miércoles, 10 de febrero de 2010

'Es necesario promover modelos de ocio y diversión en donde el alcohol y las drogas no tengan el papel protagonista'

Entrevista-Elkarrizketa

PATRICIA INSÚA:


Es necesario promover modelos de ocio y diversión en donde el alcohol y las drogas no tengan el papel protagonista’



El estudio que habéis realizado pone de manifiesto la existencia de dos formas de consumo de drogas a ambos lados de la muga con similitudes pero también con diferencias. ¿Nos hallamos ante dos modelos o ante un solo modelo con matices diferentes?
No podemos hablar de modelos, porque el estudio no ha tenido como objetivo la identificación de modelos de consumo. Analizar un modelo conlleva la incorporación de muchas variables, que el estudio no recoge. El estudio ha pretendido analizar las conductas de riesgo ante el consumo de drogas y lo que ha puesto en evidencia es que la educación sobre drogas en el Estado francés es más restrictiva, y que los jóvenes de nacionalidad francesa que cruzan la frontera los fines de semana para divertirse tienen algunas conductas de riesgo muy particulares, especificas y diferenciales en relación con los jóvenes de nacionalidad española, Cruzan buscando un ambiente festivo en el que el alcohol es más barato, las drogas son más fáciles de consumir y el ambiente, en general, es más permisivo, Esto provoca un consumo que favorece las conductas de riesgo.


El estudio os ha permitido conocer dos marcos legales y culturales muy diferentes en lo que se refiere al abordaje de las cuestiones relacionadas con las drogas. De tener que construir un modelo único, con lo mejor de cada uno de ellos, ¿qué rasgos de cada sistema podrían considerarse especialmente adecuados para su extensión al otro lado de la frontera?
Es importante tener en cuenta que, en materia de drogas, las políticas restrictivas y represivas, no han funcionado nunca. Políticas de “guerra contra las drogas” no han erradicado el consumo y no han acercado ni mantenido a los usuarios de drogas en los tratamientos. Es importante ver la realidad de frente y apostar por la educación. Hablar sobre drogas con los jóvenes significa aumentar sus niveles de responsabilidad ante las sustancias y darles las herramientas para actuar frente a ellas. Nuestra propuesta es que, en este espacio común de cultura, se apueste por modelos de ocio y diversión en donde el alcohol y las drogas no tengan el papel protagonista. Enseñar a los jóvenes a conocer ambos lados de la frontera, más allá de los bares y las calles en las que se consume. Apostamos por que el espacio cultural de encuentro sea variado y plural. En cuanto al espacio legal – y yo hablo como psicóloga clínica experta en salud mental, no soy jurista- , parece tener poco sentido que, en la Europa del siglo XXI y en un espacio común de encuentro de ocio, se apliquen dos legislaciones diferentes. El mensaje que se envía a los y las jóvenes en materia de drogas es confuso y, si queremos ser coherentes. En cualquier caso, a la hora de intervenir desde una perspectiva de reducción de riesgos y daños, y aunque deberemos tener en cuenta dos marcos jurídicos diferentes, creemos que sí es posible actuar desde esta perspectiva, sobre todo, porque contamos con una clara voluntad política de los dos Estados implicados, lo que en otras ocasiones suele ser un obstáculo más difícil de superar que el meramente legal.


El estudio presta una especial atención a las diferencias de género. ¿Se detectan diferencias, en lo que se refiere a pautas de socialización y a los consumos de drogas, entre las chicas de uno y otro lado de la frontera?
No tanto a ambos lados de la frontera como en ambos lados de la frontera. Las chicas y los chicos buscan en el consumo conseguir determinados efectos, y en función de los efectos que quieren conseguir, toman unas sustancias u otras, en unas cantidades u otras. En este sentido, sus conductas en relación a las drogas se equiparan. Ellas consumen menos cantidad, pero porque necesitan menos cantidad para conseguir los efectos. En todo caso, yo no mezclaría pautas de socialización con consumos de drogas. No creo que el consumo de drogas sea una pauta de socialización en sí mismo. Los efectos del consumo lo demuestran, ya que la mayor parte de las sustancias hacen que la persona se meta en su mundo, y, en todo caso, rebaje los niveles de conciencia, atención, responsabilización, etc., sobre la realidad. Por lo tanto , no podemos decir que los jóvenes en los espacios y momentos de consumo de drogas están juntos y se socializan, porque el conocimiento que tienen de sí mismos y de los demás cuando están bajo el efecto de sustancias es superficial. Se fomenta más la socialización en el deporte, en la cultura, en los encuentros informales, etc. Así tendríamos que preguntarnos si los chicos practican más deporte que las chicas, si se siguen enviando a los chicos mensajes como “ sé fuerte y puede con todo” y a las chicas “ no solo tienes que ser buena, sino también parecerlo”…Ahí sí estamos hablando de diferencias en las pautas de socialización de los dos sexos.


