Un paseo matutino para conocer el legado irundarra de Luis Vallet
El arquitecto Lauren Etxepare y el historiador Fernando García Nieto guiaron un variado grupo de 30 personas por las calles de la ciudad
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
Las efemérides son una buena excusa para conocer la historia. Este año, entre todas las que coinciden en Irun, se conmemora el 80 aniversario del incendio de la ciudad. En ese contexto, se ha escuchado a lo largo de este 2016 que durante siglos, esta fue una ciudad que con motivo de fuego, bombas o saqueos, se vio obligada a reconstruirse desde los escombros cada seis o siete décadas. Mala circunstancia para conservar legado arquitectónico antiguo, pero lo cierto es que lo hay, desde luego, anterior a la última destrucción, la del 36 por la Guerra Civil.
Ayer lo demostraron el arquitecto Lauren Etxepare y el historiador Fernando García Nieto, los dos irundarras que condujeron un paseo guiado por la ciudad para dar a conocer cinco edificios firmados por Luis Vallet Montano. La actividad se organizó con motivo del IX Congreso sobre Arquitectura del Movimiento Moderno organizado en Donostia por la Fundación Docomomo Ibérico y por el Colegio Oficial de Arquitectos Vasco Navarro, pero se abrió a cualquier persona que pudiera estar interesada en conocer parte del legado que el arquitecto irundarra dejó en la ciudad y aún se conserva.
El recorrido, con 27 participantes acompañando a los dos guías, comenzó en Villa Montano, «la casa en la que vivía Vallet, donde está guardado su legado. Una casa de estilo 'old english' con un entramado de madera orgánico, azul, muy bonito». Desde allí el grupo se dirigió a Villa María Luisa, el actual Conservatorio Municipal de Música. «Es la primera vivienda que construyó Vallet, casi sin experiencia alguna, en 1920. Fue un encargo de su tío, Salvador Etxeandia Gal, que le dio esta oportunidad y el supo aprovecharla bien». García y Etxepare detallaron que se trata de una «aplicación concienzuda del neovasco, con todas las características». En este caso, el grupo pudo entrar al edificio para ver su «escalera de madera, la claraboya y otras singularidades».
Primera villa racionalista
Sin salir de la zona de Mendibil, la casa del doctor Alberto Anguera fue la tercera parada, «un edificio racionalista de 1930; la primera casa unifamiliar de este estilo que hubo en Gipuzkoa». Los guías explicaron aquí la importancia de la cercanía con Francia en la obra de Vallet, cómo se aproximó a las novedosas corrientes que se extendía por el país vecino haciéndose con las mejores publicaciones y contactando con arquitectos del País Vasco francés. En la calle Francisco de Gainza se detuvieron en otra obra de Vallet, «que en Irun conocemos como 'donde estaba el restaurante Mertxe'». Vallet la construyó un año después que la anterior, «y aquí fue más osado, alejándose del blanco puro del racionalismo para irse a colores rojos y verdes».
El recorrido finalizó en la casa taller de Oteiza de la avenida Iparralde en la que Vallet participó. García y Etxepare tuvieron que responder, que no justificar, muchas preguntas sobre por qué se encuentra aún en tal mal estado.
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