El Gobierno francés redoblará la presencia policial en sus fronteras a partir del próximo día de Todos los Santos, según ha comunicado a la Comisión Europea, tal y como obliga el Convenio Schengen. Los controles policiales regresarán a los tres pasos entre Gipuzkoa y Lapurdi semanas después del final de los Juegos Olímpicos.

El Estado francés ha echado mano de argumentos de sobra conocidos para justificar su decisión ante la Comisión Europea. Lo hizo hace escasos meses con motivo de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos, y lo vuelve a proponer para un periodo inicial que abarca entre noviembre y el 30 de abril de 2025.

En la notificación a Bruselas, el Estado francés defiende estar sometido a “graves amenazas a la política pública, el orden público y la seguridad interna” como consecuencia de “actividades terroristas de alto nivel, la creciente presencia de redes delictivas que facilitan la migración irregular y el contrabando, y los flujos migratorios que corren el riesgo de ser infiltrados por individuos radicalizados, así como los cruces irregulares en las fronteras del Canal de la Mancha y del Mar del Norte”.

Asimismo, París también pone el foco en la “creciente violencia entre los migrantes, en particular en las zonas costeras del norte, como Dunkerque y Calais, lo que da lugar a situaciones tensas y peligrosas que involucran tanto a los migrantes como a las fuerzas del orden; fronteras con Bélgica, Luxemburgo, Alemania, la Confederación Suiza, Italia y España (tierra, aire y mar)”.

¿Otro cierre del puente Avenida?

Esta última es la que afecta de lleno a Gipuzkoa, con dos pasos fronterizos entre Hendaia, Urruña e Irun, así como el servicio náutico entre Hondarribia y Hendaia. La última ocasión en la que se intensificó una presencia policial que no ha desaparecido fue con motivo de los Juegos Olímpicos de París, medida que ya se aplicó con la Eurocopa de 2016.

En la última década, las fuerzas de seguridad del Estado francés redoblaron la vigilancia después de los ataques terroristas. Años más tarde y con motivo de la pandemia, París decidió cerrar varios pasos fronterizos entre Biriatu y La Jonquera (Catalunya), y establecer férreos controles en los demás, como los de Irun.

Esta decisión provocó graves perturbaciones en el día a día de miles de personas que desarrollan su vida a ambos lados del Bidasoa. El Gobierno francés sumaría a ello una decisión inédita: cortar el paso del centenario puente Avenida en enero de 2021. En los próximos días se concretará si se volverá a cerrar a partir del 1 de noviembre.

Puente peatonal desde la inauguración del contiguo puente Santiago para el tráfico rodado a mediados del siglo XX, vivió su tercer cierre tras el motivado por la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Las vallas fueron retiradas en octubre de 2023.

Decenas de asociaciones y miles de vecinos denunciaron todos esos años que detrás de esos controles se encontraba más que una razón de seguridad, una política antiinmigratoria. Desde que se suicidara un joven eritreo que había intentado cruzar al Estado francés, alrededor de diez personas han fallecido buscando un futuro mejor en la orilla norte del río Bidasoa.

El propio Gobierno francés, en una cumbre de altísimo nivel en Barcelona entre Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, reconoció que buscaba una mayor implicación de la Policía española en su persecución contra los movimientos migrantes. Hasta tal punto que París respondió al enfado ciudadano de los Pirineos Atlánticos supeditando la reapertura del Puente Avenida a que España aceptara patrullas policiales conjuntas. Conviene recordar que hay una oficina conjunta entre policías de ambos Estados, así como la Ertzaintza.

¿Adiós a esta Europa?

Países como Suecia, Alemania, Dinamarca, Austria y Noruega justificaron en la escalada de Oriente Medio su decisión de reintroducir los controles fronterizos desde mayo. Esta medida, a la que se sumaron Italia Eslovenia en junio, se puede instaurar siempre con avisos previos a la Comisión Europea y al resto de Estados bien por eventos previsibles como el de Francia (Juegos Olímpicos y Paralímpicos) o amenazas graves.

Lo fija el artículo 25 del Convenio que suscriben los países firmantes. En él, el plazo máximo para los controles fronterizos no debe superar los seis meses, aunque las excepciones permite prórrogas.

Algo similar a lo que sucede con el artículo 28, que recoge escenarios que obligan a una respuesta inmediata, como una amenaza sanitaria (la pandemia) o terrorista (los atentados contra Charlie Hebdo y Bataclan), que autorizan a un estado a aplicar controles un máximo de diez días, que se puede alargar en periodos de 20 días hasta un total de 2 meses.

Un Schengen 'a medida'

Con la decisión del Gobierno francés, ya serán ocho de los 27 Estados miembro de la Unión Europea los que aplican algún tipo de restricción sobre sus fronteras. Conviene recordar que ni Irlanda, con una cláusula de exclusión voluntaria, ni Chipre forman parte de este espacio común al que sí están adheridos cuatro estados europeos ajenos a la Unión: Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

El Tratado de Schengen regula el tránsito de las conocidas como fronteras interiores, las de los Estados miembro entre ellos (frente a las denominadas como exteriores, con países no pertenecientes a la UE). Con su entrada en vigor en 1995, se ha convertido en una de las claves de la construcción europea, la que ahora mismo se encuentra en jaque.

Los países pertenecientes al Espacio Schengen

Los países pertenecientes al Espacio Schengen Parlamento Europeo

El día a día de casi 2 millones de europeos

El propio Parlamento Europe recuerda que una decisión como la de regresar al cierre de fronteras afectaría de lleno a la vida de millones de personas y a las economías europeas. 

Al igual que sucede en la muga entre Gipuzkoa y Lapurdi, el cierre total o las trabas en las fronteras afectarían en primera instancia a alrededor de 1,7 millones de habitantes cuyas vidas personales y profesionales giran en torno a las fronteras.

Como la que separa el río Bidasoa, otros puntos fronterizos europeos como Tui (Galicia) y Valença (Portugal); la del Benelux, las orillas del estrecho de Oresund entre Dinamarca y Suecia, o la eurorregión TriRhena entre Alemania, Francia y Suiza se verían afectadas. En total son cerca de 60 las eurorregiones que dan otro significado a la idea de las fronteras internas europeas.