Humanoides de campeonato
La Liga Nacional de Robótica de Competición Euskobot recaló ayer en Ficoba
- MARÍA JOSÉ ATIENZA
- IRUN
Nightmare es rápido, agresivo y bajito. No es fácil meterle mano. No hay tiempo de reacción. Uno detrás de otro, sus rivales van quedando fuera del tatami, casi sin darse cuenta. Pero resulta que en esta competición, Nigthmare tiene ante sí a un oponente de nivel. Se trata de Mad. Es mucho más lento, tranquilo y pesado que él, pero paradójicamente juega con la ventaja de no dejarse ver, de manera que puede actuar por sorpresa y pillar a Nightmare desprevenido.
No estamos hablando de un duelo entre luchadores, sino de uno de los retos entre robots que pudieron verse ayer en el auditorio de Ficoba, en Irun. Sobre el escenario y ante un público numeroso y entusiasta, se celebró una de las jornadas de la Liga Nacional de Robótica de Competición. Los equipos participantes (Gadget y Smith, ambos de Cataluña; CDCRobotics, de Madrid y Puma Pride, de Castilla La Mancha) estrenaron la novena temporada el pasado septiembre en la capital de España y después de pasar por A Coruña, Badajoz e Irun, viajarán a Málaga y Girona para terminar el próximo mes de junio, de nuevo en Madrid.
El ambiente en el que se desenvuelve este particular campeonato poblado de ingenieros, técnicos industriales, profesores y estudiantes, es distendido y alegre. A pesar de que la histórica rivalidad entre catalanes y madrileños se reedita en esta liga, ayer quedó claro que en robótica mandan la camaradería y la humildad para aprender los unos de los otros y para mostrarse cómo cada cual va perfeccionando sus ingenios.
Tres son las categorías en las que se disputa la competición: carreras, minisumo y humanoides. En la primera, toman parte robots diseñados para seguir una línea negra sobre un fondo blanco, a la mayor velocidad posible y adelantando a sus oponentes. Sobre el escenario y también a través de una pantalla, el público puede seguir la prueba y animar a su robot favorito.
La categoría de minisumo se disputa sobre un pequeño tatami. Los robots se colocan a un palmo de distancia y, una vez iniciada la competición, el objetivo es sacar del círculo al rival. Andreu Marsal profesor y constructor de Mad, ganador ayer en esta categoría, se mostraba satisfecho. «He trabajado mucho en él y ha dado resultado», decía. Mad partía con la ventaja de «no dejarse ver», que Andreu explicaba así: «Hay materiales que reflejan la luz mejor que otros. Los sensores que utilizan estos robots son ópticos, miden cuánto tiempo tarda en volver la luz y así miden también la distancia. Si haces un mecanismo para que esa luz no vuelva o rebote hacia otro lado puedes engañar al rival».
La tercera especialidad es la de los humanoides, los robots más espectaculares y simpáticos. También se colocan sobre un tatami y luchan con cabeza, tronco y extremidades hasta conseguir el derribo del rival. Mr. Smith, un catalán robusto y muy estable, se llevó la prueba.
Además de la competición profesional, varios estudiantes, entre ellos Xabier Berasategi y Fernando Muner, alumnos de Grado Superior de Electrónica de Don Bosco, presentaron sus robots. «Los hemos construido como proyecto de Grado y nos ha gustado ver a los profesionales», decían. «Aprendes de ellos porque tienen mucho nivel».
Precisamente, el principal objetivo de la Liga Nacional de Robótica de Competición es «enseñar lo que tenemos. Competimos para darle aliciente, pero el objetivo es enseñar y crear afición», señalaba Andreu Marsal. «Hemos creado materiales didácticos para que los chavales puedan descargárselos. Todo ese material está abierto en la red para quienes quieran utilizarlo».
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