Hondarribia adapta su pista para que Vueling continúe
Las obras de ranurado permitirán que los Airbus A-319 de la compañía mejoren su capacidad de fricción y frenado al aterrizar con lluvia
Las obras del ranurado de la pista del aeropuerto de Hondarribia, que permitirán mejorar el frenado de los aviones en caso de lluvia y volver a operar a los Airbus A-319 de Vueling, ya han comenzado. Aena adjudicó a mediados de septiembre los trabajos por un importe de 440.434 euros a la UTE formada por Proysesa y Díez y compañía, casi la mitad del precio de licitación. La remodelación deberá estar finalizada antes de que termine el año para que a partir de enero todas las aeronaves puedan operar sin complicaciones, una vez consumado en agosto el recorte de la pista.
Los trabajos de ranurado del pavimento mejorarán el drenaje del agua e incrementarán el coeficiente de fricción de los aviones al tocar tierra cuando llueva y la pista se encuentre mojada. Ante el recorte de 300 metros de la pista para ajustarse a los parámetros de seguridad que exige la Unión Europea, Vueling y Airbus requirieron a Aena que acometiera estos trabajos -que hoy visitará el delegado del Gobierno en el País Vasco, Javier de Andrés- para seguir operando en la terminal guipuzcoana.
El ranurado del pavimento, que consiste en estriar o acanalar la pista para mejorar la capacidad de frenado, podría abrir la puerta a nuevas actividades en el aeropuerto hondarribiarra, aunque hay fuentes que opinan que no solucionará todas las incidencias sufridas por Vueling hasta mediados de septiembre, cuando cambió de aviones. Los esfuerzos estos últimos meses se han centrado en conseguir que esta compañía siguiera operando su ruta. Y una vez logrado el objetivo, desde Ortzibia trabajarán para que el aeropuerto pueda operar nuevas rutas con esa u otras empresas.
Estas obras son un requisito indispensable para que el Airbus A-319 de Vueling que realiza la ruta entre Barcelona y Hondarribia pueda seguir operando en la terminal guipuzcoana. Una vez que las máquinas finalicen su labor, se comprobará si las modificaciones son suficientes para garantizar la fiabilidad -la ausencia de incidencias- en un aeropuerto cada vez más utilizado.
Tras finalizar las obras de recorte de la pista, Vueling empezó a sufrir las consecuencias y tuvo que cambiar de aeronave y operar su ruta con los ATR-72 de Air Nostrum. Esa circunstancia evitó desvíos, pero también ha conllevado más de un retraso y cancelaciones de vuelos por cuestiones operativas. Y es que según señalan fuentes conocedoras del funcionamiento del aeropuerto, las cinco aeronaves de las que dispone Air Nostrum para cubrir sus rutas en San Sebastián y en Melilla a veces no son suficientes para atender las 40 conexiones diarias programadas. Las instituciones vascas defienden que esta obra «garantiza la plena operatividad del aeropuerto en condiciones similares a las existentes anteriormente» y rechazan la ampliación.
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