Visita guiada a la mezquita de Irun
Alrededor de 200 personas frecuentan el centro de oración ubicado desde el pasado mes de mayo en la calle Pedro de Hirizar
La Comunidad Musulmana An-Nur celebra este fin de semana unas jornadas de puertas abiertas
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
«Lo desconocido siempre nos da miedo. Por eso celebramos estas jornadas de puertas abiertas, para que nos conozcan, para que los vecinos se acerquen y sepan quiénes somos. Cualquiera que entre será bienvenido». Así explica Hadj Touati, presidente de la Comunidad Musulmana An-Nur de Irun las razones por las que ayer sábado y hoy domingo, de 9.00 a 12.30, la mezquita de la calle Pedro de Hirizar recibirá a todas cuantas personas quieran visitarla. Alrededor de 200 musulmanes vecinos de Irun, Hondarribia y varias localidades del otro lado de la muga frecuentan desde el mes de mayo este lugar de oración que tiene su centro espiritual en La Meca y a Alá (con su profeta Mahoma) como pilar fundamental.
Nada más cruzar la puerta, nos encontramos con un amplio y luminoso local, de decoración sencilla. Paredes limpias, arcos lobulados, y un suelo cubierto de alfombras dispuestas en listas envuelven la sala de oración. No hay más muebles que una pequeña librería, un tablero con folletos informativos sobre el Islam, varias fotos de La Meca y una mesa sobre la que, al final de la visita, nos obsequiarán con té, pastas y dátiles.
Frases del profeta Mahoma, que no nos resultan ajenas, como «Alá no mostrará misericordia para quien no muestre misericordia con los demás» o «El fuerte no es el que vence por su fuerza, sino el que se controla a sí mismo de la ira» pueden leerse, destacadas, en las publicaciones dispuestas para la consulta. Más extraña nos suena la lectura de la cadena de profetas anteriores a «Muhammad», como «Adán, Noé, Jacobo, Abraham, David, Jesús y Moisés (la paz sea con ellos)».
Purificación y oración
La explicación «simplificada» que el guía nos ofrece sobre el paso de los musulmanes por esta vida terrena también nos resulta familiar: «Sumamos puntos positivos para el siguiente paso si hacemos obras buenas y negativos con las obras malas».
Antes de pisar la sala de oración, debemos descalzarnos y colocar los zapatos en la estantería situada junto a la puerta de entrada. No es para no hacer ruido, ni para tener los pies sobre la tierra. Es por la purificación, por la limpieza, un requisito imprescindible y previo al rezo, sobre el que nos ilustra Hadj Touati. «Antes de rezar, el musulmán tiene que limpiarse. El sitio donde va a rezar tiene que estar limpio, la ropa que lleva tiene que estar limpia y su cuerpo tiene que estar limpio».
Hadj nos conduce después a los baños de la mezquita, donde, además de los servicios habituales, encontramos dos pilas con otras tantas hileras de grifos bajos, en las que la comunidad hace sus abluciones. El agua debe pasar «tres veces» por la cara, la cabeza, las manos y los pies antes de que empiece el rezo.
La oración (azalá o salat), que el musulmán realiza cinco veces a lo largo del día, es el segundo de los cinco pilares del Islam. «El musulmán puede rezar en cualquier parte. No es obligatorio orar en la mezquita, si no se puede», comenta el guía. «Si estás de viaje o trabajando, puedes rezar en cualquier sitio, siempre en dirección a La Meca. Pero si se puede, se debe venir a la mezquita, en especial los viernes, que es nuestro día festivo. Ese día la oración en la mezquita es obligatoria».
A continuación, Hadj nos conduce hacia un panel digital situado al fondo, frente a la puerta de entrada. Es una especie de calendario-reloj, que marca los tiempos de la oración. A pesar de que el guía se expresa perfectamente en español, no es fácil retener los cinco momentos en los que un musulmán tiene que rezar. Los anotamos: al fajr (oración del alba); dhudr (oración del mediodía); al asr (oración de la tarde); maghrib (oración de la puesta del sol) y al isha (oración de la noche). Cada una de estas oraciones debe hacerse dentro de un tiempo predeterminado. «Con las nuevas tecnologías, es más sencillo saber los horarios», comenta Hadj, «En tiempos del profeta, los marcaba el sol».
Todas las oraciones se dirigen a Alá ('Al Lah', El Dios, en árabe). La profesión de fe en Alá es el primero de los cinco pilares del Islam. «El objetivo de la oración es salir de este mundo unos minutos y estar delante de Alá, en plena concentración, orando, recitando el Corán o escuchando al imán», explica el guía.
Caridad y peregrinación
El panel digital de la mezquita recogía ayer dos fechas: 5-11-2016 (la del calendario gregoriano) y 4-2-1438 (la del calendario musulmán). «Los musulmanes tenemos también un calendario lunar, que empieza cuando el profeta Muhammad tuvo que huir de La Meca en dirección a Medina por la persecución de sus adversarios», continúa Hadj Touati. Es éste calendario el que marca el Ramadán. El mes en el que los musulmanes ayunan desde que sale el sol hasta que se pone es el cuarto de cinco pilares del Islam y el más conocido por los no musulmanes.
El tercer pilar es «el zakat, la caridad». Se trata de «un sistema totalmente distinto al de los bancos», comenta el guía. «Podemos tener dinero en propiedad hasta un límite, a partir del cual cada año debemos sacar un porcentaje y entregarlo a gente necesitada. Eso significa que no podemos tener mucho dinero guardado. Hay que invertirlo y reservar cada año el porcentaje».
Hadj nos conduce, por último, hacia las fotografías de La Meca. La peregrinación al lugar sagrado es el quinto pilar del Islam. «Todo musulmán debe peregrinar una vez en la vida a La Meca, siempre que tenga medios para hacerlo y no tenga ninguna deuda». Nuestro guía no ha peregrinado aún, «por desgracia», pero no pierde la esperanza.
Con el té recién hecho concluye la visita a la mezquita de Irun.
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