Noticia publicada en Diario Vasco,el domingo día 1 de Agosto de 2021.
«A mis alumnos siempre les digo que el francés les puede distinguir»
Esta irundarra con acento francés abrió hace un año en Irun una ventana al país vecino con su academia 'On y va!'Estibaliz Apezteguia Martiarena 'La prof' de francés
En la Calles Bertsolari Uztapide de Irun se ve la torre Eifell y es gracias a la academia de frances de Estibaliz./ F.DE LA HERA
¿Para qué nos vamos a engañar? Hay cosas que suenan mejor en francés. Ya lo decía Edith Piaf: «Il me dit des mots d'amour. Des mots de tous les jours. Et ça me fait quelque chose». Claro, la vida más rosa es 'la vie en rose'. Tampoco es lo mismo decir que un ladrón ha entrado en tu casa o que has conocido a Arsène Lupin. Lo esencial es invisible a los ojos, ya lo dijo Le Petit Prince. Y entendernos con quienes viven del 'autre côté' es esencial y muy práctico. Solo hay que cruzar un puente para estar en otro país y escuchar otro idioma, pero todo sonará mejor si antes cruzamos la puerta de la academia 'On y va!'. Allí, entre otras cosas, Estibaliz hace fácil el 'passé composé', te enseña que estar 'constipé' no es tener catarro y te pone de compañero de clase al 'Petit Nicolas'. ¿Para qué nos vamos a engañar? Hay cosas que suenan mejor en francés. Atreverse, lanzarse o buscar nuevas oportunidades también suenan mejor en francés. Se dice «on y va» y poco a poco la vida empieza a ser algo más rosa o a saber a croissant, queso o 'pain au chocolat'.
–Es pensar en el 'passé composé' y me entran sudores fríos, Esti...
–(Risas) ¡Pero bueno! No es tan difícil. Yo creo que incluso el presente es más difícil. También hay idiomas más difíciles que el francés...
PRÁCTICA«Me gusta hacer que los alumnos se den cuenta de por qué estudian un idioma como el francés»FRANCÉS«Alguna vez han reconocido de dónde vengo por el acento, aquí tenemos acento del 'sud-ouest'»
–¡Seguro! Y menos prácticos también, ¿verdad?
–Saber idiomas siempre es práctico, pero es cierto que viviendo aquí el francés es casi imprescindible. A mis alumnos siempre les digo que el francés les puede abrir muchas puertas y distinguir. Trabajo mucho con empresas y sé lo importante que puede ser.
–Pero merece la pena enfrentarse a ese 'pasé composé', ¿verdad?
–¡Por supuesto! Yo, aunque lo aprendí de pequeña, también me he tenido que pelear con el francés y con otros idiomas. No veas cómo es el alemán...
–Eso para otro día, cuéntame, ¿cuándo empezó tu relación con el francés?
–En el colegio. Todo ha sido gracias a mis padres, para ellos los idiomas siempre han sido importantes. Tenían unos vecinos que estudiaban en Francia, así que decidieron enviarnos allí a mis hermanos y a mí. Qué recuerdos... Fíjate que está aquí al lado, pero era toda una aventura. Nos pilló la época de la frontera y teníamos que ir cada día con el pasaporte colgado. ¿Te acuerdas?
–Bien sur! ¿Cómo era, una vez al otro lado, tener que hablar otro idioma?
–Bueno, a veces complicado y otras divertido. (Risas) Yo también he dicho que estoy 'constipé' queriendo explicar que tengo catarro y no significa eso. O también recuerdo una vez que le dije a mi madre que en el cole me decían que me exprimía mal. Allí son muy estrictos con la expresión y en las notas me ponían «elle s'exprime mal». Qué recuerdos. Lo cierto es que por mucho que aprendiéramos nunca dejábamos de ser 'les espagnols'.
–Tendrías una cuadrilla allí y otra aquí...
–Lo bueno de estudiar fuera es que te abre mucho la mente a la hora de conocer gente. Lo he comentado muchas veces con mis amigas: estudiar fuera nos hizo más sociables. Aquí tenía mis amigas en el barrio, pero era difícil porque los lazos más estrechos se hacen en el cole. Aún mantengo algunas amigas francesas y luego pues otras que, como yo, estudiaron también fuera.
–Ahora nadie te colocaría en el grupo de 'les espagnols', ¿a que no?
–Eso no, pero más de una vez han reconocido de dónde vengo por el acento. No se habla igual en París o en Hendaya. Dicen que tenemos acento del 'sud-ouest' y es verdad: los franceses de aquí tienen acentazo.
–¿Y cuándo decides ponerte al otro lado y enseñar francés?
–El gusanillo por la enseñanza me entró en la academia T.A. Français. Yo, en realidad, estudié traducción. Me veía traduciendo, pero con una amiga nos presentamos a unos exámenes de la Escuela Oficial de Idiomas y acabamos tomando unas clases en la academia. Ahí fue donde del pupitre pasé a la pizarra de verdad. Ahí descubrí lo mucho que me gusta enseñar y me lancé a hacerlo fuera de clase también en empresas. Es un mundo muy interesante y en el que el francés te puede distinguir.
–Y ahora, desde hace un año, lo compaginas con tu propia academia...
–Sí. Mi familia y mis alumnos siempre me habían animado a montar mi propia academia, pero era algo que me daba mucho vértigo. El año pasado, justo después del confinamiento, dando un paseo me dije: «¿por qué no?». Encontré este estupendo local en Arbes y me lancé. Por eso se llama 'On y va!'. Es lo que escuché en mi cabeza. (Risas)
–Te has rodeado muy bien en la academia. Buenos alumnos, Astérix, le petit Nicolas...
–Tengo alumnos estupendos, sin duda. Grandes y pequeños. Dentro y fuera de la academia. No me puedo quejar, hasta hemos organizado una biblioteca abierta con libros que me han regalado. Empecé con una mesa plegable del Carrefour y cuatro o cinco alumnos, pero muy contenta. Yo quería algo así, una academia familiar. En cuanto la situación mejore, quiero poner fuera anuncios de las actividades culturales del 'autre côté' y organizar alguna excursión. Me gusta que los alumnos se den cuenta de por qué aprenden un idioma.
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