Un refugio que llega para quedarse
Desde el día 13 quien no tiene dónde pasar las noches, puede acudir a este espacio que sustituye al modelo anterior de hospedaje en hostales
La sala de conferencias del antiguo hospital se ha convertido en el albergue del Dispositivo de Frío
- IÑIGO MORONDO
- IRUN
La Semana Santa pasada, en la que el termómetro marcó en Irun temperaturas por debajo de los 4 grados, fue la primera ocasión en la que se aplicaba una variante sobre el modelo de Dispositivo de Frío que el Ayuntamiento activa, con 8 grados o menos, para que nadie tenga que pernoctar en la calle. Tal como estaba planteado cualquier persona que se viera obligada a dormir a la intemperie en noches frías, podía acudir a la Policía Local y solicitar una habitación en un hostal de la ciudad. En Semana Santa, la sala de conferencias del área de Cultura, en el antiguo hospital, se improvisó como albergue de la mano de Cruz Roja Irun. La experiencia fue tan satisfactoria que este invierno el sistema se ha implantado definitivamente.
«Cuando llegó el frío, activamos el Dispositivo como veníamos haciendo desde hace muchos años, con ese sistema de hostales que fue pionero en el territorio», recuerda el delegado de Bienestar Social, Sergio Corchón. Admite que tenía «deficiencias y debilidades, pero ha funcionado bien». Sin embargo, ante el anuncio de la ola de frío polar, «hablé con Cruz Roja Irun y les propuse poner en marcha el 'albergue' en la misma sala que en Semana Santa. Necesitábamos su ayuda, si no, era imposible», admite. En sólo 24 horas, la ONG confirmó que podía disponer de los medios humanos y materiales necesarios y el día 13, el viernes de la semana pasada, la sala sustituyó oficialmente a los hostales como respuesta para que nadie duerma en la calle si hace frío.
Cuando la previsión meteorológica es de 8 grados o menos «anunciamos en el Comedor Social y en la Unidad de Acogida de Bienestar Social que la sala se abrirá: ponemos carteles y los trabajadores informan también». Si la Policía Local ve a alguien en la calle, le habla de este recurso «aunque hacer uso del mismo es opcional, por supuesto», incide el delegado. «También es importante la colaboración ciudadana. Si un ciudadano ve a alguien en esta situación, que sepa que puede avisar a la Policía Local para que los agentes informen a esa persona».
Sin otros usos en la sala
El nuevo espacio se acerca mucho más a lo que la ley exige a ciudades del tamaño de Irun, pero además, hay dos aspectos clave para entender la mejora que supone. Por un lado, «está la posibilidad de ofrecer una intervención personalizada y directa que antes no existía»; por otro, siempre que vayan dentro del horario, permite a los usuarios acceder al servicio por su propio pie, eliminando la intermediación policial.
Inicialmente se pensó en compatibilizar el uso diurno habitual de la sala para reuniones y actividades de diversas asociaciones y entidades con su nueva condición de albergue nocturno, pero finalmente, «hemos decidido que no sea así», trasladando la que hasta ahora era su función a los nuevos espacios de Palmera-Montero Gunea, «que son más y más modernos», indica el edil. Prevé que a ese respecto «no va a haber ningún problema, aunque sí un día hace falta, se podrá utilizar».
El presidente de la asamblea local de Cruz Roja, Txema Pérez, admite que «el trabajo de montar y desmontar el dispositivo es inmenso, así que poder dejarlo de una noche para otra ha sido muy importante». Y al hacerlo, se han dado cuenta de que «para los usuarios que repiten, que son cerca del 80%, es importante llegar al día siguiente y ver que sus camastros están tal como los dejaron, que nadie ha tocado la manta ni nada. Les aporta una seguridad enorme».
Voluntarios muy preparados
El propio Pérez es uno de los 17 voluntarios de Cruz Roja Irun inscritos para relevarse en la atención de este servicio. «En principio es suficiente, pero si hiciéramos un llamamiento aún vendrían más, y eso sin contar que Cruz Roja Gipuzkoa está en la retaguardia por si acaso». De momento se están arreglando bien porque «cada noche se quedan dos. Son voluntarios y casi todos jóvenes, sí, pero es gente capacitada. Casi siempre hay al menos un técnico en Emergencia Sanitaria. Obviamente, si pasara algo grave, llamarían al 112, pero para atención básica están preparados». Destaca, por encima de todo, su motivación. «Ha sido gente que se ha apuntado porque ha querido. Decimos con demasiada facilidad que se está perdiendo el compromiso que la sociedad se ha hecho egoista. Lo cierto es que hay muchos jóvenes con una implicación social muy fuerte».
En este caso, su buena disposición viene «muy bien recompensada. No con dinero, sino con un gran aporte a su salario emocional. Es una experiencia única y muy enriquecedora. Están contentos. Uno de los que ha estado la última noche me ha preguntado al salir cuando le tocaba volver. Tenía ganas».
Según Pérez, la cuestión es que «se crea un vínculo. Nos respetan muchísimo, no sé si por el trato que les damos, por el emblema de nuestras ropas, porque pasamos la noche exactamente en las mismas condiciones que ellos o por todo». Los voluntarios llegan a las 20.00 horas «para preparar las cosas». Los usuarios se acercan por sí mismos a partir de las 21.30. «La sala está siempre a 24 grados, pero aún y todo los recibimos con una bebida caliente, café o leche, y unas galletas. Estamos allí con ellos, les llamamos por el nombre, nos relacionamos. Al que viene por primera vez le asignamos un camastro, le damos sábanas y mantas y le ayudamos a ponerse lo más cómodo posible».
A las 23.30, llega el momento de acostarse. A partir de esa hora, quien quiera acceder ya no puede hacerlo por sí sólo y debe llegar acompañado por la Policía Local. «Es una cuestión de mantener cierto orden y de respetar el descanso de quienes se han acostado ya», indica Corchón. A las 9.00 horas, de nuevo con bebida caliente y algo de comer, los usuarios salen de la sala que será repasada por los servicios de limpieza.
En el ADN de Cruz Roja
La idea del consistorio es licitar un contrato para la gestión de esta sala. «estamos trabajando en ello, pero los plazos administrativos son los que son y por más que lo estamos intentando, no sé si podremos hacerlo este invierno. Mientras tanto, tenemos que dar las gracias a Cruz Roja porque sin ellos esto no podría ser realidad», subraya el delegado. «En verdad», matiza Pérez, «sólo hacemos lo que somos, nuestra esencia. Una de nuestras obligaciones como institución internacional humanitaria es auxiliar a las administraciones en labores humanitarias. Aquí lo hacemos aplicando dos de nuestros principios más importantes: uno, intentamos aliviar el sufrimiento de las personas; dos, lo hacemos al margen del origen, la ideología o el credo»
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