viernes, 27 de noviembre de 2009

Pueblo e instituciones, dos miradas

Noticia publicada en el Diario de Noticias de Gipuzkoa sección Sociedad el viernes 27 de Noviembre de 2009.

Pueblo e instituciones, dos miradas

La Diputación Foral de Gipuzkoa está inmersa en un proceso de participación con ayuntamientos, jóvenes y la sociedad en general. A los encuentros ha acudido gente muy ilusionada pero también muchos escépticos con los resultados que florecerán del proceso.

Jurdan Arretxe- Viernes, 27 de Noviembre de 2009 -

"¿ESTOY siendo utilizado para dar legitimidad a estos partidos políticos con los cuales, yo al menos, siento un mayor abismo?".

Tras varios segundos de silencio en la mesa, rotos por algún carraspeo, Edurne Egaña, diputada de Presidencia y Administración Foral, intenta responder a las quejas de la escasa influencia (en cantidad y en calidad) que tiene la sociedad. La diputada se cuestiona "¿qué entendemos por decidir?", sostiene que, al final, "la decisión última reside en los órganos correspondientes", que en un proceso de consulta puede haber resultados "compatibles, viables, que no sean unas barbaridades y factibles que se implementarán en esa última decisión" y, dos minutos y medio después de empezar a contestar, interpela: "No sé si te vale…".

No, no le vale. El que había lanzado la pregunta en una de las últimas sesiones del II Curso de Participación Ciudadana impulsado por la Diputación se muestra comprensivo con la diputada: "Entiendo la postura". "Además estás dando a entender -le dice a Egaña- que mientras no sea una barbaridad lo que opinen los ciudadanos... ¡Igual lo que opinan los políticos es la barbaridad!".

Markel Olano esperaba en la puerta del Salón del Trono del Palacio Foral el término del coloquio llevado a cabo por Egaña -que se celebró hace unos días- junto a Eva Salaberria y Pedro Ibarra, del área de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Donostia y catedrático jubilado de Ciencia Política de la UPV respectivamente. El diputado general anuncia que quiere responder a esa "utilización" de la sociedad. Lo hace al final de su breve discurso. Echa mano de una anécdota que le ocurrió en Ordizia durante la campaña electoral de 2007. Una joven se debatía entre si ir al acto de Olano para decirle "las de Dios" o no ir y no ser utilizada.

"Efectivamente, fue y me dijo las de Dios. Para mí es importante la actitud de la chica, dar el paso de acercarse", explica y añade que los mecanismos de participación que quieren poner en marcha "habrá que pulirlos y siempre existirá ese reparo, incluso ese prejuicio, bien justificado muchas veces, de la gente en el sentido que hemos apuntado".

Imanol Telleria, profesor de Trabajo Social en la UPV y uno de los encargados de impartir los cursos en Irun, Bergara, Zarautz, Elgoibar y Beasain, pone de ejemplo el Plan Comunitario del Casco Viejo de Pamplona. Jóvenes y jubilados del barrio coincidieron temporalmente en un local y vieron que tenían necesidades que podían resolver en común. Era el año 2003. Con ayuda de expertos, técnicos de las instituciones forales -la mayoría de las veces a título personal- y las universidades públicas vascas, ponen en marcha puntos de encuentro en los que afrontar problemas de manera más participada posible y consensuar posibles soluciones. "Nosotros muy rara vez hacemos propuestas", sentencia uno de sus representantes, Txutxin Almingol y añade: "Lo que el Plan Comunitario pretende es crear un proceso en el que se vayan conjuntando los distintos agentes sociales que hay en el barrio: ciudadanía, administración y técnicos".

El Ayuntamiento de Pamplona subvenciona, "bastante obligado", a la asociación gracias al acuerdo de todos los grupos de la oposición -NaBai, PSN y los concejales que se presentaron por ANV-. Los 6.000 euros anuales se quedan "cortos" para todas las actividades y la gente que trabaja en el Plan, aunque lo que los miembros del Plan quieren es que el Gobierno municipal de Yolanda Barcina (UPN) se una al trabajo: "Para nosotros lo más importante es que ellos formen parte del proceso".

Mostrar la voluntad

Proceso sin Ayuntamiento

Pese a la poca colaboración del consistorio, el profesor de la UPV recoge el ejemplo y apunta en qué dirección hay que trabajar: "Pese a la negación, cada documento que sacan -los del Plan Comunitario- lo llevan al Ayuntamiento para que tengan continuamente la información de lo que han hecho, aunque les hayan dicho que no lo quieren".

Telleria cree que "hay que demostrar voluntad real de que se quiere que todos estén en el proceso. No sólo el primer día, sino también en el segundo, en el tercero…". Que tenga que haber distintos actores dentro de un proceso de participación ciudadana supone que cada uno tiene su papel y eso no es algo que siempre está claro. Eva Salaberria, del Ayuntamiento de Donostia, sostiene que hacen falta "diferentes actores, cada uno en su rol, juntos pero no revueltos" porque todos "tienen mucho que decir".

EL BUEN PROCESO

Cinco condiciones necesarias

Confundir papeles y tareas es uno de los "principales errores en un proceso de participación". Para el catedrático jubilado Pedro Ibarra, un buen proceso debe tener, además de otras complementarias, cinco características o condiciones imprescindibles: respeto entre las partes; existencia previa de "redes sociales con experiencia de participación o movilización"; en tercer lugar, objetivos claros "a la hora de definir qué es lo que se quiere y para qué se hace" y "un cierto impacto", de manera que todo el trabajo realizado tenga una presencia al final; y, por último, que haya una "especial presencia de mujeres".

Una de ellas, Eva Salaberria, añade un sexto elemento ausente muchas veces: la confianza. "Sin confianza, si no hay unos mínimos base de confianza y reconocimiento del papel del otro, esto de la participación se puede hacer, pero es muy complicado".

El problema es que los ciudadanos rara vez entienden lo que pretenden las instituciones y, ante el desconocimiento, recelan y marcan distancias con los políticos. Ejemplo de esto es la candidatura de Donostia 2016. Ante las quejas de uno de los asistentes al acto de clausura, la propia Salaberria reconoció la dificultad de transmitir un proyecto, "el que sea", que no es algo tangible, sino que se trata de algo inmaterial: "Cuando hablamos de Olimpiadas, todo el mundo sabe de qué estamos hablando, pero de la capitalidad no sabemos muy bien qué es".

VOCES CRÍTICAS

Exigen menos hipocresía

Pero con las infraestructuras también hay polémica. Mientras que en el Salón del Trono se cerraba el segundo curso de participación ciudadana, un grupo de cincuenta personas se manifestaba bajo la lluvia en favor en favor de "menos hipocresía, más participación".

¿Las razones? Por un lado, el 8 de octubre el Parlamento vasco ni siquiera estudió una iniciativa legislativa popular que había conseguido reunir 35.000 firmas pese a que, como afirma Kepa Olaiz de la coordinadora de plataformas contra la incineración, hubo portavoces que indicaron que "una ley como esta será necesaria más pronto que tarde"; y por otro lado, la escasa participación que ha tenido la ciudadanía en proyectos estratégicos como el puerto exterior de Pasaia o el TAV Creen que no se cuenta con ellos para los grandes temas, los "más sensibles y oscuros" que llama Imanol Telleria. Estos movimientos sociales creen que los cursos de la Diputación "parecen quedarse exclusivamente en puro marketing".

La conclusión de lo que sucede la da Telleria: aunque la participación ciudadana se haya "puesto de moda", "queda mucho por avanzar".

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