Noticia publicada en Diario Vasco,el martes día 26 de Abril de 2022.
«Podíamos haber saltado por los aires pero dan más miedo las amenazas»
Un desconocido da fuego a un coche de niño en un portal de Irun de madrugada, lo que alerta al vecindario ante «un posible ajuste de cuentas»
«El incendio apunta a un ajuste de cuentas» que sobresaltó de madrugada a una comunidad de vecinos de Irun y la dejó «con el miedo en el cuerpo». Alguien entró de madrugada en el número 2 de la calle Lope de Primaut y dio fuego al coche de niño que solía estar aparcado nada más atravesar la puerta. El fuego destrozó el portal, afectó a todo el tramo de escaleras y puso a prueba la resistencia del armario que protege las cajas de registro del gas. Por suerte, sus puertas aguantaron el calor. De otro modo, «los bomberos nos dijeron que podíamos haber saltado por los aires», coincidieron varios vecinos. El autor –o autores– grabó con un objeto punzante dos mensajes en la pared dirigidos a una persona del vecindario, en principio, un familiar de la niña a la que paseaban en el cochecito que ardió.
Los residentes en el edificio de cinco alturas –tres manos por planta y otras dos en el bajo– relataban con el corazón todavía encogido, ayer al mediodía, el sobresalto vivido durante la madrugada. El olor a humo, el manto gris que cubría suelo, barandillas, marcos, flores y plantas, así como los desconches y hollines en las paredes, les hacía tener bien presente la pesadilla de la noche anterior, cuando alguien dio fuego al cochecito, que quedó reducido a su esqueleto de hierro.
El supuesto autor grabó en los techos dos mensajes que parecían dirigidos a los propietarios de la sillita
Tras el susto, lo que inquietaba al vecindario ayer fueron los dos mensajes que podían leer en su portal, escritos con alguna navaja, destornillador o punzón. En uno de ellos, grabado en el techo justo antes de la vivienda donde reside el supuesto destinatario –25 escalones más arriba del fuego–, se leía la siguiente inscripción en mayúsculas, que venía precedida por el dibujo de una navaja:
«lo de verdad a lo cayao
entro donde sea
no saves bien lo mío
lo pego pero no dañamos a la menor xq...».
En una pared se leía un nombre propio. Nadie pudo confirmar si era el de su vecino –de origen extranjero– porque «están de alquiler y llevan poco tiempo aquí». El justo para que hace mes y medio los bomberos debieran apagar un fuego en su cocina, al parecer originado en una sartén.
Todo sucedió después de la medianoche. Josean, que vive en el segundo piso, aseguró que sobre las doce y media «oímos unos golpes, como unos portazos, pero pensé que sería algún vecino» y se acostó. Una hora después, uno de sus hijos despertó a la familia. «Nos dijo que olía a humo pero no era en nuestra casa. Abrimos la puerta y el portal estaba lleno de humo». Junto a su mujer y dos hijos, salieron «por si acaso», pero al llegar abajo «había ertzainas con extintores. Con el humo, no les veíamos pero nos mandaron para arriba». Al volver al hogar, «nos sonamos la nariz y todo era negro pese a que nos habíamos protegido la boca con pañuelos».
La Ertzaintza ha abierto una investigación y el vecindario teme que «pueda volver a pasar algo»
Según los vecinos, los ertzainas solo alertaron a las dos familias que residen en la planta baja. «A la una y media nos tocaron el timbre y nos dijeron que había ardido un cochecito y que abriéramos todas las ventanas de casa y nos quedáramos dentro», explicó Yolanda, que vive tres peldaños encima de donde estaba la sillita. «Lo que nos preocupaba era esto», aseguró tocando el armario del gas, pegado a su vivienda. «Si esto llega a haber cogido fuego no sé qué habría pasado». La mayor parte del vecindario se acabó despertando. «Cuando subíamos para casa me crucé con dos vecinas con sus hijas pequeñas y les dije que la Ertzaintza nos había ordenado volver adentro», relató Josean.
«Como en las películas»
Los bomberos movilizaron dos camiones –que no pudieron acceder hasta el portal por la estrechez de la calle– y un todoterreno. Fuentes del cuerpo confirmaron que «todo fue muy rápido, cuando llegamos habían extinguido el fuego con extintores. Había una gran humareda y nos encargamos de airear el portal y comprobar piso por piso que todo estaba en orden». En la quinta y última planta vive Saioa. «Pasadas la una y media» la despertó «un fuerte olor a quemado. Pensé que sería mi marido en la cocina pero ya vi que no. Abrimos la puerta y el humo era una pasada... Fuimos a bajar por si había que avisar a alguien pero a los tres metros no se podía respirar. Era como en las películas. Luego subieron los bomberos».
La Ertzaintza, que pasadas las tres de la tarde de ayer se personó en el edificio para terminar el atestado, ha abierto una investigación. La persona afectada puso una denuncia y el resto de vecinos se reunió a las 7 con la intención de interponer otra demanda. «Las amenazas dan miedo. No sabemos si puede volver a pasar y queremos que se tomen medidas».
No hay comentarios:
Publicar un comentario