¡Gora el Instituto Bidasoa! y ¡Gora Irun!
- M. J. A. | IRUN.
José Ignacio Iruretagoyena Amiano se mostró ayer emocionado y agradecido, tanto a la Corporación municipal como a las personas que le propusieron como merecedor de la Medalla de Oro y a todos cuantos quisieron acompañarle ayer en el acto solemne de la entrega de la distinción. «Cuando en octubre llegó mi jubilación y se me hizo un homenaje en la escuela», dijo, «recibí con asombro la noticia de que se había presentado en la Junta de Portavoces la posibilidad de presentar al Pleno la propuesta para concederme la Medalla de Oro de mi ciudad, algo que yo no hubiese pensado en la vida. El tiempo ha ido pasando poco a poco y me han hecho entrevistas en radio, en televisión y en los periódicos y cuando voy por la calle, la gente me para y me felicita y entonces pienso que algo de todo esto es verdad. Tanto es así, que hoy estamos aquí celebrándolo».
'Irure' agradeció, también, las palabras «tan llenas de contenido», que acababa de escuchar a lo largo del acto, así como los testimonios recogidos en el vídeo. «Habéis hecho un trabajo extraordinario en esta presentación», añadió.
La primitiva escuela
Dicho esto, 'Irure' volvió a su escuela y quiso que todo el mundo se enterara de algunos aspectos que reproducimos a continuación, atendiendo a su deseo, como no podía ser de otra manera en un día como el de ayer. El maestro respondió a dos preguntas que le han venido haciendo durante estos últimos días: ¿Cómo era la escuela que encontró cuando entró como profesor? y ¿Qué diferencia al centro de hoy en día con otros del País Vasco y del Estado?
«Respecto a la primera pregunta, diré que yo nací crecí y he vivido hasta ahora en la escuela. Entré con 12 años como alumno, con 18 empecé a dar clases y con 28 se me nombró director de un centro con 1.200 alumnos y 120 profesores. Además, eran años muy convulsos», recordó 'Irure'.
Se daba la circunstancia de que aquel centro se llamaba Escuela Sindical Nuestra Señora del Juncal. Algunos todavía la siguen llamando 'la Sindi'. «En aquel entonces, porque proveníamos de la organización sindical del antiguo régimen, todos los centros llevaban el nombre de la patrona de la ciudad. En el País Vasco, había cuatro centros sindicales: Harritokieta de Zumaia, la Asunción de Errenteria, la Escuela de Papel de Tolosa y la nuestra. Todos fueron desapareciendo, salvo la nuestra y todos eran denostados por su procedencia y más en este entorno en el que vivíamos».
Hubo dos claves fundamentales para la escuela irunesa saliera adelante: «Por un lado, los profesores que había entonces y los padres de alumnos hicieron un esfuerzo ingente. Por otro, pensamos que ante la adversidad, superación, y nosotros teníamos dificultades por todas partes».
'Irure' siempre se ha sentido orgulloso de aquella escuela que acogía fundamentalmente «a alumnos de familias muy necesitadas y chicos problemáticos que no los querían coger en otros centros de la comarca ni del entorno. Tengo el orgullo de decir que de allí salieron cantidad de alumnos que luego fueron empresarios, otros que alcanzaron altas cotas de saber y otros que hicieron carreras universitarias».
La respuesta a la pregunta sobre la diferencia entre el Instituto Bidasoa y otros centros de FP tiene, según señaló 'Irure', cuatro claves. «Es un centro que llevaba muchos años siendo Instituto Superior de Formación Profesional y desde el 1 de septiembre, es Centro Integrado de FP. ¿Que significa esto? Hay cuatro apartados muy claros que nos pueden diferenciar de otros centros a nivel nacional».
En Instituto Bidasoa, «está metido en un programa de innovación aplicada. Eso significa que hemos creado en el centro un espacio común de pymes, una especie de banco de pruebas de I+D+i, para estudiar la viabilidad de los proyectos que vayan surgiendo de las empresas. Un segundo aspecto diferencial es que el centro lleva muchos años de una sistemática continuada en los temas de calidad y medio ambiente. En el año 2002 sacamos la certificación Q de Plata del Gobierno Vasco y, a la vez, el Premio Nacional. Fuimos el primer centro del Estado con las dos calificaciones».
El tercer aspecto diferencial referido por Iruretagoyena es «que estamos metidos, bueno yo estaba metido, porque ya me he jubilado, en lo que se llama la inteligencia competitiva. Eso es el tratamiento y la explotación de la información de todos los datos que provengan de la vigilancia tecnológica, a través del observatorio que tenemos en el centro».
Agente de desarrollo
Hay, todavía, un último aspecto que 'Irure' quiso destacar. «Este centro ha participado de forma activa como un agente de desarrollo económico de la comarca. Cantidad de alumnos han creado sus propias empresas, pero en el propio centro, desde el año 2000, hemos creado 24 empresas, dejándoles durante un año espacio físico y equipamiento gratuito».
José Ignacio Iruretagoyena terminó su discurso dando las gracias a su familia y con un recuerdo para su hijo mayor, que no pudo acudir al acto de ayer por estar ingresado. «Que sepa que le mando un abrazo, que estoy pensando en él y que ánimo y adelante».
'Irure' reiteró su agradecimiento «a profesores, padres, alumnos, alcalde y concejales que me habéis dado este premio que considero que no me merezco y cerró su intervención con un ¡Gora el Instituto Bidasoa! y ¡Gora Irun!
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