Alrededor de 140 personas componen la Red de Acogida a los migrantes en Irun
Desde el verano trabajan para dar los recursos necesarios a las personas en tránsito que recalan en nuestra ciudad y que no pueden acceder a los servicios habilitados por el Ayuntamiento
Jon Aranguren y Amaia Oca, forman parte de la Red de Acogida que, desde el verano, en el momento en el que se visibilizó el problema de la llegada demigrantes en tránsito a nuestra ciudad, están trabajando para intentar paliar las necesidades básicas estas personas. La Red que en principio surgió con la colaboración de entidades como SOS Racismo o Adiskituak, entre otras, se ha convertido ahora en un grupo compuesto por cerca de 140 personas comprometidas y con ganas de ayudar. Su base de operaciones, el punto en el que se centraliza la atención a los migrantes, es el gaztetxe de “Lakasita”, situado en la calle Anaka. Allí se les atiende en sus necesidades básicas: se les da de comer, se les facilita un lugar en precario en el que dormir, se les ayuda para que reciban dinero de sus familiares, se les facilita información de todo tipo. Dan por lo tanto un añadido necesario al recurso puesto en marcha por el Ayuntamiento de Irun que se basa en las 60 camas de las que se dispone en el Albergue Martindozenea y en el servicio de desayuno, comida y cena. Desde la Red de Acogida, piden más implicación por parte de la institución más cercana y que no se escuden en la mesa interinstitucional para no dar un paso más y facilitar en todo lo posible, sin endurecer las condiciones de entrada, la acogida de estas personas.
Los migrantes que llegan a Irun, en la actualidad pueden quedarse en Martindozenea hasta 5 días de máximo y después se tienen que marchar. La mayoría buscan continuar su viaje a otros puntos de Europa, pero se están encontrando también con las devoluciones en caliente por parte de Francia. Aun así, terminan pasando y continuando su viaje y muchos de ellos, cuando llegan, establecen comunicación con la Red de Acogida para darles a conocer que han finalizado su viaje. A día de hoy, son aproximadamente unas 25 personas las queduermen en Martindozenea y otras 15 personas en “lakaxita” bajo un toldo, a las que se suman otras 10 que han pedido quedarse en Euskadi. Está claro que este problema ha llegado para quedarse y que es necesaria una comunicación y coordinación entre instituciones y entidades ciudadanas para dar una acogida digna a estas personas que llevan años viajando en busca de un mundo mejor.
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