Noticia publicada en Diario Vasco,el lunes día 9 de Agosto de 2021.
Decenas de personas denuncian en Irun la muerte de un migrante el domingo
El alcalde José Antonio Santano subraya que «aquí hay una política migratoria europea, que es la que tiene que cambiar»
Una vista de la concentración en la Plaza San Juan./IÑIGO ROYO
Decenas de personas han tomado parte este lunes por la tarde en la concentración convocada por la red ciudadana Irungo Harrera Sarea en la Plaza San Juan de Irun, para denunciar la muerte este pasado domingo de un migrante en el río Bidasoa, suceso que sigue investigando la Ertzaintza. Se trata de la segunda muerte en tres meses en este río, tras la del joven marfileño Yaya Karamogo, el 22 de mayo, cuando trataba de llegar hasta Hendaia.
En el acto se encontraban los alcaldes de Irun y Hendaia, José Antonio Santano (PSE) y Kotte Ezenearro (PS), respectivamente. Ambos han asegurado que trabajarán conjuntamente para evitar nuevas muertes de migrantes en la muga y para que no se repitan situaciones tan dramáticas.
Santano ha subrayado que «aquí hay una política migratoria europea, que es la que tiene que cambiar, y la coordinación entre los estados tiene que enfocarse de otra manera para evitar situaciones como esta que hemos vivido, especialmente en este caso de España y de Francia». En este sentido, ha apuntado que «lo que está sucediendo en el paso de frontera, --en esto hay que ser claro--, es lo que está llevando a que se busquen fórmulas para pasar que ponen en riesgo la vida de las personas y, al final, cuando te juegas la vida, a veces se pierde, y eso es la desgracia más grande que tenemos».
Por su parte, el primer edil de Hendaia, Kotte Ecenarro, ha pedido «responsabilidad a Europa» y que facilite el paso de los migrantes.
Durante la concentración varios participantes han colocado en el suelo flores y velas en señal de duelo. Estaban presentes pancartas con el lema en euskera «Bienvenidos, refugiados». Destacaba la elevada presencia de ciudadanos franceses en la Plaza San Juan. Un minuto de silencio ha puesto fin al acto de condena por la muerte del migrante el domingo en el Bidasoa. Los miembros de Irungo Harrera Sarea han agradecido el amplio respaldo ciudadano recibido.
Ediles del Ayuntamiento de Irun han participado en la concentración. El consistorio ha denunciado este lunes, a través de una declaración institucional aprobada por todos los grupos políticos con representación en la Corporación Municipal, la falta de políticas migratorias europeas para evitar el «drama humano» que termina provocando «situaciones desesperadas que llevan a personas a jugarse la vida y, lamentablemente, a perderla».
El Consistorio ha lamentado «profundamente» el fallecimiento este pasado domingo en aguas del Bidasoa de un hombre que trataba de cruzar a nado hacia la orilla francesa y ha recordado que se trata de la segunda muerte en tres meses en el río, tras la del joven marfileño Yaya Karamogo, el 22 de mayo, cuando trataba de llegar hasta Hendaia. Se ha colocado un crespón negro en la fachada del Ayuntamiento en señal de duelo.
Por todo ello, la Junta de Portavoces ha manifestado su «tristeza y dolor» ante la «situación límite» de jóvenes, que llegan a Irun, «buscando desesperadamente pasar la frontera y se juegan en ello la vida» y ha expresado su «apoyo, solidaridad y cariño» a los familiares y amigos del joven fallecido, al tiempo que se pone a disposición la ayuda municipal que sea necesaria.
Finalmente, ha anunciado que durante la jornada de este lunes se colocará un crespón negro en la fachada del Consistorio en señal de duelo y ha animado a la ciudadanía a sumarse a la concentración, convocada para las 19.00 horas de esta tarde en la Plaza San Juan del municipio guipuzcoano.
El Bidasoa, una trampa mortal
El Bidasoa se convirtió el domingo en una trampa mortal para los migrantes que tratan de llegar a Francia. Un hombre que pretendía llegar al país vecino falleció cuando intentaba cruzar el río a nado, acompañado por otra persona. Esta última sí logró el objetivo, alcanzando la zona boscosa situada en la otra margen. El fallecido, sin embargo, se hundió nada más entrar en el agua y desapareció, siendo encontrado el cadáver más tarde enganchado a unas ramas, según informaron tanto los Bomberos forales como el Departamento de Seguridad.
