Tesoros en Peñas de Aia
El Museo Oiasso organiza visitas guiadas, para locales y visitantes, a las minas de Irugurutzeta y a sus hornos de calcinación Con cascos, linternas y un buen calzado, niños y mayores descubren las maravillas del entorno minero
Quedada en la puerta del Museo Oiasso. Todos listos para subir al Tren verde que conduce hasta las minas de Irugurutzeta. En el ambiente se perciben las ganas de conocer y explorar uno de los lugares más recónditos de Peñas de Aia. Mayores y pequeños lucen una sonrisa de entusiasmo por pasar un buen rato en familia. Lo primero al llegar, el casco y la linterna «nos vamos a poner todos un casco con linterna, así que no os preocupéis los que tengáis miedo de la oscuridad», apunta Itxaso Bikuña, la guía de la visita. «Se han encontrado 112 kilómetros de galería romana, pero nosotros vamos a entrar únicamente en la boca, no tiene ninguna dificultad».
«¿Estamos preparados?», pregunta la guía. Lo primero que se siente al adentrarse en la oscuridad es el brusco cambio de la temperatura. «Se mantiene todo el año, hace más bien fresquito. La media oscila entre los 13 y 15º grados». Aunque con las maravillas que se pueden observar, dentro el frío se olvida rapidamente. Paredes plagadas de minerales azules verdosos que dejan a todo el que pasa boquiabierto -«de aquí extraían cobre y calcio»- o bellas y delicadas formas geometricas que produce la naturaleza en el techo. «Eso de ahí parece un Batman», dice uno de los niños anonadado. Para sacar la galena, de la que obtenían plata y plomo, utilizaban la torrefacción, un sistema un tanto curioso que hoy en día es inimaginable. «Calentaban la piedra, echaban baldes de agua y con el contraste del frío y el calor la piedra se desquebrajaba. En ese momento, introducían el pico», explica Itxaso.
- Cuándo
- Las salidas son los jueves, viernes y sábados a las 11.00 para grupos y a las 17.00 para público en general, desde el Museo Oiasso. La duración es de una hora y media.
- Qué
- Visita a las minas de Irugurutzeta, donde se explican los diferentes minerales que se extraían de allí y cómo se trabajaba. Se completa con la batería de hornos. La entrada da derecho, una vez terminada la excursión, a visitar el Museo Romano Oiasso.
- Precio
- Los adultos pagan 5,50 euros, los niños 3,75 y es gratis para menores de siete años.
- Contacto
- Las personas interesadas pueden apuntarse llamando al teléfono 934 63 93 53.
«Seguimos hacia delante. ¡Cuidado los más altos con las cabezas!», señala la guía. «A medida que vamos entrando a una mina va faltando el oxigeno, pero tranquilos, a nosotros no nos va a pasar nada, porque hay unos respiraderos en la parte superior que nos permiten respirar sin ninguna dificultad. Os lo comento para que os pongáis en la piel de los mineros que trabajaban aquí hace 2.000 años, que tenían que estar nueve horas diarias en unas condiciones horribles».
Dentro de la mina, también se puede apreciar una de las vagonetas que se utilizaban para sacar los minerales al exterior. En algunos puntos de la pared, todavía queda la huella de los orificios que se hacían para colocar las cargas de dinamita para abrirse paso en la roca de la montaña.
La visita está pensada para que el público, ya sean inocentes niños o personas conocedores del tema, entienda a grandes rasgos el trabajo que hacían los mineros. «Sirve para ver lo que supone una mina. A veces es necesario y atractivo salir del museo, de esta manera la gente se puede poner verdaderamente en el papel de lo que se cuenta en la visita al Oiasso», cuenta Bikuña. Una manera diferente y atractiva de conocer cómo vivian los iruneses entre los años 79 y 200 de nuestra era, y una gran oportunidad para comprender el pasado histórico y arqueológico de Irun.
hornos de calcinación
Después de la experiencia de las minas, toca visitar los hornos de calcinación, una pieza fundamental en la minería local a partir del siglo XIX. «Todo este complejo estaba ligado a las minas». El enclave de Iruguru-tzeta ha estado bastante abandonado durante muchas décadas, aunque el Ayuntamiento de Irun lleva ya años trabajando para su rehabilitacion, consolidación y acondicionamiento. Es la mayor batería de hornos existente en Gipuzkoa y una de las más importantes del País Vasco. Así, es considerada por los expertos como una de las mejores muestras de patrimonio industrial en el territorio vasco, un monumento histórico industrial. «De los once hornos que llegó a haber en el lugar, hoy en día sólo se conservar nueve. Estuvieron hasta 1943 en marcha y podían alcanzar los 500º».
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