Noticia publicada en Diario Vasco, el domingo día 18 de Julio de 2021.
Al voluntario hay que darle un respiro»
Vacunódromo. Controlar los accesos y acompañar a las personas durante el proceso son algunas de las tareas que desempeña Protección Civil en Artaleku de forma altruista
Un voluntario atiende a un ciudadano en presencia de una sanitaria.
Vestidos de un naranja fluorescente y siempre con una actitud amable y altruista, los voluntarios de Protección Civil de Irun llevan meses realizando una labor imprescindible para la comarca que avanza a buen ritmo en su campaña de vacunación. «Nosotros empezamos a colaborar con las tareas el 3 de abril, pero hemos prestado servicios por la pandemia desde hace casi un año», cuenta Emilio San Juan, jefe de la agrupación.
El grupo participa activamente en la organización del polideportivo Artaleku, punto de vacunación masiva, con filas en la entrada y cinco mesas en el interior con sus correspondientes señalizaciones (cuatro dedicadas a aplicar la inyección y una para la parte administrativa) y cuenta con una carpa en la zona de observación para poder asistir a las personas en caso de necesitarlo. Para realizar las funciones, hay cuatro o cinco voluntarios cada día, encargados de servir de apoyo a los empleados sanitarios, así como de controlar los accesos, acompañar a las personas en el recorrido y, en definitiva, hacer del proceso de vacunación una experiencia ágil y cómoda.
2.248 horas de voluntariado
2.248 realizadas para un total de 70 servicios cubiertos entre unas diez personas (con distinta disponibilidad) a una media de cinco voluntarios por jornada.
«Somos jóvenes, jubilados o trabajadores por turnos quienes echamos una mano», explica Antuán Alcántara, de Protección Civil de Irun. En función del ritmo de vacunación, se les requiere todos los días, por eso, rotan los turnos para librar un día a la semana y dedican entre ocho y doce horas diarias a llevar a cabo su actividad. Según datos aportados por la propia agrupación, a 15 de julio, llevan cubiertos 70 servicios con un total de 2.248 horas dedicadas en el vacunódromo. «Hemos puesto de fecha tope de colaboración el 31 de julio porque tenemos que descansar. Al voluntario hay que darle también un respiro», añade Alcántara.
«Protección civil hace una gran labor. Sin ellos no avanzaríamos ni la mitad de rápido», dice Saray, una sanitaria del vacunódromo
Con una media de 5.000 dosis de Pfizer semanales administradas tanto a personas residentes en Irun como a residentes en Hondarribia, el personal de Osakidetza responsable del recinto agradece la ayuda ofrecida: «Protección Civil hace una gran labor. Sin ellos no avanzaríamos ni la mitad de rápido», valora Saray, una sanitaria del vacunódromo.
Jóvenes
Fomentar la empatía es uno de los objetivos que se marca la agrupación: «es muy importante ponerse en el lugar de todos los que vienen aquí. No solo necesitan apoyo los mayores, sino también la gente joven». Lo que sin duda ha destacado el personal sanitario y el grupo voluntario es la buena disposición de los jóvenes que acudieron el pasado martes 13 de julio a vacunarse por primera vez. «La mayoría viene con una sonrisa», asegura Alcántara, y agrega que también «se merecen vacaciones que no queden interrumpidas por segundas dosis».
Próximo mes
De cara al mes de agosto, el Ayuntamiento de Irun está desarrollando una Bolsa de voluntarios para sustituir a los de Protección Civil. «Aún está en el aire, pero no queremos dejar nuestros puestos sin cubrir porque creemos que la labor que estamos haciendo es esencial», declara Emilio San Juan.
En tiempos de pandemia, todavía resulta increíble cómo un pequeño grupo de personas puede obrar de forma desinteresada para realizar un buen servicio a la sociedad. Protección Civil de Irun es el claro ejemplo de una ciudad solidaria y amiga que quiere lo mejor para su gente.
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