En su debut literario, ‘Nada estaba bien’, Rakel Canales presenta una colección de relatos que invitan a la reflexión, cuestionando las ideas preconcebidas sobre la identidad femenina y los roles impuestos por la sociedad a las mujeres. A través de sus protagonistas, la autora aborda las complejidades de ser mujer en sus múltiples facetas: madres, hijas, esposas, cuidadoras… La obra, que fue seleccionada como finalista para el Premio de Narrativa Torrente Ballester en 2023, acaba de ser publicada bajo el sello de RIL Editores.

¿Cómo comenzó este proyecto que ha derivado en la publicación de Nada estaba bien?

Siempre me ha gustado escribir, pero soy músico, y con las horas que dediqué al estudio superior y después a tocar en directo no tenía tiempo para escribir. Sin embargo, a raíz de ser madre dejé de tocar en directo y decidí que tenía que hacer algo creativo, porque la creatividad es parte de mi día a día, y retomé la escritura. Primero me apunté al taller de Noelia Lorenzo en Kabigorri Ateneoa. Después gané el  Concurso de relatos cortos de la Exposición A la Gala de la Buena Novia, y con el dinero me pagué un curso de escritura con Aixa de la Cruz. Ahí escribí los primeros relatos, y vi que había un hilo conductor entre ellos, que había una temática que se repetía y a la que seguía recurriendo y decidí convertirlo en un proyecto. 

¿Qué van a encontrar los lectores en su obra?

Son diez relatos en los que todas las protagonistas son mujeres y en los que hay mucha fisicidad. Se habla mucho desde el cuerpo, aunque se abordan temas diferentes, como pueden ser la crianza, el deseo sexual femenino, especialmente entre mujeres, qué es ser una buena madre o no serlo, el desgaste de la pareja, el hecho de pedir ayuda psicológica o de no hacerlo, etc.

¿Qué le llevó a explorar estas temáticas?

No lo sé, es algo que me mueve a mí dentro. En ningún momento pensé en posibles lectores, ni en nada, solo pensaba en qué me interesaba a mí, qué temas me apetecía abordar.

¿Se trata de historias que surgen de vivencias propias o ajenas?

Cada relato surge de un punto distinto, pero siempre parte de una emoción en la que yo quiero ahondar. Si no me emociona a mí, no escribo. A partir de ahí ha surgido el personaje y ha ido saliendo la historia. Pero el punto de partida a veces puede ser una frase, un recuerdo, relatos de otras personas… Por ejemplo, hay un relato que es una especie de respuesta a otro que leí de Clarice Lispector.

En sus historias ha dado vida a diez mujeres muy distintas entre ellas.

Sí. Hay una señora de 80 años que todavía tiene deseo sexual; hay una hija que acompaña  a su madre, que es víctima de maltrato, a donde la psicóloga; hay una niña de once años que está en pleno descubrimiento sexual; una pareja de mujeres que deciden ser madres; dos protagonistas de unos veinte años…

¿Le ha resultado difícil crear personajes tan dispares?

No. Además, al ser relatos cortos, no es como en una novela, en la que tienes que dar muchos detalles de la vida del personaje. Mis relatos muestran tan solo una escena de la vida de esa persona, y al asomarse a ella los lectores tienen que deducir quién es, de dónde viene y lo que tienen alrededor. Lo que sí me ha resultado más difícil ha sido el tema de la estructura y del ritmo, porque yo leo los relatos en alto y necesito que me suene bien.

Sus relatos cuentan además con un enfoque introspectivo.

Sí, son relatos de ficción, pero súper cotidianos, y  escritos con un lenguaje sencillo. Están escritos en primera y tercera persona, eso lo decidí en base a cómo podía sonar mejor la historia.

¿Ha descubierto cosas que desconocía de sí misma durante el proceso de escritura?

Creo que sí. Ha sido una manera de profundizar en muchas cuestiones que escuchamos en podcasts, leemos en el periódico o comentamos con una amiga. Le he tenido que dar vueltas a cómo quiero explicar una idea o una emoción sin explicarla, sino a través de una historia, pero quiero que a quien lo lea le pueda llegar esa emoción.

¿Qué le gustaría despertar en sus lectores?

Que de los diez relatos alguno les remueva, para bien o para mal. Aunque sea porque le caiga fatal la protagonista y diga, Dios mío, esto es moralmente terrible para mí; o porque quizá le ayude a pensar o reflexionar sobre cuestiones que nunca se había planteado.

¿Cuáles son sus influencias literarias?

Consumo mucha literatura contemporánea. Siempre estoy al día de novedades y soy fan de algunas escritoras cuyas nuevas publicaciones siempre compro. Por ejemplo, me gustan mucho Eider Rodríguez, Sara Mesa, Andrea Abreu, Irene Solá. No quiero decir que yo luego escriba como ellas, porque en absoluto. Y la verdad es que no me gusta que nos encasillen en eso de ‘literatura femenina’. A la masculina no se le llama literatura masculina, se le llama literatura universal. Entonces me ofende que nos metan a todas en un mismo cajón, porque las voces son tan distintas…

Por suerte, la literatura constituye una poderosa herramienta para que esas voces femeninas conquisten los lugares que les corresponden.

Sin duda. Para empezar, ya es un paso que haya historias contadas desde nuestro punto de vista. Las historias que conocemos, desde la Historia en mayúscula, están escritas por hombres, desde su perspectiva y lo que ellos valoran. Y creo que es importante que se escuchen las historias desde nuestra perspectiva también. Hoy en día estamos retomando a un montón de autoras que ya fallecieron y que ahora están teniendo boom de nuevo, porque no las hemos leído con la consciencia feminista actual y como merecían.

Ahora que el libro es ya una realidad, publicado bajo el sello de RIL Editores, ¿qué tal está siendo la respuesta de la gente?

Es muy pronto aún, solo lo han leído amigas cercanas y por ahora todo ha sido muy positivo. Hay gente que me está mandando comentarios de cada relato, y es curioso ver cómo cada persona se identifica con un relato distinto, a pesar de no haberlo vivido. También me han dicho que han conseguido ver circunstancias desde otras perspectivas que no se habían planteado; o que se han emocionado mucho leyéndolo. Ya con esto estoy contenta.

¿Tiene alguna presentación prevista?

Por ahora voy a presentarlo con Aixa de la Cruz en Bilbo el 31 de enero, en La Saturnina.

Y mirando al futuro, ¿tiene nuevos proyectos entre manos?

Sí, lo que pasa es que sacar tiempo para escribir cuando trabajo de otra cosa y tengo familia, es complicado. Todavía alucino con que haya escrito un libro.