Una de las medidas de acción que proponéis consite en intensificar la coordinación entre los profesionales de la atención a las drogodependencias de ambos lados de la muga. ¿Comparten los profesionales de Gipuzkoa y de Lapurdi un mismo lenguaje y una misma concepción del problema de las drogodependencias?
Sí. Para realizar el estudio, se ha realizado un primer encuentro y ha sido muy positivo. Nos hemos encontrado con profesionales de la salud implicados en su trabajo, conocedores de la realidad que viven, y con ganas(motivados) para implicarse en un proyecto común. Los profesionales de cualquier disciplina tienen un lenguaje común… Como dice Etxenike, es fácil hablar con un físico en Canadá, porque hablamos el mismo lenguaje, en diferentes idiomas. Además, nos hemos encontrado con un espacio trilingüe, que facilita la comunicación. En ambos lados, nos hemos encontrado con personas que hablan los tres idiomas, y eso supone una riqueza añadida a la existencia de un lenguaje común.


De las medidas de acción que se proponen en el estudio, ¿cuál o cuáles consideras que deberían aplicarse con mayor urgencia, o que tendrían un mayor impacto positivo?
En primer lugar, nos gustaría recordar que tanto desde la conferencia Euroregional, la Prefectura de Pirineos Atlánticos y el Gobierno Vasco como desde los Ayuntamientos de Irun y Hondarribia, como ya hemos comentado, hay voluntad política para actuar en este espacio. La mejor prueba de ello es que nos han pedido el estudio. Y está es, sin lugar a dudas, la primera medida de acción, que ya está hecha y que no hay que dejar de señalar, porque ya se haya realizado. Porque lo primero es la voluntad y la implicación política. En segundo lugar, cualquiera de las tres medidas de intervención que se sugieren en el estudio que hemos realizado conseguirían mover la situación, porque entendiendo la realidad del consumo de drogas desde el punto de vista sistémico, cualquiera que sea el primer paso va a poner en marcha una dinámica de acción sobre el terreno que afectará a, y será seguida por, otras. Así que bien responsabilizando a los jóvenes sobre sus consumos a través de la campaña de sensibilización utilizando como mediadores a hosteleros/as, bien potenciando y fomentando la coordinación de los profesionales que trabajan en drogodependencias a ambos lados de la frontera, bien mediante la formación de educadores/as sociales y mediadores/as que trabajen con los y las jóvenes, vamos a incidir en la reducción de los riesgos asociados al consumo de drogas en los contextos de ocio en el espacio transfronterizo.


Responsabilizarse de las cantidades consumidas



Patricia Insúa (Buenos Aires, 1958) es psicóloga clínica. Doctora en Psicología, trabajó durante ocho años como facultativa en el equipo del centro de salud mental de Uribe(Osakidetza/Servicio Vasco de Salud). Desde 1997, es profesora de la Facultad de Psicología de la UPV/EHU y, desde 2008, coordinadora del Servicio de Psicología Aplicada (SPA/PAZ) de la misma universidad. Presidenta de la ONG Osasun Ekintza ( www.osasunekintza.org ). Colabora con el Colegio Oficial de Psicólogos de Bizkaia en la Escuela de Práctica Psicológica, con la Fundación Huésped de Buenos Aires ( en acción contra el sida), como referente teórico y metodológico en investigaciones aplicadas sobre drogodependencias, y se dedica desde hace años a la formación de formadores en programas de consumo de menos riesgo y prevención de la transmisión del VIH y otras infecciones de transmisión sexual.


A juicio de Insúa, los principales riesgos que los y las jóvenes de ambos lados de la muga asumen en sus consumos de alcohol y otras drogas están relacionados con la cantidad de sustancia que se consume y con la mezcla de sustancias, “Es ahí donde hay que hacer ahora más hincapié”, señala. “Está demostrado que las campañas de reducción de riesgos que se han realizado para favorecer la utilización de material higiénico (jeringuillas, condones, etc.) han dado resultado, ya ahora creemos que hay que mandar un mensaje que permita responsabilizar a los y las jóvenes, en primer lugar, y a hosteleros/as, educadores/as y agentes de salud, políticos, etc., sobre las cantidades que se pueden consumir con más o menos riesgos, y los efectos y riesgos de las mezclas de sustancias”

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