Retos para la movilidad
Irun y Hondarribia organizan estos días diversos actos con motivo de la Semana Europea de la Movilidad Sostenible, a la vez que afrontan sus problemáticas en esta materia.
UN REPORTAJE DE XABIER SAGARZAZU - Viernes, 16 de Septiembre de 2016 - Actualizado a las 06:12h
Infografía del proyecto de bidegorri con pasarela en voladizo sobre el Bidasoa entre Behobia y Azken Portu, en Irun, cuya tramitación administrativa se espera concluir en breve. (n.g.)
Estamos inmersos en la Semana Europea de la Movilidad Sostenible y con motivo de la misma, al igual que otros municipios, Irun y Hondarribia también organizan estos días diversos actos dirigidos a sensibilizar a la población sobre la necesidad de fomentar una forma de vivir y de moverse más sana, segura y menos contaminante.
Al mismo tiempo, y ya desde hace años, ambos municipios tienen sobre la mesa diversos problemas, retos y proyectos relacionados con una forma de moverse por la ciudad que sea mejor y más sostenible.
DEPENDENCIA DEL COCHE En el caso de Hondarribia, se puede decir que en los últimos años, se ha experimentado una mejora notable en lo que concierne al transporte público por autobús, que es el único. La localidad no es lugar de paso hacia otros entornos y existe una dependencia bastante notable del coche, para no estar atados a los horarios.
Aunque las líneas lanzadas por Lurraldebus en los últimos años, como los servicios por autopista a Donostia, han supuesto una mejoría muy importante, son muchos los hondarribiarras que utilizan el vehículo para desplazarse fuera de la ciudad, que es donde trabajan una buena parte de ellos.
Hay también quienes optan por el uso de la bicicleta como medio de transporte. Algo que es más o menos factible dentro de Hondarribia (aunque los tramos de bidegorri no están todavía completos) si bien el gran problema lo tienen quienes se desplazan a trabajar o estudiar en Irun, o quienes viniendo de la ciudad vecina, quieren, por ejemplo durante el verano, acercarse a la playa o al centro de Hondarribia. El paso entre Amute y Mendelu hacia Irun es considerado como peligroso por muchos, que piden al Ayuntamiento que habilite alguna solución, aunque sea temporal, hasta que se construya el trayecto de bidegorri que debe unir Hondarribia, Irun y Hendaia pasando por el parque de Plaiaundi.
Este movimiento, el de los usuarios de la bicicleta, ha tomado fuerza estos últimos meses, cuando se ha creado la plataforma Balazta, que en julio ya mantuvo un primer encuentro con el Consistorio y se ha mostrado dispuesta a “trabajar en colaboración, aportando ideas y propuestas para completar y mejorar la posibilidad de uso de la bici como medio efectivo de transporte en Hondarribia”.
Tanto es así, que el domingo, dentro de esta Semana de la Movilidad, Ayuntamiento y Balazta, de la mano, han convocado una marcha en bicicleta, que partirá a las 10.30 horas de los jardines de Gernikako Arbola para ir hasta Amute y Mendelu, volver por el aeropuerto y desde el Puntal, llegar al paseo Butrón.
Además de la bicicleta, donde parece haber cierto consenso sobre el camino a recorrer, el otro embrollo de Hondarribia en cuanto a la movilidad está en el aparcamiento, sobre todo en el barrio de La Marina.
Tras la peatonalización de la calle San Pedro, los comerciantes en especial y también una parte de los vecinos, han puesto el grito en el cielo por la “drástica reducción” de plazas de aparcamiento. Acusan además al Ayuntamiento de un “celo excesivo e inflexible” a la hora de sancionar a los vehículos que no cumplen con la ordenanza de OTA.
A mediados de julio, el Consistorio flexibilizó algunos de los cambios adoptados en abril, posibilitando, por ejemplo, el paso por la calle Santiago (que había limitado a residentes y autorizados), y se remitió a la realización “de un estudio en profundidad sobre la OTA, a partir de otoño y con datos en la mano” para adoptar otras posibles medidas.
UN IRUN A 30 POR HORA Mientras tanto, la vecina ciudad de Irun se ha acostumbrado ya a circular a 30 kilómetros por hora. Lo que empezó como limitación en zonas céntricas como el paseo Colón, allá por 2011, se extendió dos años después a casi todo el casco urbano.
La medida, que obliga a ciclistas y automovilistas a compartir la calzada, tiene críticos y partidarios y genera dudas, sobre todo entre quienes creen que, por ejemplo, resulta peligroso ir en bici por la calzada cuando se trata de niños.
Mientras tanto, y en vísperas de la Mesa de Movilidad de Irun, formada por partidos, entidades vecinales y sociales, colectivos profesionales y técnicos, que celebra una nueva reunión el próximo miércoles, día 21, Irun está a punto de cerrar un proyecto que puede suponer una importante mejora para los barrios de Artia y Behobia.
Se trata del bidegorri y pasarela peatonal proyectados entre la zona de Azken Portu y el barrio de Behobia, con dos tramos, uno de 590 metros con un voladizo de menos de dos metros de ancho sobre el río Bidasoa (desde Behobia hasta la intersección con la calle José María Franco), y otro tramo sin asomarse al río, de 360 metros hasta la altura del concesionario Ford Vértiz.
Este proyecto se viene tramitando desde el año 2010, y tras varios cambios en su diseño desde entonces, ha recibido recientementela aprobación de la Dirección de Costas del Estado.
Este proyecto fue también el más votado en los presupuestos participativos de 2015, si bien excedía el presupuesto disponible, ya que su coste está estimado en 2,21 millones de euros, a los que se sumarían otros 850.000 euros de una posterior prolongación hasta el puente sobre el canal de Artia y el bidegorri de Osinbiribil.
El alcalde de Irun, José Antonio Santano, señalaba ayer que “ahora solo queda esperar al informe de URA, la Agencia Vasca del Agua, que siendo Costas favorable al proyecto, debería ser un mero trámite”, y que la intención es “una vez se pronuncie URA, licitar la obra y arrancar cuanto antes, a ser posible, a inicios de 2017”
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