SOLE AGUIRRE Y KOLDO SALINAS PROPIETARIOS DE LA PASTELERÍA BRASIL DE IRUN
“Nos vamos tranquilos, con el listón bien alto y con muchas ganas de descansar”
La pastelería Brasil de Irun, un histórico en el mundo del dulce y en especial del chocolate, cierra mañana sus puertas. Sus propietarios, Sole Aguirre y Koldo Salinas , la han llevado a lo más alto.
XABIER SAGARZAZU - Martes, 30 de Diciembre de 2014 - Actualizado a las 06:08h
Sole Aguirre y Koldo Salinas, propietarios de la pastelería Brasil de Irun.
IRUN - Un cartel avisa, desde hace semanas, del cierre de la pastelería Brasil Irunen, en su local del número 62 del paseo Colón, la arteria principal de Irun. Cierre que se producirá mañana y que Sole Aguirre y Koldo Salinas, ambos de 65 años de edad, dicen afrontar “con total normalidad”.
La primera pregunta es obligada. ¿Por qué cierra Brasil?, ¿cómo afrontan este cierre?
-Cerramos porque a todos nos llega la edad de jubilarnos, y la nuestra llega ahora. Es algo que tenemos interiorizado desde hace tiempo y que nos hemos tomado con toda la naturalidad. Sabíamos que este día tenía que llegar y no somos de esos que quieren morir con las botas puestas. Nos vamos con mucha tranquilidad, con el deber cumplido con nuestra profesión y para con nuestros clientes, y habiendo dejado bien alto el listón.
¿No ha habido posibilidad de relevo al frente del negocio?
-La verdad es que no. Nuestros hijos se han encaminado por otros caminos profesionales, uno es médico y la otra trabaja en el mundo de la publicidad. Hace muchos años, cuando eran pequeños, les hicimos la pregunta de si algún día querrían dedicarse a esto, y dijeron que no. Lo guardamos por escrito y con fecha, para que siempre lo tuvieran en mente. También cabía la posibilidad de que alguien de nuestro equipo de trabajo diera un paso al frente para asumir la responsabilidad y el reto de llevar esto adelante, pero no ha podido ser así. Y lo entendemos, porque hoy en día, gestionar una empresa, en plena crisis económica y peleándose todos los días con mucho factores, no es nada sencillo.
¿Y no han tenido ofertas externas de alguien que quisiera hacerse con Brasil y seguir adelante?
-Es muy complicado traspasar un negocio como este, porque hay que cuidar de las dos patas, que son la atención detrás del mostrador y el obrador, la creación de nuevos productos, tratando de innovar y mantener unos estándares de calidad muy altos. Hay gente joven muy bien formada y con conocimientos que lo que necesita es tiempo para adquirir la experiencia necesaria. Pero en un momento con el comsumo a la baja, en crisis económica y con los bancos que no sueltan un duro para poder echar para adelante, es comprensible que no haya una persona joven que se anime a llevar las riendas de todo esto.
¿Van a hacer algo especial mañana, con motivo del cierre? ¿Qué harán a partir del jueves, cuando ya no tengan que venir cada día a Brasil?
-En principio, no tenemos pensado hacer nada especial por lo del cierre. El 31 de diciembre es uno de los días con más trabajo de todo el año y el de mañana, en eso, no va a ser diferente. Suponemos que al finalizar la jornada nos tomaremos una copa de champán o así. Y a partir de ahí, de entrada, lo primero que haremos, descansar y descansar, al menos durante un par de meses como mínimo. A partir de ahí, ya veremos. Pero desde luego, lo que haremos será tirar los relojes y vivir sin esa atadura y esa responsabilidad que es abrir un negocio cada día y pelearse para sacarlo adelante. Que conste que lo hemos hecho a gusto y con mucho cariño, pero también ha sido algo tremendamente duro y exigente. Nos toca ya descansar y disfrutar un poco de la vida.
¿Qué se llevan de toda esta vida dedicada a la pastelería y a la bombonería?, ¿y qué es lo que se han podido dejar en el camino?
-Nos llevamos una capacidad de sacrificio y un afán de superación en nuestro trabajo que ni imáginabamos tener dentro, cuando empezamos en esto. Y el aprender a convivir con los clientes y con un equipo de trabajo. Además de premios y reconocimientos. Y en todo ello, nos hemos dejado mucho tiempo, tiempo que no hemos podido dedicar a otras cosas. Pero el resultado global es positivo. Tuvimos en un momento la posibilidad de cambiar de oficio y no lo hicimos. Las decisiones, en esta vida, acaban llevándote por un camino descartando otros. No sabemos qué otra vida hubierámos tenido, pero nos vamos contentos.
Hablando de reconocimientos... ¿Sigue siendo la alta pastelería, como la de Brasil, hermana pobre de la cocina?, ¿por qué?
-Así es. Los pasteleros, al menos en este país, no hemos sabido vendernos tan bien como los cocineros. Pero hemos tenido la ventaja de poder adaptarnos y evolucionar mejor en tiempos de crisis, al tener menos cargas encima.
Gipuzkoando
Su txoko guipuzcoano favorito. Nos gusta mucho Zarautz.
Un monte. Jaizkibel, porque ver el mar desde allí es espectacular.
Un paisaje. Las vistas desde Aiako Harria son casi inigualables.
Una playa. La de Hendaia, por su amplitud. Es la mejor para evadirse, sobre todo en invierno.
Una fiesta. Los Sanmarciales. Siempre nos lo pasamos bien
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