miércoles, 21 de octubre de 2020

«Me veo todo el ciclismo y es una ilusión que salga tan cerca de casa»

Noticia publicada en Diario Vasco,el miércoles día 21 de Octubre de 2020.

«Me veo todo el ciclismo y es una ilusión que salga tan cerca de casa»

Aficionados de Irun y Eibar se tuvieron que conformar con ver a los ciclistas en la salida y la llegada respetando las distancias



VÍDEO: AINHOA MÚGICA
IRAITZ VÁZQUEZ y A. ECHALUCE

«Si La Vuelta se hubiera corrido en sus fechas...». Era el comentario generalizado ayer en todos los lugares ante la frialdad que se vivió en la salida de Ficoba, en la meta de Irun y en los pasos de montaña. De todos modos, la pandemia no quita la ilusión de ver a los mejores ciclistas del pelotón actual, como Primoz Roglic, Richard Carapaz o Tom Dumoulin; y a leyendas del deporte como Chris Froome y Alejandro Valverde.

Martín Muguruza y Juanjo Carrillo, amigos, se ubicaron primero en el paseo Colón de Irun y después en la calle Mayor. «Para una vez que salen de Irun es una ilusión verles pasar», advertía Carrillo. Muguruza, por su parte, encontró el consuelo en presenciar La Vuelta a pie de calle en un año en el que la mayoría de eventos sociales se han visto obligados a suspenderse. «Intentamos aprovechar los poco que hay». En la misma dirección apuntaba Koldo Susperregi. «Este año nos hemos quedado sin nada, sin Alarde y sin fiestas en el barrio. Lo poquito que haya tenemos que aprovechar».

La anécdota de la jornada también se vivió en la calle Mayor. Justo antes de que pasara el pelotón ciclista, a las 13.00 horas, se levantaron los bolardos que impiden a los vehículos acceder a esa zona de Irun, lo que provocó que la caravana de coches se tuviese que parar hasta que un agente de la Policía Municipal lo consiguió bajar.

Para muchos lo que se vivió en Irun fue «la fiesta del ciclismo», como lo definió Guillermo Sendon, un apasionado del deporte y que también presenció el paso del pelotón en el paseo Colón: «Me veo todo el ciclismo y es una ilusión que salga tan cerca de casa».

Leoncia Martín y sus nietas estaban en un sitio privilegiado. Se habían colocado frente al Ayuntamiento resguardadas de la lluvia, pero se tuvieron que marchar por seguridad. «Nos parecía demasiado bueno estar aquí», se lamentaba. «Queremos ver a los corredores, pero nos han dicho que tenemos que irnos, así que nos vamos y listo».

Un Arrate desierto

Un puerto mítico como el de Arrate vivió su día más triste de ciclismo. Los ciclistas lo dieron todo, y al menos entretuvieron al aficionado que no pudo animar desde la propia cuneta de la ascensión. Diego Martínez, natural de Soria, se trasladó a la cima de Arrate para presenciar la llegada de la primera etapa, con pase de la organización. El castellanoleonés admitió que «había mas gente en la calle y en meta que la que pensaba que iba a haber». Martínez trabajó en la organización de la Vuelta a España y había sido motorista en carrera, cámara en mano. «Unos amigos de Eibar me habían invitado a venir y lo he pasado fantástico. No obstante, sin público, no es lo mismo».

Juanjo Diego se trasladó desde Gernika a Arrate para presenciar el final de etapa, se supone que también con pase autorizado. «En estos momentos estoy recordando cómo cuando era chaval y pasaba La Vuelta tratábamos de recoger el botellín y la gorra que los corredores nos tiraban. Conocí Arrate con la subida ciclista en la que la gente se agolpaba en la carretera hasta cerrar el paso de los corredores. Me ha encantado el ambiente ciclista que sigue respirándose en Arrate».

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