Noticia publicada en Diario Vasco, el domingo día 8 de Agosto de 2021.
Fallece un inmigrante al tratar de cruzar a nado el río Bidasoa hacia territorio francés
Un segundo hombre que lo acompañaba ha conseguido alcanzar la orilla. La Ertzaintza investiga lo sucedido
Momento del traslado del cadáver./GARIGARAIALDE /BOSTOK PHOTO
El Bidasoa ha vuelto a convertirse en una trampa mortal para los migrantes que tratan de llegar a Francia. Este domingo se ha repetido la tragedia. Un hombre que pretendía llegar al país vecino ha fallecido cuando intentaba cruzar el río a nado, acompañado por otra persona. Esta última sí ha conseguido el objetivo, alcanzando la zona boscosa situada en la otra margen. El fallecido, sin embargo, se hundió nada más entrar en el agua y desapareció, siendo encontrado el cadáver más tarde enganchado a unas ramas, según informaron tanto los Bomberos forales como el Departamento de Seguridad.
El suceso, que ha tenido lugar hacia las diez menos cuarto de la mañana, fue observado por un testigo, un vecino de la zona que se tiró al agua para ayudar a los dos hombres a salir a tierra. Sin embargo, la fuerza de la corriente era tal que tuvo que volver a salir por sus medios para evitar ser también engullido por el río.
El tramo donde se ha producido la tragedia, la 'curva de San Miguel', es conocido porque en él se forman potentes rápidos. De hecho, es una zona muy utilizada por los practicantes del piragüismo y escenario del Descenso Internacional del Bidasoa.
Una vez que SOS-Deiak/112 conoció el suceso, puso el asunto en manos de un técnico de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco, quien de inmediato solicitó la presencia de un helicóptero de la Ertzaintza con equipos de buceo. También acudieron buzos de la Cruz Roja de Hondarribia y de los Bomberos, así como una dotación de la Unidad de Vigilancia y Rescate de Montaña y patrullas de Seguridad Ciudadana de la policía autónoma para recorrer la ribera.
Poco después, sin embargo, se informó de que el varón desaparecido había sido hallado en el río. Los Bomberos recuperaron el cuerpo y detectaron que se encontraba en parada cardiorespiratoria, por lo que comenzaron a realizarle de inmediato las maniobras de reanimación. Unos minutos después el médico de la ambulancia de Osakidetza certificó el fallecimiento.
La Ertzaintza ha abierto una investigación para conocer los datos de esta persona. A última hora de la tarde de ayer, Seguridad aseguró que continuaban las pesquisas para su identificación.
Este trágico suceso tuvo un precedente muy parecido el 22 de mayo, cuando los servicios de emergencia rescataron el cuerpo sin vida de un joven migrante que flotaba también en el Bidasoa, a la altura de la isla de los Faisanes. El fallecido también iba acompañado de otra persona, que sí logró llegar hasta Hendaia. El superviviente era un menor de 16 años que fue rescatado en la orilla francesa por vecinos del barrio de Joncaux, que le atendieron. Este adolescente fue devuelto a Irun por los gendarmes dos horas más tarde.
Días después del suceso se supo que la persona fallecida era Yaya Karamoko, un joven de Costa de Marfil de 28 años. DV se puso en contacto con su familia y pudo saber que Yaya trabajó de taxista y albañil con el objetivo de ahorrar dinero y viajar a Europa. «Su sueño era reducir el nivel de pobreza de la familia. Quería trabajar duro en Europa para sacarles adelante», contó su hermano Adam a este periódico.
Junto a Yaya había viajado también un sobrino. Los dos cogieron un avión hasta Dakhla, en el Sáhara Occidental. Allí se embarcaron en una patera. Estuvieron a la deriva cinco días. Alcanzaron Canarias el 16 de marzo. El 22 de abril, Yaya cogió un avión hasta Málaga. Y de allí cruzó la península hasta Irun, y ya no pudo avanzar. El 22 de mayo su cuerpo era rescatado sin vida del Bidasoa.
Identificación
La tragedia de mayo tiene nombre y apellidos, pero no la de ayer. La asociación de apoyo y acogida al migrante Irungo Harrera Sarea no tenía conocimiento de la identidad de la persona fallecida. Su portavoz, Anaitze Agirre, apremió a las instituciones a que investiguen porque «los cementerios de las fronteras se están llenando de muertos desconocidos, pero en origen hay familias que no tienen ni idea de si han llegado a destino o no. Es muy traumático que no haya un cadáver al que llorar. Ahora toca que identifiquen a esta persona y que contacten con esa familia».
Anaitze Agirre se muestra muy crítica con la situación en la muga. «Estamos en una ruta migratoria y la gente está muriendo porque no se les facilita el paso. En lugar de contar con una ruta segura entre Irun y Hendaia, lo que hay es una fosa». La portavoz de Irungo Harrera Sarea afirma que teniendo en cuenta «las medidas de control migratorio y las devoluciones ilegales que se producen a diario, hay grandes posibilidades de que la gente se desespere y opte por cualquier vía». Agirre explica que desde la asociación se les dice a los migrantes que no traten de pasar el río. «Lo que ocurre es que les puede parecer una tontería. Llegan aquí y piensan que si no les ha parado el Atlántico, cómo les va parar el Bidasoa, pero acaban cayendo».
Según datos de Cruz Roja, el viernes pernoctaron en el centro de acogida Las Hilanderas de Irun 84 personas, número que se había reducido el sábado a 63. La última semana de julio durmieron cada día en este recurso entre 24 y 54 personas.
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