viernes, 17 de julio de 2020

«El resto de la familia somos la cabeza, pero Ane es el corazón de Iparra Txiki»

Noticia publicada en Diario Vasco,el viernes día 17 de Julio de 2020.

«El resto de la familia somos la cabeza, pero Ane es el corazón de Iparra Txiki»

Las cuatro habitaciones turísticas de Iparra Txiki Berri son un lugar familiar y con mucho encanto en el barrio de Anaka. / F. DE LA HERA
Las cuatro habitaciones turísticas de Iparra Txiki Berri son un lugar familiar y con mucho encanto en el barrio de Anaka. / F. DE LA HERA

Para ser turistas en nuestra propia ciudad o para los 'flaneurs' que nos visitan, tenemos un nuevo lugar en Irun

YLENIA BENITO* BIDASOANDV@GMAIL.COM
Existen dos suites en Costa Rica que son parte del fuselaje de un avión. Duermes suspendido sobre un árbol y rodeado de vegetación. En plena Patagonia chilena, existe un hotel dentro de una montaña. En Dinamarca, en el Lago Skanderborg, las habitaciones de un hotel son autónomas y tienen forma de lata de cerveza. Existen lugares increíbles como estos. Existen, también, lugares con encanto. Y luego, por último, están los lugares con encanto y corazón como Iparra Txiki Berri. El encanto lo pone el Irun más verde, unas vistas preciosas, y el corazón, Ane. Tiene diez años, baila ballet y es la mejor anfitriona que existe. A cada huésped le escribe una nota de bienvenida y le deja un pequeño obsequio. Un regalo que hace con sus propias manos. Sin duda, alojarse en Iparra Txiki Berri es como estar en casa rodeado de tu familia.
– 'Hola, soy Ane. Vivo en el piso de abajo'. Así empieza la nota de bienvenida más tierna que he visto nunca.
– (Risas) Me alegro de que te guste. La ha escrito Ane, mi hija. Ella escribe una nota a todos los huéspedes. ¿Ves? Esta está en francés, pero también las escribe en inglés. Dependen de dónde vengan. Y también les deja un regalo.
«Cada habitación tiene el nombre del monte que se ve desde su ventana»VISTAS
«De momento tenemos muy buenas críticas y gente que incluso ha repetido estancia»ACOGIDA
– ¿Un regalo?
– Sí, siempre les deja algo que hace ella. Una manualidad. Es muy manitas y siempre tiene un detalle con los clientes.
– No me extraña que la gente quiera volver.
– Si repiten también les deja una nota y un regalo. Y se intercambia regalos con los huéspedes. Ellos le dejan cosas. Ane está encantada y cree que se va a hacer rica con las propinas. (Risas)
–Quién sabe, tal vez los hoteles Ritz empezaron así.
– Pues no lo sé, pero tengo claro que aquí el resto de la familia podemos ser la cabeza pero Ane, sin duda, es el corazón. Nosotros llevamos la gestión, las cuentas, la limpieza... Y ella es el corazón de este lugar.
– Cuéntame cómo empieza a palpitar este lugar.
– Fue cuando yo me quedé sin trabajo. Yo he trabajado 20 años en una tienda de ropa. La verdad es que siempre me he rodeado de muy buena gente. Mis compañeras, Marijo y Leire, eran geniales. Cerró la tienda y al principio me lo tomé con tranquilidad. Ane era pequeña y decidí dedicarme un poco a ser ama. Incluso rechacé algún trabajo. El problema vino después. Cuando quise reincorporarme al mundo laboral, solo me rechazaban. Fueron días durísimos, no te voy a engañar.
– Iparra es norte, ¿dónde lo encontraste?
– Es curioso, pero en mi propia casa. Iñaki, mi marido, es del caserío Ipar Txiki que estaba aquí. Nosotros estábamos viviendo aquí y fue un amigo el que nos habló de la posibilidad de crear habitaciones turísticas. Entonces me di cuenta de que estaba en mi mejor momento y de que era el momento de emprender.
– ¿Y cómo montáis Iparra Txiki Berri?
– Pues casi casi con nuestras propias manos y todo de kilómetro 0. Aquí lo que no hemos hecho nosotros, se lo hemos encargado a alguien de cerca. ¿Quieres que te enseñe las habitaciones y te lo cuento?
– ¡Claro! Adelante.
– Tenemos cuatro habitaciones. Ahora solo está libre la suite, Zubelzu. Vamos.
– Zubelzu, ¿como el monte?
– Ah, sí. Cada habitación tiene el nombre del monte que se ve desde su ventana. Ahí está Aiako Harriak. Esa de ahí es Guadalupe. Y esta otra, Jaizkibel.
– Curioso, pero nada más entrar veo otras vistas.
– Sí, todas las habitaciones en su cabezal tienen una foto gigante con un paisaje de nuestro entorno. Se las encargué a Miguel Bojo, que está ahí abajo al lado de la Tahona. Esta panorámica, por ejemplo, es El Molino.
– El encanto de nuestro alrededor sin salir de la habitación. Buena idea. ¿Qué más?
– Todas las habitaciones tienen su baño propio. Mira, aquí ahora está Manolito limpiando. Así se llama la 'rumba' porque la que limpia soy yo. Siempre les digo que yo soy la 'kely' de Iparra Txiki Berri. (Risas) Más cosas. Junto a la nota de Ane, también, todas las habitaciones tienen una pequeña cafetera y dos bombones.
– Creía que no había restauración...
– No la hay. Bajas y en el barrio hay de todo. Pero aquí es solo, por si acaso, un café. Los bombones los ponemos por si a alguien no le gusta el café, para que se vaya con buen sabor de boca.
– Es imposible que nadie se vaya descontento de aquí.
– Pues estamos muy contentos. De momento tenemos muy buenas críticas. Las cuatro habitaciones están completas para lo que queda de verano y más. Hay gente que ya nos ha reservado para la Behobia. E incluso tenemos gente que ya ha repetido.
– ¿Repetir? Habéis abierto hace poco...
– Imagínate. Lo teníamos todo reservado para Semana Santa, pero... El 2 de junio, por fin, recibimos a los primeros clientes y ya ha sido un no parar. Hemos tenido catalanes, una valenciana majísima, Elvira, un chico de Pamplona que iba a correr una ruta de 800 kilómetros...
– Claro, aquí los clientes tienen nombre propio e historia.
– Bueno, yo intento ser amable y agradecida, pero también discreta. El cliente, si quiere, no tiene porqué cruzarse conmigo. La puerta de la entrada tiene una clave y las habitaciones otra. Con la clave entran y salen con toda tranquilidad. Nosotros estamos en otro piso, pero tenemos nuestra propia entrada.
– Habitaciones turísticas con corazón. Esto es un lugar con encanto.
– Estamos muy contentos, la verdad. Aquí colaboramos todos. Cada uno aporta su granito de arena. Esta zona siempre se ha llamado Iparra Txiki, pero como lo reformamos un poco, le pusimos Iparra Txiki Berri. Hay quien ya nos ha dicho: «no sabía que había un sitio tan bonito en Irun». Estamos felices con la acogida que estamos teniendo.

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