viernes, 28 de octubre de 2016

“Vivimos con el miedo en el cuerpo”, dicen vecinos de Irun

Noticia publicada en Diario Noticias de Gipuzkoa,el jueves día 27 de Octubre de 2016.

SOCIEDAD

“Vivimos con el miedo en el cuerpo”, dicen vecinos de Irun

Vecinos y comerciantes de la Parte Vieja de Irun denuncian que el creciente ambiente delictivo ha erosionado la convivencia en el barrio. "Hay que andar con pies de plomo", lamentan,
UN REPORTAJE DE JORGE NAPAL / FOTOGRAFÍA GORKA ESTRADA - Jueves, 27 de Octubre de 2016 - Actualizado a las 06:12h
Dos patrullas de la Ertzaintza, ayer en la esquina de la calle San Marcial de Irun con la plaza Urdanibia.
Vista:
  • Dos patrullas de la Ertzaintza, ayer en la esquina de la calle San Marcial de Irun con la plaza Urdanibia.
Hace unas semanas entró una mujer en la tienda y se llevó el bolso de su compañera, "así, por la cara". Le dejaron sin las llaves de casa ni la documentación. Fueron a denunciar los hechos inmediatamente. La Er-tzaintza les proporcionó los retratos de varios sospechosos y no tardaron en identificarlas. Eran "la Pilar y la María", como les conocen en el barrio. "Tuvieron la desfachatez de volver por la tarde y amenazarnos de nuevo. Me levantaron la mano, y me tuvo que defender una clienta que, afortunadamente, estaba en ese momento en la tienda". Su compañera de trabajo, de nacionalidad cubana, recibió todo tipo de insultos. "Le llamaron negra de mierda, que se fuera a su puto país... en ese plan. Denunciamos todo lo ocurrido, por supuesto, ¿pero a partir de ahí que podemos hacer? Vivimos con el miedo en el cuerpo, hay que andar con pies de plomo".
Ni comerciantes ni vecinos quieren dejarse retratar, ni dar su nombre por miedo a represalias. La presencia policial en la plaza Urdanibia de Irun se ha redoblado desde que hace tres semanas se hizo pública la denuncia por la inseguridad que viven en el barrio.
Dos patrullas de la Ertzaintza irrumpían ayer por la mañana, estacionando los vehículos en la esquina con la calle San Marcial, un lugar de bullicio y encuentro en otro tiempo que, hoy por hoy, evitan muchos vecinos. "Cualquiera puede ser objeto de amenazas con esta gente que parecen haberse adueñado del barrio. Llevamos en esta tienda un año, y todos nos han acogido de maravilla. Se trata de una cuestión muy sensible porque los problemas se dan con un grupo determinado, sin olvidar que el resto de miembros del colectivo no da ningún problema. Tenemos clientes gitanos que son muy buena gente, encantadores. No hay que generalizar, entre ellos hay muy buena gente, pero no podemos obviar lo que ocurre", cuenta una comerciante.
Una vecina relata que su hija de 19 años, que antes frecuentaba mucho la zona, evita ahora caminar por la plaza y alrededores ante el temor de que le puedan hacer algo. "A la mínima te sacan una navaja. Mi hija es adoptada, es boliviana, pero para este grupo de personas parece que solo existen los de su raza. Si nos rechazan a los de aquí, ya ni te cuento con los de fuera. A mi hija la han insultado. Es una situación muy delicada. Hemos hablado con la Er-tzaintza y nos dicen que ellos están atados de pies y manos. Nos dicen que si los de arriba no les dan ninguna orden, ellos no pueden hacer nada. Se dedican a vigilar para mantener un poco la paz en el barrio, pero poco más".
Insultos y vejaciones Grupos de Whatsapp
"Aquí hay un problema" Tras la denuncia de Pablo Campo, el joven propietario del bar Eskina Mosku que, cansado de insultos y vejaciones aireó el caso, los comerciantes de la calle San Marcial de Irun han creado un grupo de Whatsapp con el que mantenerse en contacto. Es un tema que les trae de cabeza. El joven hostelero reconoce que durante las últimas semanas se ha intensificado la presencia policial, aunque lamenta que "la situación es tan sensible" que, a su entender, la actuación de los agentes municipales "no siempre es la más adecuada". Otra vecina relata que incluso "delante de los policías suelen estar trapicheando". "De la plaza San Juan hacia aquí parece que no existimos, pero existe un problema muy grave. Tuvimos una reunión con el alcalde, a cuenta de las obras que van a hacer en la calle San Marcial, y se le planteó el tema. Pero vemos que se lava las manos. No quiere saber nada, y nos parece muy grave, porque estamos hablando de la Parte Vieja de Irun, un lugar que tenía que ser agradable y emblemático". Aseguran que no hay más que ir al frontón. "Se ha echado a perder. Todo está de pintadas... Una de las canchas se la han apropiado ellos, nadie se atreve a entrar ahí... Poco a poco están ganando terreno y se están saliendo con la suya. Es algo que no se puede permitir, porque si quieren derechos, también existen las obligaciones, como las que cumplimos todos. No se las pueden saltar a la torera... Es algo que me indigna. No se puede aceptar que te vengan a robar el esfuerzo de tu trabajo, y que encima vuelvan horas después a insultarte", dice una comerciante. 
El Consistorio de Irun ha reconocido a este periódico que se trata de "un problema enquistado" al que están tratando de dar solución. A modo preventivo, dos cámaras de vigilancia comenzarán a funcionar en breve.
Entretanto, el vecindario lamenta el escaso eco que alcanzan sus reclamaciones. "La parte vieja está abandonada. Para mí es lo más bonito de Irun. Todas las ciudades intentan potenciar su parte vieja, pero aquí no sé qué pasa que no hay manera". Han mantenido entre ellos más de una reunión para acordar iniciativas que revitalicen la zona. "En navidades del año pasado decidimos colocar globos de adorno, una manera de reivindicar lo nuestro y dar colorido a la calle. Pues bien, los globos no duraron nada. Para nosotras fue un bajonazo. Fui a hablar con las personas que se los habían llevado. Ellos se reían. Vino un tipo en coche y se puso violento. No eran más que globos, ¿pero es que ni eso podemos hacer?".
El relato de esta comerciante refleja la impotencia que sienten. "En las reuniones que hemos mantenido, les hemos dicho a los políticos que está muy bien que hayan renovado la plaza, pero la gente no va a venir aquí por el mero hecho de cambiar la plaza. Mucha gente se corta y pasa por otros lugares. Hay padres que piden a sus hijos evitar esta zona. Se han hecho dueños del frontón, no tienen educación, y nunca sabes por dónde van a salir".
Esta mujer también sufrió un intento de robo al poco de abrir el negocio. "Entraron a lo bestia. La verdad es que antes tenía unas persianas más bonitas pero las tuve que cambiar por unas ciegas por toda esta situación".
Los vecinos reconocen que se trata de "un tema complicado, porque ellos también viven aquí". Insisten una y otra vez en que no hablan "para nada de racismo", sino más bien "de la falta de educación y civismo de un determinado grupo de personas". 

No hay comentarios: