JOSÉ MONJE, ARCHIVERO RECIÉN JUBILADO Y PRESIDENTE DE LUKT
«Hay pocos pueblos que tengan tanto interés por su historia como Irun»
Llegó a Irun con 23 años para pasar unos sanmarciales y se quedó a vivir. Desde 1981 ha estado al frente del Archivo Municipal
08.12.13 - 00:11 -
MARÍA JOSÉ ATIENZA | DIARIOVASCO.COM |
«He tenido la suerte de trabajar en mi hobby y además, me han pagado por ello»
«Conocer el pasado de un pueblo es fundamental para entender su vida actual»
Encontramos a José Monje sonriente, fumándose un cigarrillo, al pie del edificio de Ikust Alaia. Hace unos días que se ha jubilado, pero sigue frecuentando su centro de trabajo, porque es un curioso pertinaz, un lector irreductible y tiene varias investigaciones entre manos. Hace frío en la calle y ha salido sin abrigo. Una última calada al pitillo y regresa a la que ha sido su casa durante los últimos 32 años. Una vez dentro, José Monje repasa la historia última del Archivo de Irun, que es lo mismo que recordar su vida laboral. Pocas personas habrán hecho tantas cosas importantes para la ciudad, metiendo menos ruido que este archivero recién jubilado.
-¿Qué siente ahora, al entrar en el Archivo, ya sin obligaciones ni responsabilidades?
-Es extraño. Es una sensación rara. Ha sido mi casa durante 30 años, pero ahora siento como si tuviera que pedir permiso. Ahora soy una persona que está al otro lado del mostrador y tengo que venir en las mismas condiciones que viene el resto de la gente. Es raro pasar por delante de un despacho en el que tú has estado sentado hace dos días y decir: 'Hola, buenos días, vengo a hacer esto o lo otro'. Es raro aceptar que eres uno más. Tengo que mentalizarme.
-Desde fuera, vemos el Archivo como algo que hubiera existido toda la vida. Pero la documentación que guarda, que es mucha, hubo que ordenarla y registrarla en algún momento. ¿Cómo fue el principio?
-Fue terrible. Yo empecé a trabajar en el Ayuntamiento en el 78 y en el Archivo, en el 81, cuando sacaron la plaza de archivero, que había estado vacante un montón de años. El secretario del Ayuntamiento es el responsable del Archivo, pero siempre ha tenido una cantidad de trabajo tan grande, que durante muchos años, lo único que se hizo fue almacenar la documentación en distintas dependencias del edificio del Ayuntamiento. Cuando empecé a trabajar, me pusieron como ayudante a Cesáreo Murugarren, con el que hice un buen equipo. Durante los primeros años, los dos trabajamos en unas condiciones horribles. El lugar donde estaba guardada la mayor parte de la documentación tenía una altura de 1,70, así que teníamos que movernos por aquel depósito con la cabeza agachada. De hecho, como no nos cambiaban de lugar de trabajo, presentamos una reclamación y tuvieron que pagarnos un plus de penosidad. Había otra parte de la documentación repartida por las diferentes oficinas municipales, que hubo que ir recogiendo para centralizarla. Luego, en el desván, había cantidad de documentos del área económica hechos fardos, porque en aquella época no se daba importancia a la documentación económica, cuando resulta que es la más rica para sacar datos históricos.
-¿En qué condiciones de conservación encontró ese material?
- La documentación del desván, concretamente, estaba en unas condiciones lamentables. Gran parte de ella estaba medio podrida, porque un verano que estuvieron retejando el edificio del Ayuntamiento, llovió y se mojó. Cuando fuimos a sacarla de allí, tenía excrementos de paloma, carcoma, polilla..., bichejos de toda especie. El trabajo más difícil fue ver todo lo que había y hacer una descripción básica para localizar las cosas. Hoy en día se sigue trabajando en eso. Es un trabajo que nunca termina, porque en cada expediente tienes 20.000 datos. No puedes volcarlos todos en una base. Te morirías haciéndolo. El Archivo de Simancas tiene documentación hasta el siglo XVII y todavía hoy siguen volcando datos.
-¿Cuándo se instalaron en el edificio de Ikust Alaia?
