Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 11 de Julio de 2021
«Ver un volcán en erupción... ¡no hay dinero para pagar esa experiencia!»
Este joven irundarra ha cambiado durante un mes su trabajo en el ambulatorio de Irun por una aventura en Islandia. Mikel Toro, una vuelta a Islandia en bici
En su viaje por Islandia Mikel ha hecho un cuaderno de bitacora a traves de su cuenta @travelliketoro en instagram
Ahí afuera existen cientos de aventuras. Como en los libros, hay multitud de opciones como para elegir tu propia aventura. Todas son diferentes pero, grandes y pequeñas, todas tienen algo en común: la curiosidad y la valentía. Es lo básico que hay que meter en la maleta o macuto. Y tampoco mucho más si pretendes ir en bicicleta. El peso de las alforjas puede condicionar tu aventura. También es importante tener unos días libres para poder disfrutar de esa sensación de meterse en la piel de un explorador. Un saludo desde aquí a todas las jefas y jefes que permiten conciliar el trabajo con las aventuras.
Con todo esto, ya podríamos organizar una ruta con la que visitar un país, acercarnos a volcanes, probar glaciares y jugar con puffins. No lo digo yo, lo dice el cuaderno de bitácora de Mikel Toro. Este joven irundarra acaba de recorrer Islandia en bici y su diario, que puede leerse en Instagram, está lleno de curiosidades y experiencias únicas. Si tenéis curiosidad y no os importa pasar un poco de envidia, esta es la aventura del joven que nos atiende en la entrada del ambulatorio de Irun.
–Velkominn, Mikel.
–(Risas) Þakka þér fyrir. ¿Has visto? He aprendido algunas palabras en islandés. Pocas, eh. Las que me enseñaron un grupo de jóvenes allí una tarde. La verdad es que sabiendo euskera el islandés es más fácil.
ORGANIZACIÓN«La ruta la organicé en 23 etapas, pero una vez allí fui cambiando los planes día a día»AMISTADES«Lo mejor de ir solo es que conoces a mucha gente y en Islandia son muy generosos»
–Sería curioso que recibieras a la gente en el ambulatorio hablando en islandés...
–A más de uno no le sorprendería. He pasado muchos meses preparando este viaje y mis jefes y compañeros me han ayudado y aguantado mucho.
–¿Cuándo empezaste a organizar tu aventura por Islandia?
–Pues hace unos meses. Siempre he querido hacer un viaje solo. En el resto del mundo es muy común, pero aquí no tanto. El caso es que pregunté a mis jefes si podría hacerlo porque necesitaba muchos días libres y me dijeron que sí. Ahí empecé a darle vueltas a la aventura. Primero pensé en hacer Irun-París en bici, pero se me cruzó la idea de Islandia.
–¿Por qué?
–Por un lado porque ya había estado y recordaba que todo era muy llano como para hacer en bici. Y por otro, porque es uno de los lugares con menos delincuencia de Europa. Además, por el tema Covid, Islandia ha tenido buenos datos y yo calculaba que trabajando en sanidad podría ir vacunado incluso.
–El plan perfecto, ¡todo cuadrado!
–No te creas... Cuando llegué allí todo el mundo me decía que tenía que haber ido en mayo. Durante el mes no llovió ni un solo día y, sin embargo, en junio ha llovido mucho. Me llevé el tiempo de Euskadi a Islandia. (Risas)
–¿La ruta no estaba preparada para el mal tiempo?
–La preparé con algo de margen, sí, sobre todo por si acababa algún día reventado de la bici. Había un tramo que eran 400 km sin nada alrededor, desierto, solo una roca con forma de rinoceronte o elefante. Pensé en hacerla en dos días, pero una vez allí cambié de planes y cogí un autobús. La ruta la organicé en 23 etapas, pero allí los planes han sido un poco diferentes.
–¿Entrenaste para la aventura?
–Un poco sí. Mis amigos se reían de mí porque iba de Hendaya a Urdax en bici con las alforjas llenas de cosas. Tenía que prepararme con peso. No es lo mismo ir en bici aquí que allí con la tienda de campaña y todo encima.
–Como para encontrarte por allí, menos mal que nos has regalado un cuaderno de bitácora.
–La idea surgió un poco por eso, por mandar mi ubicación cada día a unos amigos. De ahí, me animaron a que contara en una web y en Instagram lo que hacía cada día. Me han ayudado mucho porque había días que terminaba el día agotado y no tenía ni fuerzas para escribir o subir una foto.
–Gracias a eso hemos podido viajar contigo y ver de cerca un volcán o un puffin, ¿qué es lo que más te ha gustado a ti?
–Los puffins son chulísimos, esos animalitos enamoran a cualquiera, pero ver un volcán en erupción es... ¡increíble! No hay dinero en el mundo para pagar esa experiencia. En Islandia, además, son bastante permisivos y lo pude ver de muy cerca. Los glaciares, las ballenas... lo cierto es que la naturaleza ha sido una pasada.
–¿Y no te has sentido solo?
–¡Qué va! Lo mejor de ir solo es que conoces a mucha gente. En ese sentido, Islandia me ha parecido un país muy generoso. En cualquier lugar alguien me ofrecía ayuda, compartir comida, una conversación... Una tarde conocí a dos hermanos madrileños que se apellidaban Barandiaran. Se sacaron una foto con mi ikurriña y todo.
–¿La aventura ha tenido algún desastre?
–¡Claro! Conocí a un señor de Miami, Rubén, que estaba haciendo la ruta igual que yo. Un día que nos pilló mucho viento decidimos compartir coche para movernos. Paramos para ver los puffins y en mitad de una cascada, puso mal el freno de mano y... ¡menos mal que un islandés nos ayudó a sacar el coche!
–Y después de Islandia, ¿qué? ¿Habrá otra aventura? Apellidándote Toro podría ser corriendo...
–(Risas) ¡Me encantaría! Pero que me lo pague alguien, necesito sponsor. Una 'Volcano race' me encantaría, pero los dorsales son muy caros. Y las aventuras corriendo son difíciles, ¡no puedo correr y llevar las alforjas!
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