El suceso, que tuvo lugar hacia las diez menos cuarto de la mañana, fue observado por un testigo, un vecino de la zona que se tiró al agua para ayudar a los dos hombres a salir a tierra. Sin embargo, la fuerza de la corriente era tal que tuvo que volver a salir por sus medios para evitar ser también engullido por el río.
El tramo donde se produjo la tragedia, la 'curva de San Miguel', es conocido porque en él se forman potentes rápidos. De hecho, es una zona muy utilizada por los practicantes del piragüismo y escenario del Descenso Internacional del Bidasoa.
Una vez que SOS-Deiak/112 conoció el suceso, puso el asunto en manos de un técnico de Atención de Emergencias del Gobierno Vasco, quien de inmediato solicitó la presencia de un helicóptero de la Ertzaintza con equipos de buceo. También acudieron buzos de la Cruz Roja de Hondarribia y de los Bomberos, así como una dotación de la Unidad de Vigilancia y Rescate de Montaña y patrullas de Seguridad Ciudadana de la policía autónoma para recorrer la ribera.
Poco después, sin embargo, se informó de que el varón desaparecido había sido hallado en el río. Los Bomberos recuperaron el cuerpo y detectaron que se encontraba en parada cardiorespiratoria, por lo que comenzaron a realizarle de inmediato las maniobras de reanimación. Unos minutos después el médico de la ambulancia de Osakidetza certificó el fallecimiento.
Este trágico suceso tuvo un precedente muy parecido el 22 de mayo, cuando los servicios de emergencia rescataron el cuerpo sin vida de un joven migrante que flotaba también en el Bidasoa, a la altura de la isla de los Faisanes. El fallecido también iba acompañado de otra persona, que sí logró llegar hasta Hendaia. El superviviente era un menor de 16 años que fue rescatado en la orilla francesa por vecinos del barrio de Joncaux, que le atendieron. Este adolescente fue devuelto a Irun por los gendarmes dos horas más tarde.
Días después del suceso se supo que la persona fallecida era Yaya Karamoko, un joven de Costa de Marfil de 28 años. DV se puso en contacto con su familia y pudo saber que Yaya trabajó de taxista y albañil con el objetivo de ahorrar dinero y viajar a Europa. «Su sueño era reducir el nivel de pobreza de la familia. Quería trabajar duro en Europa para sacarles adelante», contó su hermano Adam a este periódico.
Junto a Yaya había viajado también un sobrino. Los dos cogieron un avión hasta Dakhla, en el Sáhara Occidental. Allí se embarcaron en una patera. Estuvieron a la deriva cinco días. Alcanzaron Canarias el 16 de marzo. El 22 de abril, Yaya cogió un avión hasta Málaga. Y de allí cruzó la península hasta Irun, y ya no pudo avanzar. El 22 de mayo su cuerpo era rescatado sin vida del Bidasoa.
Identificación
La tragedia de mayo tiene nombre y apellidos, pero no la de ayer. La asociación de apoyo y acogida al migrante Irungo Harrera Sarea no tenía conocimiento de la identidad de la persona fallecida. Su portavoz, Anaitze Agirre, apremió a las instituciones a que investiguen porque «los cementerios de las fronteras se están llenando de muertos desconocidos, pero en origen hay familias que no tienen ni idea de si han llegado a destino o no. Es muy traumático que no haya un cadáver al que llorar. Ahora toca que identifiquen a esta persona y que contacten con esa familia».
Anaitze Agirre se muestra muy crítica con la situación en la muga. «Estamos en una ruta migratoria y la gente está muriendo porque no se les facilita el paso. En lugar de contar con una ruta segura entre Irun y Hendaia, lo que hay es una fosa». La portavoz de Irungo Harrera Sarea afirma que teniendo en cuenta «las medidas de control migratorio y las devoluciones ilegales que se producen a diario, hay grandes posibilidades de que la gente se desespere y opte por cualquier vía». Agirre explica que desde la asociación se les dice a los migrantes que no traten de pasar el río. «Lo que ocurre es que les puede parecer una tontería. Llegan aquí y piensan que si no les ha parado el Atlántico, cómo les va parar el Bidasoa, pero acaban cayendo».
Según datos de Cruz Roja, el viernes pernoctaron en el centro de acogida Las Hilanderas de Irun 84 personas, número que se había reducido el sábado a 63. La última semana de julio durmieron cada día en este recurso entre 24 y 54 personas.
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