Los incendios en locales ocupados de Gipuzkoa desatan la preocupación entre las comunidades de vecinos
Donostia, Pasaia e Irun han rozado la tragedia en tres siniestros sucedidos en cuatro meses, tras declararse el fuego en la parte baja de los edificios
La sensación de haberse rozado la tragedia tras desalojar a vecinos de sus viviendas se viene sucediendo en diferentes municipios guipuzcoanos desde el pasado noviembre. Tres incendios en locales ocupados de Donostia, Pasaia e Irun han disparado las alarmas en los últimos cuatro meses, con siniestros que han provocado una docena de traslados al hospital por inhalación de humo, y un herido de gravedad. En todos los casos, los vecinos lo venían advirtiendo: un desenlace así era cuestión de tiempo, ya que en estos locales se habían registrado incidentes previos, disputas, y problemas de convivencia.
Según informan fuentes policiales, se trata de una realidad que siguen de cerca las patrullas de seguridad ciudadana, que elaboran informes fotográficos que remiten a los ayuntamientos de los municipios para localizar a los propietarios de los locales, ya que el primer paso para adoptar medidas es interponer una denuncia.
El Consistorio donostiarra indica a este periódico que, si bien tiene constancia de diferentes ubicaciones de locales ocupados, no existe un listado detallado como tal, ya que “en su gran mayoría, por no decir en su totalidad, son de propiedad privada”.
Se trata de espacios ocupados que, por lo general, no ofrecen condiciones de habitabilidad y a los que la acumulación de desperdicios convierte en un polvorín sobre el que se levantan las edificaciones. Una vez que el juez autoriza el desalojo, los propietarios están obligados a facilitar los medios para que ese local no se vuelva a ocupar, por lo que es habitual tapiar los accesos con carácter inmediato. En ocasiones, no se puede esperar tanto tiempo y es el departamento técnico de Sanidad de cada localidad el que urge la actuación, emitiendo para ello informes ante el riesgo de que el lugar se convierta en un foco de infección por la acumulación de desperdicios.
“Hemos asistido muchas veces a la misma situación: un local medio en ruinas, ocupado por personas que malviven, por supuesto, sin calefacción. Acaban haciendo una hoguera, y bajo esas condiciones es fácil que se declare un incendio”, explican las mismas fuentes policiales. Y lo es todavía más cuando el fuego es intencionado, como ocurrió durante la madrugada del 9 de noviembre en el barrio donostiarra de Egia.
Intento de homicidio
El local, en el número 3 de la calle Iruresoro, quedó totalmente calcinado y tres personas que pernoctaban en el interior tuvieron que ser atendidas por inhalación de humo. Una de ellas resultó afectada de gravedad tras perder la consciencia. Un hombre fue detenido por estos hechos, acusado de un delito de intento de homicidio. La investigación atribuye la autoría a un varón que estuvo implicado poco antes en una pelea con otras personas que ocupaban el local, tras lo cual roció con disolvente un sofá de la planta y le dio fuego.
La propietaria del local, según comunicó a los agentes desplazados al lugar, había interpuesto varias denuncias y estaba a la espera de una orden judicial. Las patrullas le aconsejaron que aprovechara la situación, una vez que se había desalojado a todos los ocupas, para que llamara a carpinteros y albañiles para tapiar el acceso. “El problema es que estas medidas se adoptan una vez que ha ocurrido el siniestro, cuando casi se quema el edificio”, coinciden en señalar fuentes policiales y vecinos afectados.
Así lo indicaron también los inquilinos del número 16 de la Avenida de Navarra de Pasai Antxo, en la antigua N-I y frente al apeadero del tren. Nuevamente, una situación similar. Vecinos de tres inmuebles tuvieron que ser desalojados tras un incendio declarado el 8 de febrero en un local ocupado. No hubo que lamentar heridos de gravedad, si bien una mujer embarazada y su hijo de corta edad tuvieron que ser evacuados a un centro sanitario por inhalación de humo.
Los vecinos mostraron su indignación al entender que Pasaia había rozado una tragedia que consideraban evitable. El local afectado venía siendo ocupado por jóvenes que habían protagonizado incidentes con anterioridad, como los que se han registrado este pasado fin de semana en el barrio donostiarra de Martutene, con el arresto por parte de la Ertzaintza de dos varones, de 20 y 26 años de edad, después de participar en una agresión grupal en la que tres personas resultaron heridas. A otros once implicados en la contienda se les han abierto diligencias en calidad de investigados.
Los hechos tuvieron lugar hacia las 23.30 horas del sábado, cuando más de una decena de personas acudieron a la vivienda de las víctimas y les amenazaron con armas blancas para posteriormente agredirles utilizando objetos contundentes, según informó el Departamento vasco de Seguridad. “Más allá del altercado, estamos hablando de otra casa ocupada en la que tampoco hay calefacción. En todos estos casos suele ser habitual que acumulen basura, con el consiguiente riesgo de que se declare un incendio”, indican las fuentes.
El último incidente de estas características tuvo lugar la semana pasada en Irun, donde siete personas fueron trasladadas al hospital por inhalación de humo tras el fuego que calcinó el bajo de un edificio de viviendas, a la altura del número 16 de la calle Pelegrín Uranzu. Cinco de los heridos fueron derivados al Hospital del Bidasoa y dos, al Hospital Donostia. Los vecinos señalaron que el local venía siendo ocupado desde hace dos meses.
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