- En el 85. Antes, estuvimos en un local alquilado, en la calle Bidasoa. Llegar a Ikust Alaia fue una maravilla, aunque ya desde el principio vi que en unos años la instalación se quedaría pequeña y así fue. Hubo que hacer una ampliación. Ahora está de nuevo saturada, aunque con el traslado de la Biblioteca a San Juan, quedará más hueco para el Archivo. Además, con las nuevas tecnologías y la digitalización, se pueden ir eliminando papeles de poco calado, lo que permitirá ganar espacio.
-Existe la percepción de que Irun es una ciudad muy interesada por su historia. ¿Es una impresión real?
-Sí, sí, es real. Irun es uno de los pueblos que más interés tiene por su historia. Si vas por otros pueblos de Gipuzkoa y comparas lo que hay en investigación histórica, verás que hay muy poco. Aquí, hay que destacar la labor que ha hecho Luis de Uranzu Kultur Taldea, la cantidad de artículos que ha publicado, la mayoría de ellos referidos a Irun. Y sigue habiendo mucho material. Una de las razones de la creación de la beca Serapio Múgica fue potenciar la investigación histórica del municipio. El Ayuntamiento siempre ha puesto interés en potenciar tanto la restauración, como la investigación, y la difusión de los fondos que hay y eso es muy importante, porque conocer el pasado de un pueblo y su evolución es fundamental para interpretar y entender su vida actual. Hay mucho movimiento en este sentido en Irun y la propia utilización del Archivo es una prueba de ello. Tenemos lo que llamamos 'clientes fijos' y gente que vino un día a buscar un dato, se ha enganchado y lleva años viniendo.
-¿Qué documentos destacaría de los que guarda el Archivo de Irun?
-Para mí, todos son importantes porque cada uno tiene una información valiosa para el investigador que busca esa información. Dicho esto, puedo citar el primer Libro de Actas, que empieza en de 1645; la Real Cédula de Exención de Jurisdicción de Irun con respecto a Hondarribia, es decir, la independencia de 1766; cartas de reyes como Isabel la Católica, Felipe II, Felipe III, Carlos II, Carlos IV...; o el primer documento que aparece escrito en euskera, que es una notita de una cuenta, pero que desde el punto de vista ligüístico es un tesoro.
-Hay un documento que usted dice que por sí solo justifica la existencia del Archivo.
-Es una carta de los años 60 a 70. Gracias a ese documento se consiguió que el Estado pagara la construcción de la presa de San Antón y la traída de aguas a Irun. Cuando el Gobierno quitó el peaje del puente internacional, porque hacía mal efecto para los turistas, el Estado se comprometió por escrito a financiar la obra civil que el Ayuntamiento considerara más importante, ya que con el peaje el municipio costeaba la construcción del puente. Hubo un juicio en los 80 y ese documento que aprobó el compromiso adquirido. Eso supuso un ahorro de varios miles de millones de pesetas para el Ayuntamiento de Irun.
-¿Con qué sentimiento de se despide del Archivo?
-La satisfacción ha sido total, tanto con la gente con la que he trabajado, que ha sido mucha, como con las diferentes corporaciones de distintas ideologías que ha habido a lo largo de todos estos años. Siempre me han dejado trabajar con independencia y jamás me han marcado una línea. Puedo decir que he tenido la gran suerte de tener un hobby, que es la historia, en el que he podido trabajar y, además, me han pagado por ello.
-Tengo entendido que todo esto le ha ocurrido porque, de joven, vino a pasar unos sanmarciales.
-Sí, vine con una amiga, con la que luego me casé, a pasar unos sanmarciales y desde entonces, nunca he tenido la intención de volver. Soy hijo de leoneses, nací en Zamora donde viví hasta los 9 años, después nos trasladamos a Valladolid, donde estuve hasta los 23 y luego vine aquí, donde me he quedado a vivir. Me siento un poco de todas partes y de ninguna. Es algo que no me importa demasiado. Solo se que cuando voy a Valladolid y llevo unos días, estoy deseando de volver a casa y mi casa está en Irun.
No hay comentarios:
Publicar un comentario