sábado, 20 de marzo de 2010

La solución parece estar bajo tierra


Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa el sábado 20 de Marzo de 2010.



IRUN
La solución parece estar bajo tierra
El diagnóstico del Plan de Movilidad mira a la apuesta del Ayuntamiento por los aparcamientos subterráneos. El Pleno votará este mes el pliego que regulará la adquisición de plazas en San Juan y que se copiará en el resto de parkings
20.03.10 - 02:35 -
IÑIGO MORONDO IRUN.



LAS CIFRAS
27.494
es el número de vehículos que en 2008 estaban empadronados en Irun; los habitantes en ese momento, eran 61.159.
4.085
es el incremento de turismos registrado en la ciudad entre los años 2003 y 2008 y que supone un crecimiento del 14%.
801
plazas suman el aparcamiento construido en El Pinar (277), el que se está ejecutando en San Juan (420) y el que está previsto en Dunboa (104).


"En San Juan, se pagará el 20% de la plaza en la adjudicación, el 30% a mitad de obra y el 50% en la entrega de llave
Si un adjudicatario vende su aparcamiento, el comprador lo adquiere para lo que reste hasta los 75 años"



El tráfico, el aparcamiento. Problemas eternos de ésta y de tantas ciudades. El diagnóstico del Plan de Movilidad Urbana Sostenible acaba de ponerle cifras. En Irun, en 2008, había censados 27.494 vehículos. También 61.159 ciudadanos. Las matemáticas no fallan: hay, prácticamente, un coche por cada dos personas. Aún más, mientras la población tardó una década en sumar 5.700 habitantes, al parque de vehículos le bastó un lustro para crecer en más de 4.000.

Estos números se traducen en problemas todos los días. Y sobre todo, en algunas zonas, todas las noches. La tarea de aparcar, sin querer restarle gravedad al asunto, no es tan complicada en el horario laboral. Los aparcamientos subterráneos de la ciudad registran medias de ocupación (antes de que empezaran las obras en San Juan) inferiores al 50%. Es otro dato que recoge el diagnóstico del Plan de Movilidad. La OTA ha servido para aliviar la presión en los lugares que peor lo estaban pasando, si bien en algunos casos ha trasladado el trauma a la zona sin aparcamiento regulado más próxima.

En cualquier caso, el aspecto más grave del aparcamiento se deja ver por las noches. El regreso a casa produce un colapso en muchos barrios de la ciudad. Llegar a Arbes a las tres de la tarde y encontrar un sitio para aparcar no es ningún problema. Seis horas después, es una aventura que suele terminar con dos ruedas sobre la acera. O incluso en alguna opción peor. Lo mismo cabría decir para Dunboa, Belaskoenea... y otros barrios donde la situación no es tan grave, pero ni mucho menos es cómoda.

El Plan de Movilidad hace mención a la intención del Gobierno local de buscar la solución bajo tierra. Es un sistema caro, pero lógico. El razonamiento es que los estudios comerciales (y los de movilidad también) recomiendan aceras anchas. Las necesidades viarias de la ciudad, con cada vez más coches y las mismas calles, no permiten muchos lujos en la reducción de carriles.

El tan deseado arbolado urbano necesita su espacio; las filas de coches que limitan la visibilidad de las aceras desde la carretera acrecientan la sensación de inseguridad... Los coches 'molestan' en la superficie. Así que habrá que meterlos bajo ella.

El disgusto de El Pinar...

El último gran proyecto en este sentido se ha ejecutado en El Pinar. Se buscó solucionar los graves problemas de aparcamiento en la zona con un parking subterráneo que se financiaría por la venta de las propias plazas. La urbanización exterior la costearía el Consistorio. El interés que despertó el proyecto fue enorme; cuando llegó el momento de adquirir las plazas, con precios que oscilaban entre los 16.600 y los 21.100 euros más IVA, la respuesta resultó mínima. Además, la compra no era tal, sino una adjudicación de derecho de uso a 75 años, transmitible, vendible, quizá prorrogable... que no llegó a convencer del todo.

Desde entonces, Irunvi, que gestiona este aparcamiento, se han buscado soluciones para rentabilizar la inversión. Plazas en alquiler, bonos por horas, y no se descarta la rotación. Quizá la reurbanización este año de la calle Hondarribia, que se quedará casi sin aparcamiento, convierta este parking en la solución a un problema real.

... y la oferta de San Juan

El susto, de carácter económico, que el Gobierno se llevó en El Pinar enfrió otros proyectos de aparcamiento soterrado que se pensaban sacar adelante.

El que con más fuerza avanzó, ajeno a aquel problema y sostenido por una necesidad, antigua pero no por ello menos evidente, de ordenar el centro de la ciudad, fue el de San Juan. Este mes, se someterá a la consideración del Pleno de la Corporación el pliego de condiciones que regulará la adjudicación en concesión administrativa de sus plazas de aparcamiento. Es esa forma de disfrute de un bien inmobiliario que las VPOpusieron de moda y que se ha extendido ahora a los aparcamiento públicos.

«Será el pliego que marcará la pauta para los próximos aparcamientos que se construyan en la ciudad», informa el alcalde, José Antonio Santano. El régimen de concesión será prácticamente igual al que se planteó para El Pinar. «Una concesión a 75 años que se puede transmitir, vender, heredar... Siempre con el límite de los 75 años desde que se hizo la adjudicación».

