EUROPA SOCORRE A ESPAÑA
Una intervención suave pero dolorosa
España inscribe su nombre en la crítica lista de socios europeos rescatados con los avances de Irlanda como referencia
10.06.12 - 02:31 -
IÑAKI CASTRO | BRUSELAS.
España inscribió ayer su nombre en la fatídica lista de países rescatados. Aunque el salvavidas será bien diferente a los que la UE lanzó a Grecia, Irlanda y Portugal, el sello resultará inconfundible y doloroso. Durante toda esta semana, los medios de comunicación internacionales, especialmente los alemanes y británicos, atribuían al «orgullo» del Gobierno español la indecisión a la hora de reconocer una situación que no tenía vuelta de hoja. Ahora, una vez que se ha dado el paso definitivo, el país tendrá que convivir con una incómoda etiqueta que, eso sí, no es imborrable. Dublín, que ya transita por la senda del crecimiento, ha demostrado cómo se puede salir a flote relativamente rápido tras haber pedido auxilio a la UE.
El Ejecutivo de Rajoy estrenará una modalidad de rescate que no se había utilizado hasta ahora. El dinero de la zona euro sostendrá únicamente al sistema financiero, mientras que el Tesoro español continuará en solitario con sus emisiones de deuda para garantizar la solvencia de las cuentas públicas. En el caso de los otros socios amparados por un programa de asistencia, los fondos comunitarios cubren todas las necesidades del Estado. Grecia, Irlanda y Portugal tuvieron que aceptar el 'pack' completo porque los mercados les exigían unos intereses brutales, imposibles de sumir, una situación que se pretende evitar con la ayuda a España. De hecho, Luis De Guindos subrayó ayer su confianza en una relajación de las presiones sobre la deuda en los próximos días.
El Gobierno también se beneficiará de unas opciones que no se encontraban sobre la mesa en los anteriores rescates. A medida que la crisis ha ido avanzado y ante la presión de los mercados, los socios europeos han flexibilizado y ampliado las herramientas del fondo de rescate. Estas modificaciones, que se introdujeron en realidad con España e Italia en mente, abrieron la posibilidad de recapitalizar la banca sin tener que soportar una intervención total. Aunque en su momento no se entendió así, lo cierto es que se pusieron las bases para un rescate parcial con unas condiciones de supervisión limitadas. Se trata en la práctica de reducir el estigma del rescate y hacer la operación más llevadera.
La marca más evidente de un país rescatado es la 'troika' formada por la Comisión, el BCE y el FMI. Este trío acude cada tres meses a un país para evaluar el cumplimiento del contrato. Los inspectores internacionales verifican si el Gobierno ha aplicado los ajustes y reformas asociadas al rescate. Si su valoración es positiva, recomiendan al Eurogrupo que desembolse un nuevo tramo de las ayudas. Todavía se desconocen los detalles exactos de la misión que se enviará a España, pero se espera que tenga un funcionamiento similar aunque circunscrito al sector financiero que recibirá las ayudas.
Inestabilidad política
Pese a las comparaciones en el terreno de las ayudas, tampoco puede olvidarse que España encara un panorama bien distinto al de sus nuevos compañeros de club. En los tres casos, el rescate se vio amplificado por una crisis política en el país. Los gobiernos de Grecia, Irlanda y Portugal cayeron justo antes o después de lanzar el SOS machacados por los ataques de los especuladores.
La cruz del rescate, sin embargo, también puede ser una oportunidad para tocar fondo y empezar a ascender hacia la superficie. A diferencia de lo que sucede en Grecia, hundida en una crisis económica y política con aires de permanencia, Irlanda y Portugal pugnan por aprovechar su desconexión de los mercados para reactivar sus economías. El malogrado tigre celta es el gran ejemplo que inspira a la UE, muy criticada por la austeridad impuesta a los tres socios. Dublín, que también padeció una burbuja inmobiliaria, llamó a la puerta de sus socios en noviembre de 2010 por su falta de recursos para rescatar a la banca. Finalmente, se acordó un salvavidas de 85.000 millones, de los que al menos 35.000 se reservaron para recapitalizar a las entidades bancarias, ahogadas como en el caso de España por el ladrillo.
El PIB irlandés cayó un 7% en 2009, pero el rescate le valió para ir remontando. Dublín cerró 2011 con un crecimiento del 0,7%, un porcentaje que se ralentizará hasta el 0,5% este ejercicio. En 2013, las perspectivas vuelven a mejorar con una tasa de expansión cercana al 2%. El paro, que se duplicó hasta el 14% al principio de la crisis, ha entrado en una senda descendente gracias a las exportaciones y a la implantación de grandes multinacionales en el país. Los duros ajustes se están notando en el consumo interno, pero Irlanda mira al futuro con la cabeza alta y la etiqueta de rescatado cada vez más borrosa.
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