El comedor social recibirá a más de 50 personas el día de Navidad
El servicio municipal gestionado por la Fundacion RAIS abrirá este año por primera vez el 25 de diciembre. El centro inicia una nueva etapa, derivada del incremento de la demanda, con ampliación de horario en el punto de encuentro y aumento de plazas para comensales
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
El Comedor Social y Punto de Encuentro de Irun tiene como función principal cubrir las necesidades básicas de alimentación e higiene de las personas que se encuentran en riesgo de exclusión social. Pero este servicio municipal, gestionado por la Fundación RAIS, trata de cubrir, además, otras necesidades básicas: las afectivas y emocionales.
Nos encontramos en plenas fiestas navideñas, una época del año en la que la presión social para que seamos felices en familia alcanza sus cotas más elevadas y en la que las personas que malviven solas se sienten más vulnerables que nunca. Los centros sociales se convierten, sobre todo en Navidad, en puntos de referencia, en bastones sobre los que apoyarse para seguir caminando o, en el mejor de los casos, para tomar impulso y salir del agujero.
Por vez primera, desde su apertura en el año 2010, el comedor social, instalado en uno de los edificios del complejo del Antiguo Hospital, recibirá comensales el 25 de diciembre y, como no podía ser de otra manera, servirá un menú especial: «espárragos, langostinos, pudding de pescado, salmón al horno con verduritas y turrones variados». Hasta el viernes a mediodía, eran 55 los usuarios que habían comunicado su asistencia el día de Navidad. Sentadas a la mesa, habrá personas jóvenes y mayores, autóctonas e inmigrantes, asentadas en Irun y residentes temporales. La inmensa mayoría, solas. La inmensa mayoría, hombres.
«La Navidad nos revuelve a todos», dice Nadia Fabo, coordinadora del centro. «La soledad se remarca todavía más, porque parece que estamos obligados a juntarnos con la familia y ser felices. Pero muchos de los que pasan por aquí no tienen con quién reunirse». «O sí tienen, pero no quieren presentar su foto actual», añade Feli Goikoetxea, responsable de Intervención Comunitaria del Ayuntamiento.
La apertura del día de Navidad es solo una de las noticias de la nueva etapa que está a punto de iniciarse en el Comedor social y Punto de encuentro, derivada del incremento de la demanda de este servicio. A partir del 1 de enero, se ampliará el horario del centro, que ya no solo será de mañana (12.00 a 14.00). También permanecerá abierto por la tarde, de 16.00 a 19.00 horas.
Además, se incrementará el número de plazas del comedor. Si llegara el caso, podrá acoger hasta 90 personas cada día. Tres profesionales atenderán en todo momento el servicio, con la posibilidad de la incorporación de un cuarto, en función de las necesidades. «El horario de mañanas resultaba escaso en la actualidad para poder responder a la demanda», explica la delegada de Bienestar Social, Maite Cruzado. «De ahí la decisión de abrir por las tardes. El horario partido, en lugar de continuo, fue decisión de las propias personas usuarias».
Desde su apertura, en julio de 2010, se han servido en el comedor social un total de 57.391 menús. En 2011, utilizaron el comedor 86 personas; en 2012, acudieron 102 y en 2013, los usuarios fueron 154. Hasta el 1 de diciembre de 2014, han sido 182 las personas que han hecho uso del comedor social. La media diaria fue inferior a 30 usuarios de 2010 a 2012, pasó a ser de 43 en 2013 y alcanzó los 54 en 2014. «Son cifras que dan cuenta de las necesidades existentes, pero también son el reflejo de una de las respuestas que como administración local, la más cercana, podemos dar», añade Cruzado.
Otro tanto ha ocurrido con el punto de encuentro, donde la demanda también ha crecido. Este año, 475 personas han utilizado este espacio, que ofrece servicios de ducha e higiene, lavandería y zona de acompañamiento. El 'txoko del café', donde los usuarios desayunan, pueden leer el periódico o un libro, utilizar el ordenador y charlar un rato es el recurso estrella. Es aquí donde el personal que atiende el centro realiza sus intervenciones.
«El perfil más habitual de quienes vienen, es el de la persona en riesgo de exclusión», explica Nadia Fabo. «La crisis laboral le ha llevado a la crisis familiar y luego a la crisis amigos, que ya no le pueden prestar más dinero. No puede pagar el alquiler, empieza a dormir en locales compartidos, en un coche o en la calle. Son momentos en los que tienes que aupar a la persona, empujar su autoestima, poner una muleta para que no caiga en la espiral de la exclusión. No son personas muy deterioradas. Pueden salir».
«En estos cuatro años, se ha normalizado el uso del servicio», añade Feli Goikoetxea. «Al principio, cuando dabas a la gente un volante para venir aquí, te daba las gracias y lo rechazaba por miedo a ser vista. Había reticencia. Ahora ya no tanto. La gente necesita compartir, no estar sola un día y otro y otro. Supone mucho desgaste. Aquí encuentran a alguien que les escucha».
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