Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 25 de Abril de 2021.
Irun vive un día de las opilas a medio gas
La bendición en la parroquia de Santa María del Juncal se realizó sin público y no se llenaron las zonas verdes como en un año habitual
La festividad de San Marcos, con las habituales opilas, volvió a celebrarse este domingo después de que en la jornada del 25 de abril del pasado año se comiesen los dulces bizcochos en los hogares al estar la ciudadanía confinada por la pandemia de la Covid-19. Este año, las familias irundarras han vuelto a saborear en sus casas y en los diferentes parques de Irun la opila entregada por las madrinas a sus ahijados y ahijadas.
No se vivieron las habituales imágenes de las campas del monte San Marcial y las zonas verdes de Irun repletas. La ciudadanía respondío al llamamiento a la responsabilidad del Ayuntamiento en una jornada en la que la Policía Local reforzó sus controles, recordando el uso obligatorio de la mascarilla y el cumplimiento de la distancia de seguridad y los aforos establecidos, incluidas las restricciones en cuanto a los grupos de máximo cuatro personas.
Los irundarras, en su mayoría jóvenes, se juntaron en zonas como Osinbiribil, Ibarla, parque de Alai Txoko y las campas de San Marcial y Erlaitz para disfrutar entre amigos y familiares de la opila. Esta jornada tan especial en la comarca del Bidasoa lleva celebrándose desde hace décadas.
El Ayuntamiento lanzó un llamamiento a la responsabilidad y la Policía Local reforzó sus controles
Uno de los momentos más esperado por muchas familias en el día de San Marcos es la bendición de las opilas en las diferentes parroquias de la ciudad. La que más iruneses congrega es la de Santa María del Juncal, realizando el acto en la plazoleta junto a la iglesia. Este año se ha celebrado sin público y se ha podido seguir la bendición del párroco Fernando Jiménez, que tuvo lugar a las 11.45 horas, en el canal de la TDT Betania TV y en las redes sociales de la parroquia.
«Bendice, Padre, estas opilas nuestras, regalo de nuestras madrinas que nos quieren tanto. Que comerlas en familia sirva para cuidar la vida y regalar amistad», recitó el párroco Fernando Jiménez. Acto seguido bendijo con agua bendita los distintos bizcochos que se encontraban ante el altar de la parroquia. La bendición concluyo con el repique de las campanas a las doce del mediodía.
Obradores y pastelerías cerraron unas semanas de intenso trabajo para que las familias irundarras pudiesen disfrutar de la opila.
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