domingo, 6 de marzo de 2022

«Tenemos que ver el exilio de la Guerra Civil como espejo de lo que ocurre hoy»

Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 6 de Marzo de 2022.

«Tenemos que ver el exilio de la Guerra Civil como espejo de lo que ocurre hoy»

Josu Chueca presentó el Irun el libro '2.000 del Winnipeg. Diario de a bordo', en un acto organizado por la Asociación Republicana

Josu Chueca, en Palmera Montero,durante la presentación del libro editado por Intxorta 37./F.DE LAHERA

 


MARÍA JOSÉ ATIENZA Irun.

El día 4 de agosto de 1939 2.570 personas zarparon del puerto fluvial de Pauillac (Francia), con destino a Valparaíso (Chile), a bordo del Winnipeg, un carguero fletado por el Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles (SERE) y tutelado por el cónsul especial del país andino en París, el poeta y diplomático Pablo Neruda. Hombres procedentes de los campos de concentración franceses y mujeres y niños que se habían buscado la vida por distintos departamentos galos se reencontraron en el muelle de Burdeos para emprender la travesía.

Entre los pasajeros había 190 familias, cuyos miembros habían pasado meses e incluso años sin verse. Seis iruneses se embarcaron en el llamado 'barco de la esperanza': los veinteañeros Julián Manso Sastre, agricultor, y Gregorio Casal Añorga, albañil, ambos militantes del PC y procedentes del campo de Gurs, la esposa de este último Pilar Rota Martín y las hijas del matrimonio Isabel y María Teresa y Ángel Martín Maestro, un metalúrgico de la UGT de 44 años.

El Winnipeg partía rumbo a América cargado de refugiados que buscaban la paz y la libertad que les había negado Europa, donde tras conocer y sufrir la guerra habían vivido el exilio entre alambradas. Chile iba a recibir generosamente a 2.000 refugiados de la Guerra Civil española. 2.000 era la cifra oficial, el cupo tras el que se ocultaban otros 570 hombres, mujeres y niños.

«Irun fue la primera población de todo el Estado que se vació prácticamente y que vivió el exilio de masas»

Durante la travesía, un equipo redactor editó un periódico que llevaba en su mancheta el nombre '2.000 del Winnipeg'. Era un diario auténtico, políticamente sesgado, con sus noticias actualizadas a través de la telegrafía sin hilos, su editorial, su información sobre las actividades programadas a bordo y una galería de personajes destacados que viajaban en el propio barco. La publicación tenía una tirada corta: seis ejemplares, los que permitían la lectura de las copias a papel carbón de una máquina de escribir que hacía las funciones de linotipia y rotativa. Cada día, los ejemplares se colocaban en paneles repartidos por el carguero, de forma que el pasaje realizó el viaje bien informado.

Buscando otra cosa

Como les ocurre no pocas veces a los investigadores, Josu Chueca Intxusta, profesor de Historia Contemporánea de la UPV, se topó con el periódico del Winnipeg «cuando buscaba otra cosa» en el Archivo Histórico de París. Encontró el diario completo de 23 días, del total de 26 que fue publicado. Aquel hallazgo llevó a Chueca y a la asociación memorialista Intxorta 1937 Kultur Elkartea a realizar un trabajo que culminó en el libro '2.000 del Winnipeg. Diario de a bordo'. La publicación fue presentada el jueves en Palmera Montero por su autor y por Julia Monge, de la asociación Intxorta, en un acto organizado por la Asociación Republicana Nicolás Guerendiain.

El libro reproduce las páginas originales del diario y su transcripción literal para una lectura más cómoda, un listado de las personas que participaron en el viaje, varios testimonios y fotografías y un interesante trabajo de contextualización sobre el momento en el que se organiza la expedición.

Tanto su lectura como la presentación realizada el jueves por Chueca sobrecogen no sólo por lo padecido por los refugiados, que también, sino por lo cercanos que resultan los hechos relatados. Ocho décadas después, se reproducen como calcados a papel carbón los exilios en masa, las olas de refugiados y los cupos de acogida.

Trabajo de recuperación

El exilio de la Guerra Civil es, desde hace años, la principal línea de investigación de Josu Chueca. «Es el pariente pobre y hay que recuperarlo», dice el autor, y añade que la historia de aquel exilio empieza en Irun. «Podemos decir que Irun fue la primera población de todo el Estado que se vacía prácticamente no solo de elementos militares, sino también de mujeres y niños. En Irun se verifica el primer exilio de masas que va a darse en la Guerra Civil española. Los iruneses pasan al otro lado pensando que la situación es transitoria y que van a volver. Pero los que vuelven no lo harán en las mismas condiciones y para muchos el exilio será definitivo».

Si la guerra supone «el exterminio físico de las personas, por muerte o encarcelamiento de muchos años», añade Josu Chueca, «el exilio va a ser la muerte civil. Por eso es tan importante estudiarlo y recuperarlo y también porque es necesario que lo tengamos como un espejo de lo que está ocurriendo hoy en Europa y en el mundo».

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