenador del Villarreal siempre ha sido el de ayudar en todo lo posible a un equipo con el que guarda una vinculación muy estrecha por motivos evidentes. Es su abogado y hombre de confianza, Josu Reta, el que ahora está llevando el mando de la operación recopilando toda la información y la documentación necesaria para abordar la posible adquisición del club. Algo que no se hace de la noche a la mañana. Nadie sabe cuándo puede terminar de saltar la liebre, probablemente solo los involucrados. De confirmarse el cambio en la gestión, se pondría fin al mandato de Ricardo García, que lleva más de 20 años al frente del club.
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