Palmera Montero Gunea se abre para el uso público
Decenas de vecinos se acercaron ayer a la jornada de puertas abiertas del centro
- JOANA OCHOTECO
- IRUN
Despertando expectación, a juzgar por el número de personas que acudieron a la jornada de puertas abiertas, el Centro Palmera Montero Gunea abrió ayer sus instalaciones. El continente está terminado y el contenido se pone en marcha a partir de hoy. Las asociaciones que se instalarán en el edificio ya están realizando la mudanza y el espacio para personas mayores está listo para comenzar su actividad.
Esta última zona, en la planta baja. fue el punto de partida de la visita guiada que se realizó con las alrededor de treinta personas que fueron las primeras en visitar el espacio, ayer a las 11.00. El director del área de Participación, Javier Arranz, guió a los visitantes por el edificio. El área destinada a los mayores, en la planta baja, es una de las más amplias con sus 140 m2. El centro abrirá de 16.00 a 20.00 y cuenta con varias mesas, «que pueden retirarse si se organiza alguna actividad que lo requiera» y una zona con sofás para ver la televisión. El espacio «sigue el modelo de los centros de San Miguel y Belaskoenea, que está funcionando muy bien», explicó Arranz. La decoración elegida para las paredes del espacio para mayores llamó especialmente la atención de los visitantes: se han escogido fotografías y carteles antiguos de la fábrica Palmera y el matadero Montero. Esta sala cuenta también con una pequeña oficina destinada a la Asociación de Vecinos de Arbes.
En la planta baja hay también una sala polivalente de dimensiones similares al espacio de mayores, pero «configurada como si fuera un pequeño auditorio». No obstante, las sillas pueden retirarse o colocarse en una disposición distinta para dar a la sala «el formato que se precise». En principio, se ha optado por la estructura citada ante la demanda de espacios para acoger «charlas y conferencias». La primera tendrá lugar mañana mismo y será una sesión en torno «al consumo y cómo prevenir estafas por internet».
El tercer espacio de la planta baja está aún sin acondicionar: será la biblioteca de Mondragon Unibertsitatea, que se instalará en Palmera Montero en unos meses, y de la que podrá hacer uso también el público general. No obstante, como advirtió Javier Arranz, el contenido de esta biblioteca será bastante específico, en torno a los estudios que se imparten en el campus bidasotarra.
El resto del espacio que ocupará la universidad (aulas y administración) se encuentra en la primera planta. Allí hay también, además de aseos, tres salas polivalentes. La primera está «cedida permanentemente a la asociación Atzegi-Txolarte, que trabaja con personas discapacitadas y donde desarrollarán actividades didácticas y lúdicas». Las otras dos están disponibles para que otras entidades realicen actividades.
Al igual que en la planta baja, en el distribuidor de la primera hay también pantallas informativas que muestran el programa de actos que se desarrollará en el espacio.
Finalmente, en la segunda planta se ubica el 'hotel de asociaciones', con los locales de las once entidades que desarrollarán allí su actividad, además de una pequeña sala de espera. De distinto tamaño y luminosidad, las salas se han distribuido en función de las necesidades de los inquilinos. Algunas de ellas, como la Asociación Republicana Irunesa Nicolás Guerendiain, ya han comenzado con el traslado a su nueva sede.
El delegado de Participación Ciudadana, Pedro Alegre, afirmó que el centro Palmera Montero «quiere ser un espacio para todos los ciudadanos. Con la jornada de puertas abiertas comienza la actividad», tanto en el centro para mayores como en las distintas salas destinadas «al tejido asociativo de la ciudad».
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Primeras opiniones
Entre los primeros visitantes del espacio Palmera Montero hubo buenas impresiones pero también algunas sugerencias de mejora. María José Barral, de la AVV San Miguel, definía el edificio como «muy luminoso, y el sitio para los mayores está muy bien». «Espacioso y claro» eran los adjetivos elegidos por Ana y Marilén, integrantes de la Asociación Adiskidetuak. «Comparado con el local del que venimos, esto es una gran mejoría. Se ve que, con tantas asociaciones, va a haber movimiento». Entre las opiniones menos positivas, una ciudadana manifestaba «echar de menos una cosa: en centros cívicos de otras ciudades hay cabida no sólo para asociaciones, sino también para particulares. Aquí, si un particular quiere hacer algo para la ciudadanía, no puede a título personal sino que tendría que gestionarlo a través de una entidad. Eso puede ir en detrimento del uso por parte de la población», afirmó.
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