Se busca millonario en Irun
Poco se sabe del afortunado que ha ganado 25 millones en el Euromillón
Las dependientas de la Administración subrayan que el ganador puede ser «un cliente habitual porque ha rellenado el boleto a mano»
- IRAITZ VÁZQUEZ | IRUN
Lo que iba a ser una mañana de miércoles tranquila para la Administración de Lotería nº 7 del centro comercial Txingudi de Irun se convirtió en un ir y venir de curiosos y periodistas que convirtieron la jornada en «una auténtica locura» para las dos trabajadoras del establecimiento. El revuelo no era para menos. El sorteo del Euromillón del martes dejó un único acertante de 25.880.509 millones, el mayor premio para un solo boleto jamás repartido en la historia de las juegos de apuestas de Loterías y Apuestas del Estado en Gipuzkoa. El afortunado ayer aún era anónimo. «¿Sabéis quién es el ganador?», era la pregunta que más escucharon ambas y la respuesta en todo momento fue la misma: «En serio que no lo sabemos», decían con educación.
La noticia les cogió totalmente por sorpresa el martes por la noche a Mailu Laplaza y Cristina Calvo, empleadas de la Administración. «Estaba en casa tranquilamente cuando recibí una llamada del jefe diciéndome que habíamos repartido el Euromillón. Ni me lo creí», recordaba Laplaza.
A partir de ese momento el teléfono empezó a echar humo. La segunda confirmación le llegó a través de las notificaciones del DV, «entonces ya me lo creí», explicaba con una sonrisa de oreja a oreja. «A mí me informaron los amigos, me dijeron que habían visto la noticia en la web del periódico y desde entonces esto ha sido un no parar de curiosos, periodistas y personas» que se acercaba hasta la Administración para felicitarles por la lluvia de millones que han dejado en Gipuzkoa.
El gran enigma de ayer era conocer quién se había embolsado 25 millones de euros. Un misterio que no se pudo esclarecer pero las dos loteras dejaron algunas pistas. «Creemos que puede ser un cliente habitual», explicaban ambas. ¿Por qué llegaron a esta hipótesis? La respuesta para ambas es sencilla. «Porque ha hecho la apuesta a mano y nos lo ha entregado en ventanilla. Normalmente, si la gente que la hace es de paso lo suele rellenar en la máquina», respondieron. Por esta razón se sentían aún más contentas de haber «repartido todos esos millones a una persona que puede ser conocida», comentaron.
Entre los clientes de esta Administración de Lotería de Txingudi de Irun hay personas «muy diferentes», explicaba Calvo. «Al ser un centro comercial, hay mucha gente que viene a hacer la compra una vez a la semana y aprovecha para jugar, pero también hay quien viene expresamente hasta aquí, aunque nos comente que les viene mal. Al final, llevamos trabajando aquí dieciséis años y hemos hecho muchas relaciones». Otro grupo habitual de gente que suele acudir hasta la ventanilla del establecimiento suelen ser los camioneros. «Sobre todo los sábados», dijeron. «Como el fin de semana la frontera suele estar cerrada, son muchos los que pasan la noche del sábado cerca de la gasolinera que hay aquí», comentaron. Por lo que entre las hipótesis que manejaban ambas explicaron que «a lo mejor es un transportista que en estos momentos está trabajando en Europa y ni se ha enterado».
Eso sí, las dos loteras tienen un deseo en común, conocer al afortunado que se ha convertido en millonario de la noche a la mañana. «Aunque sea para darle los besos y saber quién es», explicaba Laplaza. Mientras entre risas ambas subrayaban que «aunque no sea un talón, nos haría mucha ilusión que nos trajera una caja de bombones. Si es del grupo de cliente habituales que tenemos, probablemente nos enteremos de quién es».
Cambio de dueños
Las colas de clientes que se formaron ayer al mediodía frente a la ventanilla de la Administración de Lotería no eran nada habituales para un miércoles. «Suele ser un día tranquilo pero hoy ha venido mucha gente». Y es que desde el primer momento notaron el bombazo que supone repartir un premio tan suculento. «La mayoría ha venido para jugar al Euromillón», reconocían. «Espero que me den suerte», señalaba un cliente nada más depositar su boleto. Mientras una botella de champán y cinco copas al fondo del mostrador demostraban que estaba siendo una jornada totalmente atípica para ambas.
Aunque es el montante de dinero más grande que han repartido en los dieciséis años que llevan trabajando en la Administración, para ellas el premio fue agridulce. «El sábado -por pasado mañana- es nuestro último día de trabajo. El establecimiento ha cambiado de dueños y vendrán otros empleados», comentaron aún con una sonrisa en sus rostros. «Es la guinda al pastel de todos estos años de trabajo», se consolaba Calvo. Mientras Laplaza era aún más realista. «Al final quien venga por detrás se va a beneficiar de la suerte que acabamos de repartir. A partir de la semana que viene seguro que comienzan a venir más clientes».
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