El precio será el que se pagó en origen con su correspondiente actualización del IPC, aunque llegará un momento, en virtud del tiempo que reste a la concesión, en que podría perder algo de valor. No así en los primeros 15 ó 20 años «porque todavía quedará margen para que quien lo adquiera lo use toda su vida, e incluso lo usen sus hijos también».

También deja claro el alcade que «ni el Ayuntamiento ni Irunvi se comprometen a 'recomprar' una plaza adjudicada». No es que no vayan a hacerlo en según qué circunstancias, «pero no queremos establecerlo como una obligación por nuestra parte». Así que la plaza se le venderá a quien encabece la lista de espera. Si no hubiera lista, a cualquier interesado.

Visto lo visto en El Pinar, la pregunta obvia es si el sistema funcionará en otros aparcamientos. «No va a ser igual en todas partes. Dependerá del volumen de plazas que saquemos y del problema real que haya en ese barrio», cree Santano. Por eso piensa que, en San Juan, donde no quedará apenas aparcamiento en superficie, donde muchos de los aparcamientos soterrados se destinarán a rotación, el interés por las plazas restantes va a ser alto. El problema, como tantas veces, podrá estar en el precio.

La diferencia que este aparcamiento estrenará con respecto al de El Pinar y que servirá de modelo para futuras operaciones, estará en la fórmula de pago. «No vamos a pedir que la gente pague por adelantado, pero sí en tres plazos. 20% antes del inicio de la obra (en San Juan, obviamente, será al formalizar el compromiso);30% a mitad de obra;50%a la entrega de la plaza al adjudicatario».


pie de foto:El Pinar. Con ventas, alquiler y bonos por horas, este aparcamiento aún no se ha llenado y no se descarta la rotación. :: F. DE LA HERA

IRUN
Una garantía del 20% del coste antes de que empiece la obra
Se trata de una medida que el Consistorio va a estrenar en Dunboa para comprobar la demanda real de parking subterráneo
20.03.10 - 02:21 -
I. M. IRUN.

«Construir aparcamientos subterráneos es la forma más rápida de arruinar un Ayuntamiento». Esta frase, dentro de un contexto, la ha pronunciado varias veces el alcalde, José Antonio Santano. Ese contexto se refiere a que el coste de estos equipamientos es elevadísimo, por lo que si no existe una demanda real que adquiera las plazas para que el Consistorio recupere algo de la inversión, la quiebra será inevitable y más rápida cuantos más parkings se construyan.
Podemos encontrar un ejemplo en El Pinar, pero lo los hay de mayor calado en otras localidades. Donostia lo ha sufrido en más de un proyecto y el resultante económico, tan negativo, llevó a aplazar indefinidamente una iniciativa de parking en Bidebieta y a reducir en una planta la ampliación del aparcamiento de plaza Cataluña, que en lugar de dos de rotación y tres de residentes, ofrecerá dos pisos para cada perfil de usuario. Eso pese al interés insistente de la constructora.
Pero no. Las decisiones se toman de otra manera a partir de las experiencias negativas. «Lo que queremos es conocer la demanda real antes de empezar a ejecutar la obra», explica Santano. «En El Pinar preguntamos al vecindario y el interés era alto. Cuando llegó el momento de comprometerse con dinero, ese interés bajó muchísimo. Así que ahora, antes de empezar, exigiremos el compromiso económico. Aproximadamente, un 20% del precio final».
No pretenden tener el parking lleno antes de empezar a construirlo. «Un 50%, un 60%, serían números razonables para que el aparcamiento empezara a hacerse».
Dunboa ha sido el primer barrio al que se le ha planteado esta propuesta. La pregunta que indirectamente se está haciendo al vecindario es cuánto de grave es su problema de aparcamiento, hasta dónde están dispuestos poner de su parte por solucionarlo.
¿Qué pasará en el año 2085?
20.03.10 - 02:20 -
IÑIGO MORONDO

El sistema de compra de las plazas es uno de los grandes problemas de la oferta de aparcamientos que hace el Ayuntamiento. En nuestra sociedad, las cosas se compran para siempre. Lo de los 75 años, lo de los precios regulados a la hora de vender... no nos gusta.
Nadie sabe qué pasará dentro de 75 años. Probablemente se vuelva a prorrogar la concesión, aunque quizá los derechos adquiridos los hayan convertido en una propiedad como las de libre mercado. O quizá las recupere el Ayuntamiento y nuesrtos descendientes se sientan expropiados. Demasiadas dudas. ¿Por qué, entoces, este sistema sí atráe para adquirir VPO y no para conseguir plazas de aparcamiento de promoción pública? Las VPO son, sin asomo de duda, un chollo. Pero no se ve tan claro en el caso del parking. Por un lado, porque sólo es algo más barato que el libre mercado. Pero sobre todo, porque, por mal que digamos que está la cosa, aun pensamos en poder seguir aparcando gratis en la calle. Cuándo pregunté a un amigo que vive en El Pinar por qué no había cogido una plaza en el parking, me dijo que estaba esperando a ver si cogían los demás y así podría aparcar en la calle gratis y sin problemas.

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