Noticia publicada en Diario Vasco,el miércoles día 26 de Mayo de 2021.
Pasó hace 34 años
Tal día como el domingo pasado, pero de hace 34 años, el Club Deportivo ELGORRIAGA BIDASOA culminaba en el recién estrenado polideportivo Artaleku una Liga que había encarrilado en el viejo frontón Uranzu, con una victoria agónica sobre el Tecnisán que aún ignoraba que le proclamaba campeón. Porque más agónicos todavía fueron los diez eternos minutos que demoró el desenlace del duelo entre el Barcelona y el Cajamadrid, saldado con un inesperado 23-23 que hacía innecesario el partido de desempate programado para el 25 de mayo en Santa Cruz de Tenerife. Blaugranas y chocolateros habían llegado con los mismos puntos a la jornada de clausura del play-off por el título.
El júbilo que se desató en Artaleku y que se extendió como una mancha de aceite por toda la ciudad, fue inenarrable. Aunque después nos acostumbramos a este tipo de celebraciones, que se sucedieron durante una década prodigiosa, ninguno de los títulos posteriores me provocó la misma emoción, porque entonces nadie apostaba por nosotros y además lo protagonizaron doce jugadores de Irun, uno de Pasajes y dos yugoslavos.
Conviene no olvidar sus nombres, porque a ellos les corresponde el honor de aquella romántica gesta, que ya forma parte de la mejor historia del deporte vasco: Miguel Ángel Zúñiga, Ignacio Munduate y Luis Pablo González en la portería; Luis Lucas, Caslav Grubic, Antxon Beldarrain, Pedro Salcedo y Juanín Aguirregomezcorta en la primera línea; Santi Burguete, Txuma Hernández, Iñaki Susperregui, Salvador Pombar, Javier Mendibil y Mladen Lakovic en la segunda. Al timón, el incombustible Juantxo Villarreal, que también ese día estrenaba su brillante palmarés como entrenador, auxiliado por Iñaki Álvarez y Javi Iriarte.
Acompañaron cada episodio de aquella brillante temporada el delegado Eduardo Egaña (D.E.P.), el auxiliar Luis Mari Echeverría (D.E.P.) y el doctor Ricardo Jiménez. A todos ellos quiero expresar mi agradecimiento y también a los directivos que escoltaron mi gestión como presidente, por su generosa entrega y dedicación al club: Ricardo Fernández, Fernando Morondo, Juan Carlos Errazquin, Miguel Ángel Cía, Maribel Iñarra, Adolfo Borobia y Marcos Aldaba.
Estremece recordar el grito "¡Campeones! ¡Campeones!" coreado al unísono por toda la grada, preámbulo de la fiesta que empezó con una cena en el Asador Baserri y se prolongó hasta altas horas de la madrugada para sellar una fecha que ya es leyenda.
Gora Bidasoa! Gora Irun!
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