Los médicos que nos ven a través del microscopio
Patólogos de 18 hospitales de la zona Norte celebraron ayer una reunión científica en el hotel Atalaia
No trabajan con pacientes, sino con microscopios y muestras de tejidos u órganos. Aunque no les conocemos, son ellos los que ponen nombres y apellidos a nuestras enfermedades y muchas veces, los que guían los tratamientos que nos sanarán o que aliviarán nuestro sufrimiento. Los patólogos, médicos especialistas en Anatomía Patológica, pasan largas horas solitarias en sus laboratorios, escrutando estructuras celulares, para intentar explicar el porqué de las dolencias. Una vez por trimestre, se reúnen para intercambiar conocimientos y compartir casos especiales o extraordinarios, que puedan servir de ayuda a los colegas.
Ayer, los patólogos de 18 hospitales de la Comunidad Autónoma Vasca, Navarra, Cantabria y Aragón se dieron cita en el hotel Atalaia para celebrar una nueva reunión científica de la SEAP (Sociedad Española de Anatomía Patológica). El anfitrión, en esta ocasión, fue el Hospital Comarcal del Bidasoa.
«Las reuniones nos sirven para saber que no estamos solos, para compartir e intercambiar conocimientos y para aprender, porque siempre hay alguno que sabe más sobre una cuestión u otra. Somos un grupo itinerante y permanente de formación continua», explica Jose Mari Arrinda, jefe de sección de Anatomía Patológica del Hospital Comarcal del Bidasoa.
Casos especiales
En las reuniones científicas, cada patólogo presenta un caso a los demás colegas. «Suelen ser casos raros o de diagnóstico difícil; algo que nos haya llamado la atención, porque no lo habíamos visto antes o porque aparece de forma extraordinaria. Son casos que pueden surgir en cualquier sitio, sea en un hospital grande o pequeño», añade Arrinda.
El 95% de las veces, el informe de los patólogos, después de analizar y estudiar las muestras, «coincide con el diagnóstico de los compañeros médicos que han examinado al paciente. Pero hay veces que nosotros vemos que lo que habían pensado que era un tumor maligno es una lesión benigna o al revés: que tras un diagnóstico bueno, se esconde algo que hay que tratar con urgencia. Ése es nuestro valor añadido».
Ver más allá de lo que otros han visto en una muestra mil veces examinada «es un cebo para los patólogos», afirma el médico del Hospital Comarcal del Bidasoa.
Más llá que los demás vieron los patólogos australianos Barry J. Marshall y J. Robin Warren, quienes demostraron que la principal causa de la úlcera péptica era unabacteria o el alemán Harald zur Hausen, descubridor del papel del virus del papiloma humano. Ellos fueron premiados con el Nobel de Medicina.
Jose Mari Arrinda destaca la brillantez y constancia de estos patólogos que han sanado a tantas personas y se aviene a relatarnos algún caso gratificante que le ha tocado vivir. «Al poco de empezar a trabajar en el Hospital Comarcal, ingresó un señor en tan mal estado que a las 24 horas de su ingreso, falleció. Se le hizo la autopsia y encontramos una enfermedad familiar, que debuta en personas de más de 60 años. Una vez visto aquello, se pudo hacer un tratamiento preventivo con los hermanos. Todos vamos a morir», dice el patólogo, «pero el fallecimiento de algunos es útil para los que quedan vivos y, en todo caso, para seguir investigando y conocer el porqué de la enfermedad».
No hay comentarios:
Publicar un comentario