Noticia publicada en Diario Vasco sección Bidasoa el viernes 4 de Marzo de 2011.
Hace unos cuantos años, cuando mi padre ya no era capaz de valerse por sí mismo, solicitamos una plaza residencial pero, después de estar 5 meses en lista de espera, tuvimos que ingresarlo en una plaza privada porque ni mi madre, ni mis hermanos ni yo, éramos capaces de cuidarle en las debidas condiciones. Desgraciadamente, a los 6 meses de ser ingresado, murió. Hace unos meses nos hemos encontrado con la misma situación con mi madre. No puede vivir sola y necesita tantas ayudas para cualquier cosa que decidimos ingresarla. Nuevamente, a la lista de espera y, finalmente, nos ofrecieron la posibilidad de ser ingresada en Zumarraga. No es lo que queríamos pero entre la nada o eso, decidimos hacerlo. Lleva 3 meses allí y aunque no tenemos ninguna queja, la distancia nos impide ir a verla todos los días y mi ama se queja de que nos echa de menos. Hace unos días, me encontré por los pasillos de la residencia con una vecina. Me sorprendió verla pero más cuando me enteré que la situación de mi madre, la de estar en una residencia a muchos kilómetros de Irun, no es algo particular nuestro sino que lo viven muchas familias.
Ante esta situación y después de todo lo que hemos tenido que sufrir estos años, me pregunto, ¿cuántos mayores "exiliados" de Irun tenemos? ¿Cuánto tiempo las familias vamos a tener que soportar esto? ¿Ya está pensando la Diputación en estas familias?
He tenido que escuchar a la Diputación durante muchos años que ya estaba trabajando en poner soluciones, que ya empezaba a construir, últimamente racaneándonos plazas. Sólo espero que cuando me toque a mi ir a una residencia, mis hijos no tengan que pasar por el mismo calvario que hemos tenido que sufrir nosotros.
pie de foto:Un anciano realiza ejercicios en la residencia Caser de Irun.
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