AENA sigue adelante con el recorte de la pista del aeropuerto y adjudica la obra
La reducción de las dimensiones en 327 metros afectará a la operatividad de la plataforma
Los trabajos, que buscan cumplir con la nueva normativa de seguridad, comenzarán en semanas y estarían listos en agosto
- JUANMA VELASCO JMVELASCO@DIARIOVASCO.COM
- SAN SEBASTIÁN
No hay marcha atrás. La pista del aeropuerto de Hondarribia se va a recortar sí o sí. AENA sigue adelante con la hoja de ruta marcada -adelantada por este periódico en julio del año pasado- y acaba de proceder a la adjudicación de la obra que reducirá las dimensiones de la pista del aeródromo guipuzcoano en 150 metros en cada extremo, para cumplir con la nueva normativa de seguridad aérea. Este recorte acarreará una importante afección a la operatividad de las aeronaves que ahora aterrizan y despegan desde Hondarribia y, a medio plazo, podría poner en riesgo la viabilidad de la infraestructura como aeropuerto de vuelos comerciales. Las instituciones vascas y la propia AENA analizan fórmulas para, a pesar del recorte, tratar que la afección a la operatividad sea mínima y compañías como Vueling, que ha amagado con dejar de volar desde Hondarribia, se mantengan en el aeródromo guipuzcoano.
Porque la declaración de excepcionalidad con la que hasta ahora se ha operado en el aeródromo guipuzcoano ya no es suficiente para cumplir con la nueva normativa de seguridad aérea. Y la pista tiene que ser recortada antes del 31 de diciembre de 2017. Vista la disposición de AENA, el plazo se va a cumplir de largo.
Según fuentes consultadas por este periódico, la adjudicación de las obras del recorte de la pista se ha realizado esa misma semana. Los trabajos salieron a licitación en agosto del año pasado por 638.886 euros. Al concurso se presentaron ocho ofertas, de las que finalmente ha salido vencedora Etralux por un presupuesto base de 458.000 euros, es decir, con una baja del 28,31%.
Una vez adjudicados, los trabajos comenzarán en semanas y se prolongarán durante seis meses, por lo que estarían listos en agosto, si se mantiene el cronograma dispuesto.
Una vez terminada la obra de recorte de la pista de alrededor de 150 metros en cada extremo, la plataforma de Hondarribia pasará de tener los 1.754 metros de longitud actuales a 1.427 (se quitan 327 metros, debido a la forma no regular de la superficie).
El proyecto incluye la definición de la nueva geometría de la pista de vuelo y de los nuevos umbrales y extremos desplazados. Así, cada extremo de pista estará dividido en dos parcelas. La primera de ellas, de 60 metros de longitud, se destinará a las franjas de seguridad, mientras que la parcela de 90x90 restante se declarará área de seguridad de extremo de pista (Resa).
Entre los trabajos previstos por Aena, también se llevará a cabo una adecuación del balizamiento de la pista de vuelo a la nueva geometría, eliminación de toda señalización horizontal de la pista de vuelo y pintura para la señalización adecuada a la nueva geometría, y para finalizar, reposición de otros posibles servicios afectados como mangas de viento y estaciones meteorológicas en ambas cabeceras. Las obras en pista se llevarán a cabo en horario nocturno, no operativo, para evitar afecciones a las aeronaves.
Salvar la operatividad
Esta remodelación, de entrada, provocará que el aeropuerto pierda un 16% de la operatividad con la que cuenta hoy en día. El CRJ-200 de Air Nostrum -con 50 plazas- que realiza el trayecto entre Hondarribia y Madrid no podrá utilizar el aeródromo. El Airbus 319 de Vueling con 150 plazas podrá seguir operando en Hondarribia pero con «limitaciones de carga, por lo que tendrá que acotar el número de pasajeros», explicaron a este periódico técnicos de Aena. La compañía Vueling ya ha manifestado que, si se consumaba el recorte, abandonaría el aeropuerto de Hondarribia por esta limitación.
En cambio, el ATR-72, que supone el 60% de la operatividad de la terminal, no tendrá que soportar limitación alguna.
Con el recorte a la vista, los esfuerzos de las administraciones y de la propia AENA se centran ahora en salvar el máximo de operatividad de la pista, para que aviones como los A319 de Vueling puedan seguir operando en la pista sin una penalización de carga excesiva que le obligue a limitar la cifra de pasajeros, lo que podría hacer que la compañía se replantease su decisión de marcharse del aeropuerto.
El pasado mes de noviembre, tras una reunión en Hondarribia del Comité de Coordinación Aeroportuaria del País Vasco, AENA aseguró que estudia una fórmula que podría permitir mantener cierta operatividad o, por lo menos, no perder tanta. Según fuentes del gestor aeroportuario, «el pavimento actual de la pista, de prestaciones superiores a pavimentos habituales, podría ofrecer unas prestaciones para el frenado de las aeronaves que garantizarían el mantenimiento de la operativa actual de Vueling con el Airbus 319». Es decir, si se cumple esta hipótesis, los reactores de Vueling podrían seguir operando en el aeropuerto en condiciones de rentabilidad. Eso sí, queda pendiente saber si seguirían sufriendo algún tipo de penalización en la carga. Porque no es lo mismo viajar de entrada con 80 pasajeros menos que con 30.
Esta medida quedó pendiente del análisis por parte de un grupo técnico de trabajo, cuyas conclusiones se conocerán en febrero. Este grupo técnico de trabajo, en el que estarán representados AENA, Fomento y Ortzibia, estudiará además las propuestas de medidas que lleguen desde las instituciones vascas. Al respecto, el próximo viernes está prevista una nueva reunión del consejo de Ortzibia, en el que se abordarán esas soluciones técnicas y el inminente recorte de la pista. En su día, desde Ortzibia se trasladó a AENA la «solicitud de desviación de la especificación de certificación», una figura presente en la normativa europea que permitiría al aeropuerto no recortar la pista. No obstante, fuentes de la propia AENA y de AESA, la agencia de seguridad aérea, ya trasladaron a este periódico que esa opción no era viable.
Incertidumbres
Desde AENA recalcan que el proceso de certificación y los plazos del recorte de la pista siguen adelante porque el 31 de diciembre de 2017, fecha límite para cumplir la normativa, está a la vuelta de la esquina, de ahí que se encare la fase de obras con cierto margen.
Mientras tanto, el futuro del aeropuerto se mueve en el terreno de la incertidumbre. Los trabajadores del aeródromo temen por sus puestos de trabajo. Esta misma semana, representantes del comité de empresa del aeropuerto comparecieron en Juntas generales de Gipuzkoa para lanzar un «SOS» y reclamar que esta infraestructura «se mantenga tal cual está ahora». Según explicaron, tras el recorte de la pista, si deja de operar el A319 de Vueling, la plantilla «se verá recortada un 31%», y el resto de empresas encargadas de los servicios de cafetería, seguridad, etc, también se verían afectadas, en un «aeropuerto que es vital para Gipuzkoa».
Según sostienen los trabajadores, el Gobierno central «está dispuesto a invertir» en la ampliación del aeropuerto y a destinar «16 millones de euros para la ampliación en 200 metros de la pista». Eso sí, según recordaron, para ello «se necesita un acuerdo político interinstitucional» en Euskadi en torno a la ampliación de la infraestructura, algo que hoy en día no está en la agenda de las instituciones.
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