Noticia publicada en Diario Vasco,el jueves día 6 de Mayo de 2021.
Felipe Cambón Pereña: «Vengo de una formación científica, pero tenía clavada la espinita de la escritura»
Ingeniero, escritor y profesor
Ingeniero irunés afincado en Estepona, cambió la empresa por la docencia y la literatura y ahora publica la novela 'Dos mares', Premio Carmen Martín Gaite de Narrativa
Como todo el mundo sabe, por mucho que programemos (o que nos programen), la vida puede dar muchas vueltas. Es lo que ha pasado con el irunés Felipe Cambón Pereña. Trabajar en alguna empresa guipuzcoana y vivir cerca de casa era, poco más o menos, lo que estaba previsto cuando empezó a estudiar Ingeniería Industrial. Pero algo pasó durante los años de Universidad, en el camino de ida y vuelta en Topo y autobús, de Irun al campus de Ibaeta. En aquellos trayectos puede estar el origen de su vida actual. Su novela 'Dos mares', que ahora promociona, es la ganadora del V Premio de Narrativa Carmen Martín Gaite, instituido por el Ayuntamiento de El Boalo, el municipio madrileño donde residió y está enterrada la gran escritora salmantina.
–Desde hace cinco años, se gana la vida dando clase de Matemáticas en el Colegio Internacional Atalaya de Estepona. ¿Cómo acaba un ingeniero irunés trabajando de docente en Málaga?
–Cuando tuve que elegir estudios para ir a la Universidad, yo no tenía muy claro lo que quería hacer. Había hecho la EGB en Umeki, un colegio pequeñito que había en el barrio de Lapice y que desapareció y de ahí pasé a La Salle. Creo que fui un alumno más o menos bueno. Me gustaban tanto las ciencias como las letras. Digamos que pude ser mal orientado o es lo que yo valoro. Me aconsejaron ir por ciencias, con la excusa de que había más salidas laborales, por el perfil industrial de Gipuzkoa.
–Y se matriculó en Ingeniería.
–Sí, sin saber muy bien lo que estaba haciendo. Trabajé como ingeniero ocho años en una empresa, siempre muy desencantado con el oficio. Luego estuve un año y medio viviendo y trabajando como enseñante en Costa Rica y después vine a Madrid a hacer un master con la decisión de dedicarme a la docencia. Me salió un trabajo atractivo en un colegio de Estepona, conocí a una chica (acaban de ser padres) y aquí estoy, disfrutando con las matemáticas, que siempre me han gustado y divirtiéndome con la relación con los alumnos.
–¿Y la literatura? ¿Cuándo empezó a ocuparle tiempo?
–Yo empecé tarde como lector. Los clásicos infantiles que todo el mundo ha leído, yo no los leí. Empecé a leer literatura a los 18 ó 19 años, cuando iba a la Universidad en el Topo. Entonces, no estaba aún la parada de Lugaritz. Te bajabas en Amara y cogías un autobús hasta el campus de Ibaeta. Durante todos esos trayectos de casa a la universidad y vuelta fue cuando me aficioné a leer. Leí de todo, clásicos y contemporáneos. Se iban muchas horas ahí. Yo vengo de una formación científica, pero tenía la espinita clavada de la escritura. El proceso ha sido largo y trabajoso, pero ha dado sus frutos.
«'Dos mares' son el Cantábrico y el Pacífico, y un viaje físico e interior del protagonista que le hará reconstruir su vida»
«No se vive mal en Estepona; la calidad de vida es buena y el clima también, pero la añoranza de Irun nunca se pierde»
–'Dos mares' es su segundo libro publicado y ha recibido un premio por unanimidad del jurado entre 325 novelas presentadas. ¿Qué cuenta?
– 'Dos mares' son el Cantábrico y el Pacífico y son el origen y el final de un viaje físico y también de un viaje interior del protagonista, que es Asier. Es un joven que desarrolla su vida en un círculo muy pequeño, como casi todos nosotros.Tiene amigos, novia, una relación un poco especial con su madre, un trabajo mediocre y una afición muy marcada, que es el buceo. Al principio de la novela, ocurren un par de hechos inesperados que van a hacer que todas estas realidades se tambaleen y se va a ver obligado a reconstruir su vida, algo que le va a obligar a hacer ese viaje entre dos mares.
–Quienes le conocen, ¿le van a ver en el libro?
–Parte de las vivencias que aparecen en la novela son vivencias propias, porque en la ficción siempre quedan reflejadas experiencias del autor. Pero el personaje protagonista no se identifica en nada conmigo, no tiene nada de autobiográfico.
–Estepona no parece mal sitio para vivir. Desde Irun suena a vacaciones perpetuas. ¿Volverá algún día del Mediterráneo al Cantábrico?
–No lo sé. No se vive mal aquí. La calidad de vida es buena y el clima también, aunque Irun siempre se añora y esa añoranza no se pierde nunca.
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