Todos firmes. No han hecho falta multas. No se ha impuesto ninguna todavía, pero la campaña informativa iniciada este verano por la Ayudantía Naval del Bidasoa, dependiente de la Armada del Ejército español y el ministerio de Defensa, ha provocado que más de 250 personas aficionadas a la pesca hayan regularizado su situación y hayan solicitado la pertinente autorización para pescar en los kilómetros finales del cauce del río Bidasoa, prácticamente desde Endarlatsa hasta la desembocadura, e incluso en la bahía de Higer, un espacio en el que, según el convenio internacional firmado por España y Francia en 1959, sólo pueden practicar esta actividad los vecinos de Irun, Hondarribia, Biriatu, Urruña y Hendaia; y deben hacerlo además con un permiso especial expedido por la Armada española.

Los datos son incontestables. En 2023 pescaban con todas las de la ley en los últimos diez kilómetros del Bidasoa y en la bahía de Higer 104 pescadores, mientras cientos de ellos lo hacían de extranjis, sin que nadie les pidiese cuentas. La situación ha cambiado radicalmente y en la actualidad son ya 379 las personas que tienen licencias en vigor, según datos facilitados a NOTICIAS DE GIPUZKOA por la propia Ayudantía Naval del Bidasoa.

Un convenio firmado entre España y Francia hace 65 años sólo permite pescar a los vecinos de Hondarribia, Irun, Biriatu, Urruña y Hendaia

La campaña de difusión emprendida por este organismo militar para recordar la normativa aplicable en relación a la pesca en el río Bidasoa comenzó “a mediados del pasado mes de julio” y el “tríptico informativo se envió a los Ayuntamientos ribereños (Irun y Hondarribia), a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad (FCSE) del Estado, autonómicos y locales y también a la comunidad marítima (Cofradía de Pescadores y Club Náutico)”. 

Según fuentes oficiales de la Ayundantía Naval del Bidasoa, “todos ellos han colaborado en su difusión, en algunos casos a través su página web y en otros casos mediante la disponibilidad del tríptico en las respectivas Oficinas de Atención al Ciudadano”. 

Patrullas terrestres y marítimas

Además, “durante las patrullas marítimas y terrestres que periódicamente efectúa el personal de la Ayudantía Naval del Bidasoa en labores de vigilancia del cumplimiento del Convenio, también se han entregado el citado tríptico a todas aquellas personas que se encontraban pescando”. 

La mayoría de ellas desconocían que la licencia de pesca recreativa que expide el Departamento de Pesca del Gobierno Vasco no tiene ningún valor en este amplio espacio fluvial, ya sea con red o caña. 

“Desde que ha empezado la campaña no se han impuesto sanciones, sólo se ha efectuado difusión”

Ayudantía Naval del Bidasoa

Desde la Ayudantía, aseguran que no tienen datos sobre cuántos pescadores han podido estar ejerciendo la pesca sin licencia en este tramo, pero consideran “significativo” el aumento de solicitudes registrado, y más teniendo en cuenta de que “desde que ha empezado la campaña no se han impuesto sanciones, sólo se ha efectuado la difusión”.

Hasta 1.000 euros

Unas multas que pueden ir desde los 40 hasta los 1.000 euros y podrían llegar a doblarse en caso de reincidencia en el plazo de doce meses para las personas que estén pescando sin permiso, además de la incautación de lo pescado y del material empleado. 

 El runrún llevaba ya un tiempo entre los pescadores de la zona y saltó a la palestra pública hace diez días, después de que el diario el País le dedicase un amplio reportaje del que posteriormente se hizo eco NOTICIAS DE GIPUZKOA. 

La propia Ayudantía naval del Bidasoa desempolvase el viejo convenio firmado entre España y Francia el 14 de julio de 1959, en el que se regula la pesca en la desembocadura del río Bidasoa y la bahía de Higer.

La norma llevaba años sin aplicarse y podría considerarse un anacronismo. NO en vano, las multas iniciales que se contemplaban se establecieron en una horquilla que iba desde las 240 hasta las 1.440 pesetas, haciendo hincapié en que el pescado incautado se repartiría “entre los pobres” del municipio.

Comisión Internacional de los Pirineos

Pero lo cierto es que este convenio fue actualizado y validado por la propia Comisión Internacional de los Pirineos, en su XXXVII reunión, celebrada en Madrid en junio de 2004. La normativa, en esencia, establece que allá hasta donde llegan las mareas vivas, aguas arriba, casi hasta Endarlatsa, sólo pueden pescar los ribereños de la zona. La referencia es el mojón conocido como Txapitelako Harria que delimita la muga natural con Iparralde. Desde allí, aguas abajo, hasta la línea imaginaria que se traza entre el faro de Higer y la punta Tumbas del lado galo, ya donde el mar se hace grande, sólo están autorizados a practicar la pesca los vecinos de Hondarribia, Irun, Biriatu, Urruña y Hendaia.